La prima de cornamenta (Sirius Black y tú)

CAP 26: Primera Prueba

La semana pasó bastante rápido, y estuve prácticamente todo el tiempo en la biblioteca, junto a Sarah Kinomoto de Ravenclaw y junto a Will. Estuvimos buscando todo el tiempo alguna cosa que me ayudara contra los dragones, porque ni siquiera sabía que era lo que tenía que hacer.

Probablemente tendría que robarles algo que estuvieran protegiendo o qué se yo. El punto era que me sentí toda una nerd por pasar tantas horas de mi vida en una jodida biblioteca.

El día de la prueba llegó, y me vestí, lista para enfrentar al dragón, pues una gran idea se había venido a mi mente para enfrentarlo.

Los tres merodeadores que nos encontrábamos allí estábamos nerviosos, mirándonos antes de que fuera con los otros dos campeones a escoger el dragón que nos tocaría.

–Escúchame, Fiera. –Mi primo me miró.- Eres la mejor en todo, tú vas a ganar esto y lo sabes. –Me lancé a abrazarlo y él me correspondió, aún más fuerte. Luego giré para ver a Sirius y lo abracé también.

–___, ten mucho cuidado, no quiero perderte. –Susurró en mi oído, sin soltarme.

–No me perderás tan fácilmente, Black. –Al separarnos le sonreí y luego entré a la carpa, donde el Director de Drumstrang nos esperaba.

–Muy bien, primero las damas. –Nos sonrió y la chica de Beauxbatons, Michelle, tomó a un dragón verdoso.

Seguí yo y metí mi mano a la bolsa, sacando a un pequeño dragón amarillento. Luego el chico de Drumstrang, Eugene, sacó a un dragón grisáceo, creo que ese era el más peligroso.

Yo fui la primera en ser llamada para la prueba, que consistía en robarle al dragón una especie de caja de oro o algo así. Suspiré y metí mi varita en mi bolsillo, lista para ejercer mi plan. Salí a la arena y me escondí detrás de una piedra, para ver dónde se encontraba el dragón.

Conté hasta tres y corrí hacia otra piedra, mientras oí el rugido del dragón por primera vez. Mordí mi labio con nerviosismo y cerré los ojos, para recordar una de las cosas que me había dicho Will.

–Recuerda, ___, si sientes que tienes que hacer algo, es mejor que lo hagas, nuestros instintos son ciertos en el 99% de los casos.

Abrí los ojos de golpe y decidí hacerle caso a mi amigo búlgaro. Me transformé en el perro blanco que era y comencé a correr hacia los pies del dragón, mientras éste me miraba mal y amenazaba con quemarme viva. Corrí en zig zag, escapando del fuego del dragón, hasta que logré llegar a la caja de oro.

Regresé a mi forma humana y tomé la caja rápidamente, para salir disparada mientras conjuraba "Accio Nimbus!", llamando a mi escoba. Corrí con la caja evitando al dragón hasta que mi escoba llegó a mis manos, y me subí para escapar.

El dragón comenzó a perseguirme mientras volaba por todo Drumstrang, hasta que logré hacer que se estrellara contra una pared del castillo y cayera. Aliviada, regresé a la arena y victoriosa, elevé con una mano la caja de oro.

Todos los alumnos de Hogwarts me aplaudieron y me aclamaron, y yo les sonreí, muy entusiasmada y feliz.