CAPITULO 20

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 HERÓNIMO

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 HERÓNIMO

Sí, lo sé.

Pero respiren tranquilas.

No llevé a mi nena directo al altar después.

Aunque, reconozco que era mi plan C.

Una llamada a Dorian era suficiente, para que el aeropuerto y El Impala I estuvieran listo para mí.

Y rumbo a las Vegas...

¿Oigan, de ilusiones vive el hombre, no?

Pero, nop.

No era el caso ese, por mi pregunta final.

Era...lo titulemos, como la "fiesta" de nuestro compromiso a seguir.

Demás está decir, que festejarlo en un salón de uno de mi hoteles de 4 estrellas o en uno de gran categoría, me hubiera llevado no menos de 36h la organización con todas sus mierdas.

Pero conociendo a Vangelis, las fiestas High Society con cientos de invitados y en la cual conoces la cuarta parte, no es lo suyo, por eso no me preocupé.

Sin olvidad el servicio de comida gourmet que sería acorde a ese tipo de evento (porciones pequeñas y pintorescas con puro champagne) y un servicio como ese, en este momento, no llenaría los cuatro estómagos de mi rayo.

Sip.

Ella me odiaría para toda la vida.

Y no olvidemos, dos cosas importantes mías.

Uno.

Odio el tumulto, aglomeración o conjunto indeterminado de personas en un mismo lugar.

¿Lo recuerdan, no?

Y dos.

Paciencia, no es mi segundo nombre.

En estas casi 16h planeando y sin que mi nena advirtiera nada organizando.

Sufrí:

Aproximadamente 16 paros cardíacos por culpa de Rodo y su elección musical para el momento del ascensor, porque no se decidía por un puto tema de las preferidos de mi rayo a poner en el sistema de sonido.

La pasión de Vangelis®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora