Capítulo 8 -El problema de Olivia-

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Narra Olivia:

Cerré de un portazo la puerta de mi habitación. Instantáneamente las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. ¿Es que nadie lo entendía? Me tumbé en la cama y me tapé la cara con la almohada. Ahogando mis gritos y lágrimas.

No sé cómo, pero me dormí.

En el sueño, había una chica tumbada en el suelo. Alrededor de mí, todo The Academy Maxime ardía. Me acerqué a la chica tumbada, y observé su rostro. Miraba al cielo estrellado, con la mirada perdida. Un pequeño hilo de sangre salía por su boca entreabierta, y le caía por un lado. Estaba muerta.

Y entonces reconocí el rostro de la chica. Era una de las cuatro chicas que antes se me había presentado en el comedor.

No recordaba su nombre...

Pero entonces como un pequeño susurro lo oí. Como si el viento que soplaba en aquel sueño tuviese voz propia. Susurraba todo el rato el mismo nombre...

Claire Carter.

Abrí los ojos sobresaltada, y me incorporé en la cama jadeando.

Miré hacia la ventana, estaba atardeciendo.

Miré el reloj que había en la mesita. Mierda, eran las seis y media. Había quedado a las seis en la habitación 224, del edificio dos, la habitación de Daniel. Llegaba media hora tarde. Pero antes de salir, tenía que arreglarme un poco.

Estaba despeinada y tenía los ojos rojos e hinchados. Se notaba que lo había pasado mal llorando. Fui al baño y me eché agua en la cara, me sequé con una toalla. Finalmente, me miré en el espejo.

He tenido veces en las que estaba peor.

Cogí el cepillo y empecé a peinarme. Me eché colonia. Y me dirigí al armario, lo abrí, busqué un polo blanco nuevo.

-Has llorado. -Dijo una voz a mi espalda. Grité del susto. -¿Por qué?

Me giré, era Daniel, y estaba sentado en mi cama.

-¿Qué haces aquí? -Le pregunté sobresaltada. -¿Cómo has entrado?

-Pues llegabas tarde, y pensé que a lo mejor te habías perdido, o... que me habías dado plantón. Y he entrado por la ventana.

-¿Cómo... cómo que por la ventana? -Estaba más confusa que nunca. -¡Está muy alto! ¡Son tres pisos!

-Soy de un piso cuarto, y créeme, hay cosas que son difíciles de explicar, pero si ocurren es por algo. Confía en mí, si te digo que he entrado por la ventana. Aunque podría haber entrado por la puerta, ya que soy el único, aparte de ti, que tiene llaves de tu habitación.

Miré la ventana, estaba abierta, y antes cerrada. Le iba a tener que creer.

-Vale. -Dije al fin. -Te creo.

Y me volví a girar hacia el armario a coger el polo.

Pero derrepente las piernas empezaron a temblarme y me caí al suelo. Daniel corrió hacia mí, y me ayudó a levantarme, pero las piernas me temblaban. Me pasó un brazo por debajo de mi hombro y me ayudó a sentarme en la cama. Fue al baño, y me trajo un vaso de agua.

-¿Estás bien? -Parecía bastante preocupado.

-Sí. -Dije.

-Olivia, te has caído, y casi te golpeas la cabeza con el suelo. No te has tropezado, te has desmayado. No estás bien. ¿Te ocurre algo?

-Daniel te prometo que no me pasa nada. -Mentí fatal, pero pareció tragárselo.

-Vale... -Susurró Daniel. -Me ha dicho Isabelle que tenías un pequeño problema con la comida...

Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora