HERÓNIMO
Sí, lo sé.
Pero respiren tranquilas.
No llevé a mi nena directo al altar después.
Aunque, reconozco que era mi plan C.
Una llamada a Dorian era suficiente, para que el aeropuerto y El Impala I estuvieran listo para mí.
Y rumbo a las Vegas...
¿Oigan, de ilusiones vive el hombre, no?
Pero, nop.
No era el caso ese, por mi pregunta final.
Era...lo titulemos, como la "fiesta" de nuestro compromiso a seguir.
Demás está decir, que festejarlo en un salón de uno de mi hoteles de 4 estrellas o en uno de gran categoría, me hubiera llevado no menos de 36h la organización con todas sus mierdas.
Pero conociendo a Vangelis, las fiestas High Society con cientos de invitados y en la cual conoces la cuarta parte, no es lo suyo, por eso no me preocupé.
Sin olvidad el servicio de comida gourmet que sería acorde a ese tipo de evento (porciones pequeñas y pintorescas con puro champagne) y un servicio como ese, en este momento, no llenaría los cuatro estómagos de mi rayo.
Sip.
Ella me odiaría para toda la vida.
Y no olvidemos, dos cosas importantes mías.
Uno.
Odio el tumulto, aglomeración o conjunto indeterminado de personas en un mismo lugar.
¿Lo recuerdan, no?
Y dos.
Paciencia, no es mi segundo nombre.
En estas casi 16h planeando y sin que mi nena advirtiera nada organizando.
Sufrí:
Aproximadamente 16 paros cardíacos por culpa de Rodo y su elección musical para el momento del ascensor, porque no se decidía por un puto tema de las preferidos de mi rayo a poner en el sistema de sonido.
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La pasión de Vangelis®
RomanceVangelis Coppola. Empleada de una de mis empresas. Mi rayo de sol. Mi nena. Simple, graciosa y algo torpe. La mujer a la que le pido casamiento y la muy cabrona, me rechaza. Sí. Sí, lo sé...porque mis propuestas apestan. Bonita. Testaruda. ...