Capítulo 18 -Mentiras-

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Narra Juliette:

La noche se cernía sobre The Academy Maxime. Podía oír a los búhos, y algún que otro grillo. La lámpara de la mesa de mi habitación estaba encendida. Dentro de cuatro minutos sería las doce de la noche. Se supone que a esta hora ya debería estar durmiendo, pero no podía. Sólo podía pensar en George. ¿Qué había querido decir antes con lo de estar destinados?

No me habían dejado ir a hablar con Leslie, me lo habían prohibido, por lo menos hasta después de mi ceremonia de nargge.

Estaba leyendo el cuaderno que me había entregado Isabelle el primer día. Releyendo las normas.

'Está totalmente prohibido salir de los edificios a partir de las ocho de la tarde.' Se citaba en una de las normas. ¿Pero por qué? Siempre hay un por qué.

Me sobresalté al oír que alguien llamaba a mi puerta. Los golpes eran suaves y apagados, casi como si no quisieran hacer ruido. Miré en dirección a la puerta de mi habitación. ¿Qué hacía? ¿Abría o no? Se suponía que yo debía estar durmiendo. Los golpes cesaron.

Decidí en el último momento ir a abrir.

Abrí la puerta.

Y no había nadie. Miré a ambos lados del pasillo. No había nadie, estaba todo oscuro. Pero antes de cerrar la puerta, distinguí entre la oscuridad unos ojos rojos. Me miraban. Me vigilaban.

Me froté los ojos.

Y la mirada de los ojos rojos ya no estaba. Había desaparecido. No le di importancia. Con el sueño que tenía, me lo habría podido imaginar perfectamente, además de que estaba bastante cansada.

Retrocedí para cerrar la puerta, pero en el último momento vi un papel cuidadosamente doblado en el suelo, en frente de mí, me agaché y lo cogí. Me volví a meter en la habitación y cerré la puerta.

Desdoblé el papel, era una nota, estaba escrita a mano. No conseguía distinguir de quién era la letra.

'Olivia sabe más de lo que dice. Te están mintiendo'

En ese momento la mano me empezó a temblar, y un dolor intenso se empezó a hacer presente. La nota se cayó al suelo y me miré la palma de la mano, el cinco que antes había se estaba borrando. Desaparecía lentamente, hasta que apenas se vió el "5" pero de color rojo. Finalmente desapareció.

El dolor cesó

Suspiré aliviada.

Pero al instante volví a sentir el mismo dolor. Como si un cuchillo me estuviese rasgando la palma de la mano. Caí de rodillas al suelo, y con la otra mano me sujeté la muñeca de la otra.

Y finalmente, el dolor cesó.

Con la mano aún temblando, me miré la palma.

Había un "4" perfectamente dibujado en la misma tinta negra en la que había estado el "5".

Miré el reloj digital de números rojos que se hallaban en la mesa. Eran las doce de la noche.

Cuatro días.

Sólo me quedaban cuatro días.

Cuando me fui a acostar, rápidamente, me dormí.

Y soñé.

*DOS MESES ATRÁS*

"Su pelo ondeaba por los pasillos de aquel instituto. Su amiga Cristine la seguía muy de cerca. La chica se paró delante de su taquilla. Y otra vez, se tuvo que apoyar. Últimamente se mareaba mucho.

Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora