La prima de cornamenta (Sirius Black y tú)

CAP 6: Luna llena

Esa noche, Sirius y yo acompañamos a Remus en nuestras formas caninas a la casa de los gritos, ambos nos sentamos cerca de la puerta por si sucediera algo, y Remus suspiró. La luna llena llenó la habitación y Remus se convirtió en una monstruosidad con pelo.

Sirius y yo intercambiamos miradas y vimos cómo Remus aullaba. Nos quedamos una o dos horas observando sus movimientos, luego, Sirius bajó las escaleras. Lo seguí y lo vi curioseando por la casa. Solté un ladrido bajito, que causó que él me viera, corrió hacia mí y me tumbó, mordisqueando mi blanco pelaje en forma de juego.

Reí internamente y le seguí el juego, ambos corrimos en silencio por la casa, jugueteando. Me escondí y vi a Sirius buscarme por toda la casa. 

Justo cuando pasó por mi escondite, corrí hacia él y le lamí una mejilla, luego seguí corriendo. Él me tumbó y me lamió también. Luego oímos un estruendo proveniente de arriba. Nos detuvimos y corrimos escaleras arriba.

Remus estaba destruyendo muchas cosas, así que decidimos intervenir, Sirius le ladraba y Remus lo perseguía, y cuando estaba por alcanzarlo, ladraba yo y Remus me perseguía a mí, y así. Mantuvimos ese juego hasta que amaneció y Remus regresó a su forma normal, al igual que nosotros.

–Vaya noche. –Reí, al ver a Remus en su forma humana.

–Ni que lo digas, Remus cansa. –Rió Sirius, mientras Remus nos miraba con cara de "¿qué pasó?"

Y así pasaron algunas semanas, pues sólo faltaba una semana para las vacaciones de verano.
En nuestra torre, James y Peter lograron transformarse, finalmente. Peter era una rata y James era un ciervo.

–¡Pet! ¡Eres una rata! –Carcajeó Sirius.

–No me agradan las ratas. –Comenté, algo asqueada- Su cola parece un gusano.

–Y James tiene grandes cuernos. –Dijo Remus, observando a mi primo.

–¡Eso es! –Exclamó Sirius, cuando mi primo y Peter regresaron a su forma humana- ¡Ya tengo los sobrenombres perfectos para nosotros! –Sonrió, triunfante.

–Entonces habla, hombre. –Lo imité, riendo.

–Peter será Colagusano, pues como dijiste, su cola de rata parece la de un gusano –Sonrió- James será Cornamenta, tiene cuernos grandes y el nombre le queda genial. Remus será Lunático, pues él es un hombre lobo y pues, la luna, y...

–Sí, entendimos. –Dijo Remus entre risas.

–Tú, –Me apuntó- Serás Fiera, pues cuando te enfadas te conviertes en una. –Rió y yo imité su acción- Y yo seré... –Se calló para pensar.

–¡Canuto! –Sonreí.

–¿Y por qué? –Rió Sirius con una sonrisa, parecía haberle gustado el apodo.

–Porque eres un perro, o sea, un can y, tu pelaje es negro y...

–Canuto está genial. –Me sonrió.

Los cuatro intercambiamos miradas traviesas, sonriendo. Definitivamente, nuestra amistad durará por siempre, pase lo que pase.

–Cornamenta. –James puso su mano al aire, igual que aquella vez en primer año.

–Lunático. –Remus puso su mano sobre la de mi primo.

–Colagusano. –Peter puso la suya sobre la de Remus.

–Canuto. –Sirius puso su mano sobre la de Peter.

–Y Fiera. –Sonreí y coloqué mi mano sobre la de Sirius.

–Hay que hacer un juramento –Dijo James.

–¡Juremos solemnemente hacer travesuras siempre! –Sonrió Sirius.

–Juro solemnemente hacer travesuras siempre –Repetimos todos, luego bajamos nuestras manos.

Esa semana pasó rápido, y James y yo regresamos a casa, luego de un gran año. Habíamos logrado convertirnos en animagos, luego de tres años de esfuerzo. 

Una de las tardes en casa, bajé a la cocina a prepararme un sándwich, y, extrañamente, oí la chimenea hacer un ruido extraño, como si alguien hubiera utilizado polvos flu. Corrí a ver qué sucedía, y vi a Sirius, tirado en el piso.

–¡Sirius! –Chillé y corrí a ayudarlo a levantarse.- ¿Qué pasó? ¿Estás bién? –Sirius levantó su mirada, y noté que tenía los ojos hinchados y sus ojos reflejaban tristeza e ira. 

–Me fui de casa. Necesito un lugar para dormir esta noche, sólo esta noche, por favor –Una lágrima rebelde cayó por su mejilla, y él la limpió bruscamente, mirándome.

–¡NO! –Lo miré con el ceño fruncido- Si te fuiste de casa, te quedas aquí. –Lo abracé.- Todo estará bien. ¿Quieres hablar sobre eso?

–No. –Sollozó, y sentí que mi hombro comenzaba a mojarse.

–Tranquilo, puedes compartir habitación con James. –Traté de calmarlo, justo cuando James bajó las escaleras.

–¡Canuto! ¿Qué haces aquí? –Sonrió, al ver a Sirius. Lo miré mal y entendió que algo andaba mal- ¿Sirius? ¿Está todo bien?

–Me fui de casa. –Dijo, separándose de mí.

–Compartirás habitación conmigo. –Dijo James- Será divertido vivir juntos los tres.

Y no les voy a mentir, sí que fueron divertidas esas vacaciones. Jugábamos Quidditch, reíamos, jugueteábamos en nuestras formas animales y planeábamos futuras travesuras, y tuvimos la mejor idea del mundo.

–Necesitaremos ayuda de Lunático y Colagusano para esto. –Sonreí. En tan poco tiempo ya nos habíamos acostumbrado a decirnos nuestros apodos.

–Sólo faltan dos semanas para iniciar cuarto, tenemos tiempo. –Dijo Sirius.

–Serán las dos semanas más largas de mi vida. –Bufó James.