El Malo Del Cuento [HunHan] *EN EDICIÓN*

1. Hermanito.

Luhan tenía tres años cuando Yixing nació. Era un niño inocente y se hallaba realmente emocionado por el suceso. Tal vez ya no se sentiría tan sólo cuando tuviera que quedarse en la casa de la abuela Min o de la tia Lia. Por desgracia, las cosas no fueron como el pequeño ciervo planeó. Su hermano era mimado y querido por toda la familia, pero él, poco a poco, dejó de importarles menos de lo que ya lo hacía.

Las ocasiones más traumáticas y que habían marcado y rasgado la infancia de Luhan más, eran 2. La primera fue aquella en que su hermano tenía cinco meses y él no probó bocado en todo el día porque sus padres simplemente lo habían olvidado. El mal recuerdo no se debía a la falta de comida, más bien era así porque su padre le dio una bofetada cuando intentó comer una cucharadita de la papilla que su hermano no había comido, gritándole que era un "egoísta insolente" y "un niño malo". El niño no entendía el significado de esas palabras pero lloró y lloró aunque a nadie le importaba.

La siguiente vez, fue un año más tarde, cuando su hermano se metió los deditos en la boca y vomitó su cena. Los padres creyeron que había ocurrido de la nada y alarmados se habían llevado al niño a la clínica. Dejaron al pequeño Lu sólo en casa hasta la noche del día siguiente. El pequeño tenía algo de fiebre, pero le aterraba que lo regañaran por estar enfermo, por ello había ingerido una de las pastillitas blancas que su mamá se tomaba cuando se sentía enferma. Cuando sus padres llegaron a casa, él estaba inconsciente, en medio de la sala. Con desinterés, le habían dado un vaso de agua y un poco de pan, luego a dormir.

Esa pastillita había arruinado el estómago del niño, quien tuvo que esperar hasta que le llevaran al médico, para el chequeo general, para que su dolencia fuese tratada. Por suerte -muchisima, a decir verdad- no se agravó demasiado.

La historia se repetía una y otra vez, Yixing era la prioridad y Luhan tenía menos importancia que el polvo que barrían a diario en casa. Fue entonces bastante normal para el hermano mayor comportarse arisco con su hermano. Luhan siempre lo golpeaba y lo alejaba de sí. Su padre lo amenazaba y su madre siempre estaba callada. A los seis años, Luhan ya podía justificar con muy buenos argumentos el porqué odiaba a sus padres, a su hermano y al resto de sus familiares.

***

Luhan casi lloró de la dicha cuando supo que sus padres planeaban darle una educación de élite a Yixing y a él lo llevarían a una escuela escalonada pública. No tendría que aguantarse al niño de mami y papi en sus días de escuela. Fueron doce años de felicidad para él, a pesar de las disputas que tenía con su padre y su hermano en casa, en la escuela era libre. Poco le importaba el desinterés de sus padres frente a sus notas perfectas en la escuela. Lo único con lo que era bastante cauteloso era su sexualidad, y por ende sus relaciones sentimentales, Luhan sabía de la repulsión de su familia hacia la homosexualidad y no quería darles otro motivo para ganarse una paliza de su padre. Aunque bueno, hasta su respiración era motivo suficiente para ello.

La delicada belleza de Luhan llamó la atención de mucha gente durante la escuela, incluso la de los profesores. A todo aquel que lo quisiera, lo dejaba estar con él. Desde los trece años usaba su uniforme bien puesto para cubrir sus secretos. Cualquier externo podía verlo como un estudiante ejemplar, poco común en su escuela de mala muerte, cualquier conocido le sonreía con picardía y lo seguía rumbo a los baños o el aula vacía más cercana.

Todo cambió en su último año de la escuela, pues se había enamorado de un compañero de clase, Kim Minseok, un coreano de mejillas regordetas que había sido transferido ese mismo año porque había creado bastantes problemas en su antigua escuela. Nadie se metió en su camino, de algún modo, todos sabían una parte de lo roto que estaba Luhan y que quisiera sentar cabeza, de alguna forma, enorgullecía a sus compañeros de la escuela.