Vangelis Coppola.
Empleada de una de mis empresas.
Mi rayo de sol.
Mi nena.
Simple, graciosa y algo torpe.
La mujer a la que le pido casamiento y la muy cabrona, me rechaza.
Sí. Sí, lo sé...porque mis propuestas apestan.
Bonita.
Testaruda.
...
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YO
- ¿Y bien? ¿Qué les parece? - Digo a mi público presente, con mi vestido de novia puesto y girando sobre mi lugar en la sala del Pen.
Aunque tiene las modificaciones ya hechas, solo están sujetas por alfileres puestos por Hollywood, que sigue en el teléfono con mi futuro marido peleando y haciéndolo sufrir a su placer.
- Awww... - Sueltan a coro todas, inclusive Marcello muy emocionado.
- Debo decir, que realmente quedó mejor con la modificación. - Suspira Mel con las manos en el pecho. - Es tan dulce y muy sexy...
Y todas, aprueban al unísono.
Marleane me abraza emocionada.
- ¡Santo Dios! ¡Si hasta pareces una muñequita de vitrina!
Me miro al gran espejo frente mío, que un ayudante de Hollywood puso para nosotras.
Sonrío feliz.
Herónimo y su angina morirán, cuando me vea...
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HERÓNIMO
Marcia deja la lata de gaseosa donde señala mi pluma para Azul sentada frente mío y del otro lado de mi escritorio.
Le agradezco pidiendo que nadie moleste hasta la llegada de mi próxima reunión.
Azul trabajó un trimestre como pasante en el Holding, después de lo sucedido con la rabieta de Vangelis por ocupar su lugar, se la transfirió al piso de contabilidad.
