Rescate

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Paris, Francia, 04 de febrero del 2010

22:30 hrs.

El bombardero Z-400 "Destiny" era quizás la pieza de ingeniería más avanzada del planeta, con el tamaño de una cancha de baseball, el mortecino pájaro de metal color azabache podía surcar los cielos a una velocidad de más de 7,500 kilómetros por hora, a pesar de ello la velocidad era imperceptible para quienes se encontraban dentro de aquella mole del acero más resistente, había sido utilizada un par de veces para orquestar ataques sorpresa a grupos terroristas, sin embargo, la existencia del mayor logro de DAI seguía siendo un completo secreto para toda la humanidad.

El viento impetuosos golpeaba la majestuosa maquina en forma de "V" mientras avanzaba sigilosa y rápidamente por entre las densas nubes tormentosas, los rayos caían a los costados de la nave y de vez en cuando uno que otro golpeaba con la antena que tenía en la parte superior que servía para atraer los rayos hacia ella evitando que se estrellasen en algún lugar de la nave menos adecuado.

El agente Luzuriaga observaba con total seriedad al resto del equipo mientras el ave se conducía automáticamente, todos estaban sentados, con los cinturones abrochados en el amplio contenedor donde solían ir los misiles. Las cosas habían sido bastante duras desde que llegó el comunicado oficial de DAI, como líder del Escuadrón y por el bien de todos los integrantes, Luzu había tenido que acatar las órdenes del concejo sin reproche alguna, de esa forma, a pesar de las quejas y criticas de Guillermo y Mangel, el agente Luzuriaga había puesto de nuevo a todo el Escuadrón bajo las órdenes del concejo directivo de DAI.

El agente estaba seguro de que Alejandro no se aparecería ante ellos bajo ninguna circunstancia, y aun cuando lo hiciera, siempre podían hacerse de la vista gorda mientras fingían que no lo habían visto y lo dejaban escapar, pero aun con esas escusas, la mayoría de los miembros estaban molestos, no solo con Luzu, sino con todo el concejo. Pero aunque las acusaciones en su contra eran sin duda falsas, las decisiones del concejo eran irrefutables, las órdenes de DAI se obedecían, no se discutían, Alejandro sabía cuidarse solo, y tarde o temprano encontrarían la forma de ayudarlo.

DiCapita los había contactado aquella mañana, de alguna forma, Shatten y sus partidarios habían acorralado a uno de los miembros del concejo en su escondite en París, el hombre aseguraba que no había dado motivos para ser encontrado, pero Luzu creía que el anciano había salido de su escondite sin autorización, después de todo, parís era una ciudad irresistiblemente atrayente. Sus órdenes eran claras, debían extraer al hombre de forma inmediata y llevarlo a alguno de los otros refugios sin que Shatten pudiese interceptarlos.

La nave dio un salto debido al viento contrario sacando a Luzu de sus pensamientos, dirigió la mirada hacia los miembros de su equipo y una mueca de insatisfacción se apoderó de su rostro, estaban arriesgando su vida por los mismos que habían votado en contra de Alejandro, no le parecía justo.

-¿Por qué apostamos el trasero por ellos?- dijo Frank desde su posición, no parecía decírselo a nadie en específico, pero Luzu pudo oírlo con toda claridad.

-Es nuestro trabajo- respondió Luzu- somos soldados, seguimos órdenes.

-Creí que Alex era tu amigo- dijo Frank molesto- ¿Qué te hace pensar que no nos harán lo mismo a nosotros cuando ya no les sirvamos?

-Frank tiene razón- acotó Guillermo- seamos honestos, el único que velaba por nosotros en el concejo era Alejandro, sin el ahí, por fin nos hemos convertido en lo que ellos desean, Armas, objetos.

-DiCapita también vela por nosotros, siempre nos ha tratado como si fuésemos sus hijos- fue la respuesta de Luzu- esto es un error, solo eso.

-¿Un error?- se burló Frank- yo no creo que sea coincidencia que hayan quitado del camino al único obstáculo que existía.

El Escuadrón (Vegexby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora