Capítulo 15 -Nargges Malignos-

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Narra Claire:

Llevabámos una eternidad ahí, atrapados, y nadie venía a ayudarnos, lo raro es que no teníamos hambre, ni sed, sólo ganas de salir de ahí. Henry estaba sentado con la espalda apoyada en la pared y las piernas flexionadas. Su rostro estaba manchado de suciedad, por el polvo que había en el ambiente. Si él estaba así, yo estaría... peor.

-¿Por que nadie viene? -Le pregunté a Henry desesperada, no habíamos hablado mucho. Me senté a su lado y él me miró, con sus fríos ojos verdes. -Deberían haber venido... Haber pedido ayuda o...

-No quieren que salgamos de aquí. -Se limitó a decir Henry sin darle ni la mayor importancia.

-¡Pero si no vienen... podríamos morir! -Grité.

-Eh, eh, eh... -Y Henry me miró de frente, con sus ojos verdes fulminando, como si pudiesen brillar muchísimo en la oscuridad. -Cálmate. Vamos a hablar de cosas, para... distraernos.

-Vale, está bien. -Suspiré, y me mordí el labio.

-Juguemos al juego de las preguntas. -Propuso el chico de pelo oscuro y rizado, de ojos verdes.

-¿Dé qué trata?

-De preguntas... -Dijo en un tono claro como si fuese evidente. Y le fulminé con la mirada, lo que hizo que él cambiase de postura, y se sentó con las piernas cruzadas en frente mío. -Vale, bien, pues... empiezo yo haciendo una pregunta y los dos tenemos que responderla, luego tu haces una pregunta y los dos la respondemos, y luego me toca volver a hacer una pregunta, y así...

-Vale, ya lo pillo. Empieza tú. -Me miré las manos, estaban sucias, de toda la suciedad que había por allí.

-La primera pregunta es... ¿Por qué estás aquí? Me refiero a por qué motivo estás en The Academy Maxime.

Respiré hondo, creía que cuando llegaría a The Academy Maxime nadie me preguntaría por mi pasado y lo podría olvidar tranquilamente.

-¿Tengo que responderla?

-Eeeh, sí. -Ambos nos reímos.

-Vale, pues... empezaré por el principio. Mi familia y yo vivíamos en Carolina del Norte, en un pueblecito pequeño y tranquilo, no era muy famoso. Mi hermana mayor y yo salímos ese día de compras, por que el otoño estaba llegando y el frío se sentía cada vez más. Mis padres estaban en casa. Ellos no tuvieron la culpa de que hubiese gente mala suelta por ahí... Cuando llegamos a mi casa, mis padres estaban muertos, en el jardín, tenían numerosas puñaladas... -Notaba como si estuviese a punto de llorar, tragué saliva, y continué hablando. Esa historia la había contado muchísimas veces a la policía y a otros directores de internados para acogerme, era normal que ya no llorase tanto. -Era de noche, apenas se veía algo... Mi hermana mayor entró corriendo en casa, y yo la esperé al lado de los cádaveres de mis padres... Cuando mi hermana volvió llevaba dos mochilas, y me pasó una, me dijo que teníamos que huir, que nos habían encontrado... pero yo no entendía a que se refería con lo de "nos han encontrado", me dio un cuchillo de una hoja larga y negra... y me dijo que... "tenía que ser fuerte, que ellos nunca podrían ganarnos". Y de pronto ahí aparecieron, cuatro hombres altos... fornidos, iban todos de negro, y no se les veía el rostro, pero en sus ojos... sus ojos eran de colores muy... luminosos, me acuerdo que uno de ellos tenía los ojos rojos, otro los tenía morados, otros plateados, otros dorados, otros azules, y otros verdes... brillaban en la oscuridad, sólo se podían ver sus ojos...

Me callé de golpe, cuando vi a Henry temblar a mi lado.

-Continúa. -Dijo él. Sus ojos verdes seguían fijos en mí.

Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora