Viaje a la Locura Parte 1

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Santiago de Chile, 2 de febrero del 2010

02:45 hrs.

La intensidad de las luces artificiales reflejadas en las brillantes paredes blanquecinas lastimó los ojos de Alejandro al instante de abrirlos, intentó buscar un lugar en el cual refugiar sus ojos del daño pero la luz era tan intensa que iluminaba cada rincón de la pequeña habitación sin ventanas en la que se encontraba, miró a su alrededor mientras la vista se le acostumbraba, estaba completamente solo << ¿Hola? >> dijo mientras forcejeaba con las esposas que mantenían sus manos en la espalda, probó un par de veces sin obtener una sola respuesta, la luz era demasiado intensa y la paredes brillantes le impedían concentrarse, aguzó el oído en busca de alguna señal pero el silencio era absoluto, solo el ligero zumbido de las luces interrumpía la sensación de sordera que aquella habitación provocaba.

Sus piernas estaban entumecidas y su garganta estaba bastante reseca, un intenso sabor a sal invadía su paladar y su traje aún estaba arrugado y mojado, su cabello estaba casi seco, pero el charco que había a su alrededor indicaba que lo habían rescatado del agua. Todo era muy confuso, el agente no podía recordar demasiado, solo una explosión y a Samuel cayendo a su lado.

Miro a su alrededor de nuevo, Samuel no estaba con él, la luz le lastimaba los ojos, así que decidió mantenerlos cerrados, la intensidad de la misma le estaba provocando jaqueca. La luz aun lastimaba pero al menos con los ojos cerrados era menos intensa, la carencia de la vista le permitió agudizar los oídos, el zumbido provocado por las luces era demasiado intenso no lastimaba el oído, pero pensar se volvía sumamente difícil.

Sentado en aquella habitación, sin poder moverse, ver ni escuchar, la desesperación comenzó a invadirlo, sintió como su corazón se aceleraba y su respiración se volvió irregular e intensa, podía sentir un vacío en el estómago y la tensión de sus músculos.

Quizás pasaron dos horas antes de que Alejandro escuchase una puerta abrirse y cerrarse de golpe, el agente no estaba seguro de haberlo oído en realidad, luego de un tiempo en aquella habitación, las cosas se volvían bastante confusas. Abrió los ojos un poco y pudo ver a un hombre de traje parado a su lado, llevaba unas gafas oscuras y una especie de tapones en los oídos, pudo sentir como lo tomaba por los brazos obligándolo a levantarse, el chico se puso de pie dócilmente, pero sus piernas cedieron de inmediato provocando que cayese de bruces en el suelo, el sabor de la sal marina se mezcló con férreo gusto de la sangre.

-¿Agente Bravo?- dijo el hombre con voz monótona- Soy el teniente Torres ¿sabe en donde esta?

Alex intentó responder, pero la garganta le dolía, era como si tragase navajas cada que intentaba articular palabras.

-¿Puede escucharme agente?- dijo el teniente de nuevo- ¿asienta si puede hacerlo?

Un leve movimiento de cabeza fue la única respuesta, Alejandro no sentía fuerzas para hacer algo más. Apretó los parpados con fuerza, concentrándose en la voz del teniente, en la cabeza de aquel hombre estaba todo lo que necesitaba, hizo un esfuerzo por utilizar sus poderes, pero una punzada en la cabeza le hizo desistir de inmediato, era como si tuviese un casco invisible sobre su cabeza, podía sentir como su poder quedaba atrapado dentro de la misma, fue entonces cuando el agente fue consiente de algo, durante todo el tiempo en el suelo de esa habitación, todo lo que había escuchado era silencio absoluto, ni un solo murmullo, ni un solo sonido, su cabeza siempre era un desorden, voces y voces se mezclaban en su cerebro a cada segundo y era necesario un esfuerzo sobre humano para mantenerlas fuera. Ni siquiera había escuchado al guardia mientras se acercaba a la puerta, sus poderes debían de estar siendo anulados, pero ¿Cómo? El rostro de Luzu le vino a la mente, lo más seguro es que pasaran días antes de que decidieran buscarlo, eso si el concejo se los permitía, su autonomía no duraría sin el para enfrentarse al concejo y lo más probable es que esos ancianos decidieran abandonarlo en venganza por su atrevimiento.

El Escuadrón (Vegexby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora