Vangelis Coppola.
Empleada de una de mis empresas.
Mi rayo de sol.
Mi nena.
Simple, graciosa y algo torpe.
La mujer a la que le pido casamiento y la muy cabrona, me rechaza.
Sí. Sí, lo sé...porque mis propuestas apestan.
Bonita.
Testaruda.
...
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YO
Plata, blanco y rojo bermellón.
Son los colores que decidí para toda la decoración del jardín, pastel de boda, sillas y mesas con la gran carpa para la fiesta de casamiento y que se hará por la tarde en el gran jardín de nuestra casona en días.
Dejando a Marleane y Gloria con Hollywood en la decisión de las ubicaciones de mesas y los invitados, bajo el gran abedul en nuestro juego de jardín, subo las escaleras descalza hacia la habitación.
Riendo para mis adentros e imaginando la linda cara desencajada de Herónimo, cuando vea en el patio lo que le encargué días atrás a Collins.
El sonido de la ducha desde el baño con la puerta semi abierta invade la alcoba, mientras me deshago de mi remera de Mickey Mouse y mi short de jeans, caminando hacia él.
La gran mampara de vidrio empañada por el vapor del agua, juega con mi imaginación tras la figura desnuda y monumental de Herónimo del otro lado de ella.
Con una risita desabrocho mi sujetador y deshago de mis bragas, corriendo con suavidad la puerta de vidrio.
Mi jodido príncipe enjuaga su pelo y rostro de champú con sus manos, al sentirme dentro.
Y oh mierda...
Mole de casi 2m.
Pelo mojado.
Cuerpo dorado, musculoso y tatuado con ese paquete de seis como abdominales.
Y esa sexy y caliente V entre ellas, que te señala la gloria más abajo y como Dios lo trajo al mundo.
En vivo y en directo, cayendo agua sobre él.
Sin palabras...
Se sonríe, atrayéndome a él y al agua caliente cayendo.
Me envuelve, despejando mi pelo mojado de la cara con una mano.
- Hola, mi hermosa... - Susurra.
- Hola... - Digo yo, recorriendo con mis manos su pecho duro y tonificado.
