Capítulo IV

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*EN EL CENTRO DEL PUEBLO DE GORCA, SE ENCONTRABA LANCELOT...*

El caballero bajó de Canalla, le dio un golpe en la parte trasera y este, relinchando, se alejó de su posición. Con la visera puesta, Lancelot desenfundó su espada y caminó lenta y firmemente por el pueblo, topándose con pobladores de todo tipo y a cada uno, los ejecutó con Arondight, el nombre de su maravillosa espada. Se trata de la legendaria "espada del lago" que posee nada más y nada menos que Lancelot, el caballero del lago (se le llamaba así, por habitar en el castillo del bosque, junto al lago), se contaba entre todo el reino, que Arondight nunca perdía el filo, al contrario, con cada gota de sangre que se postrara en esa fría navaja, se hacía mucho más poderosa.

Era imposible que algún animal intentase defenderse o intentara enfrentar a Lancelot; en todo el reino lo conocían, aunque fuera solo por su nombre y leyendas, sabían la clase de "caballero-mercenario" que era, que papeles desempeñaba para Arthur.


El caballero oscuro siguió su marcha sin siquiera tomarse la molestia de mirar a quien mataba, no estaba capacitado para eso, no tenía la necesidad de hacerlo puesto que, no iba a tener impedimento o lastima si lo hacía; de vez en cuando, señalaba...

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El caballero oscuro siguió su marcha sin siquiera tomarse la molestia de mirar a quien mataba, no estaba capacitado para eso, no tenía la necesidad de hacerlo puesto que, no iba a tener impedimento o lastima si lo hacía; de vez en cuando, señalaba algunas casas y los dos jinetes que lo acompañaban iban y arrasaban con esa zona...así iban las cosas, poco a poco la gente solo decidió esperar en sus cabañas a que un jinete llegara y terminara con su tormento, muy pocos ya se encontraban corriendo por los senderos del pueblo intentando huir... lo que se comenzaba a admirar cada vez más, eran los cuerpo en cualquier parte tendidos entre la tierra.

La eriza se encontraba ya bastante exhausta de escapar, esconderse y deambular por el pueblo mórbido y destrozado en el que se estaba transformando Gorca. Lagrimas resbalaban por sus mejillas de pensar que todo esto era, para ellos, un castigo divino impuesto por el Rey Arthur...

—Rey, ¡¿Acaso esta es la forma en la que escuchas a tu pueblo?! ¡Qué clase de poderoso eres para castigar a los que te pedimos una respuesta de hace ya bastante tiempo!— gritaba la eriza con todas sus fuerzas mientras seguía buscando a su padre con la mirada inundada.

Ya no le importaba si llegaba un guardia o un jinete y la ejecutaba, ya no le importaba cuidarse las espaldas de eso, estaba dispuesta a aceptar ese cruel destino, pues al final el Rey estaba sellando aquello; eso, hasta que las palabras de su tía vinieron a su mente como vil pedrusco golpeando su cabeza:

  "...eres muy joven para quedar a morir aquí en vano..."

—¿Morir en vano? ¿Muy joven? —musitó cayendo de rodillas cerca de una choza, sobre la tierra ¿Acaso su tía le intentó dar ánimos en ese momento para que siguiera viva?

Seguía buscando mientras pensaba qué clase de señal le habrá querido dar su tía con esas palabras; sí, seguramente quería decirle que ella tenía otro destino, otro objetivo. Y luego de pensar en ello, Amy se armó de más valor y perseverancia para buscar a su padre y salir de ahí dispuesta a interponerse contra el Rey si eso significaba salir con vida.

No podía evitar sentir nostalgia cada vez que avanzaba más y más y se topaba con el pueblo ya completamente moribundo, sin gente, sin cabañas...sin nada. Gorca sería un pueblo más, olvidado y tachado en el mapa, recordado como un pueblo que conspiró contra el Rey sin ser eso verdad; no era la primera vez que eso ocurría, muchos pueblos fueron borrados así del mapa.

 Gorca sería un pueblo más, olvidado y tachado en el mapa, recordado como un pueblo que conspiró contra el Rey sin ser eso verdad; no era la primera vez que eso ocurría, muchos pueblos fueron borrados así del mapa

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Amy siguió su camino hasta toparse con una grata sorpresa. Talló sus ojos creyendo que tanto resplandor de fuego y humo la habían dado en la cara, pero no. Tenía ante sus ojos a uno de los más peligros caballeros conocidos en todo el reino: Sir Lancelot. Su cuerpo no se opuso; la eriza se desvió hacia la izquierda y corrió con todas sus fuerzas. Por minutos sólo pensó de manera egoísta y quiso escapar de ahí cuanto antes. ¿Cómo era posible que el Rey, tratándose de un pueblo marginado, enviara a tremendo caballero a causar desmanes? Mientras corría, intentaba creer lo que estaba ocurriendo...hubo momentos en los que bajó la velocidad de su andada y estaba a punto de dejarse caer, pero de repente, recordaba que tenía que seguir, que su vida no podía quedar ahí...tenía que sobresalir.

Mientras Amy se creía segura fue todo lo contrario: en el momento en que volteó ya escondida en unas rocas a los bordes del pueblo, pudo vislumbrar a tres jinetes que la estaban persiguiendo; galopaban fuerte y ya estaban a nada de encontrarla. La joven eriza se adentró a una cabaña un poco derrumbada, los jinetes rodearon la casa, Amy veía por las ventanas que los jinetes no dejaban de dar vueltas y vueltas alrededor del lugar cuando de pronto, un estruendo que parecía provenir de las maderas viejas de la casa hizo que la eriza, sin pensarlo, se escondiera debajo de una mesa que se encontraba en el recinto. En cuestión de segundos, la casa se vino abajo, para después, los jinetes prenderle fuego con la seguridad de que la dichosa eriza, no saldría viva de ahí.

Las horas transcurrieron, Lancelot a la expectativa de que todo había terminado y su objetivo se había cumplido ordenó a los diez jinetes prender fuego a todo lo que se pudiera y de inmediato se marcharan de vuelta al castillo, mientras él, echando un último vistazo, llamó a Canalla con un chiflido, enfundó su espada, lo montó y al instante, cabalgó de vuelta al castillo.

Una misión más había sido cumplida, un mandato más que a sangre fría, hubo de cumplir con éxito el caballero del lago.

Cuando te Tuve a mi Lado... (Shadamy) •|REEDITANDO|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora