Vangelis Coppola.
Empleada de una de mis empresas.
Mi rayo de sol.
Mi nena.
Simple, graciosa y algo torpe.
La mujer a la que le pido casamiento y la muy cabrona, me rechaza.
Sí. Sí, lo sé...porque mis propuestas apestan.
Bonita.
Testaruda.
...
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YO
Con otra sonrisa se baja del coche y lo rodea para abrirme la puerta.
Una vez fuera, toma mi mano y caminamos por un sendero de piedras, pero para mi sorpresa, Herónimo no se dirige hasta las escalinatas que llevan a la puerta principal que está abierta de par en par.
Se detiene por un momento, para pensar y mirar el extenso jardín.
- ¿Qué? ¿No vamos a entrar? - Pregunto, mirando la puerta y luego a él.
Me responde sin dejar de mirar el parque, acomodando sus lentes.
- Créeme, nena...donde menos está mi madre, es adentro. - Tira de mi mano con suavidad y me lleva a través de los jardines.
- ¡Mamá! - Grita serio y buscándola con la vista.
Seguimos por el sendero y entre las plantas, sin darme tiempo a contemplar el paisaje y el jardín.
- ¡Por acá! - Le responde la voz alegre de Marleane desde el fondo.
Rodeamos una parte de la casa siguiendo su voz y a medida que avanzamos, se siente más voces y risas.
¿Más personas?
Miro a Hero con interrogación y me observa de reojo y las comisuras de sus labios se elevan, besando mi mano que lleva entre las suyas como respuesta sin dejar de caminar.
Mierda.
Pensé que era solo Marleane y no a ella con invitados.
La multitud nueva me pone nerviosa.
¿Recuerdan?
***EL AGRESOR***
Algunas espinas se adhieren a mi pantalón.
Maldigo en mi interior por la espesa maleza que hay y lo que tuve que dejar mi coche lejos del camino y de miradas entrometidas en un rescoldo y entre arbustos espesos.
