CAP 32: Quizás

6.9K 572 168
                                    

Seguí a Eugene hasta que lo perdí de vista, sinceramente él era demasiado rápido y yo seguía atormentada por aquel boggart, así que mantenía mi propio ritmo al correr.

De pronto vi una luz en medio de unas enormes plantas y como pude me metí allí.

Vi a tres personas atadas de pies y manos a palos gigantes que los tenían colgados. Eugene estaba terminando de desatar a un chico, para luego tomarlo y correr de regreso. Imité su acción, dirigiéndome a Sirius.

–Sirius! –Exclamé, corriendo hacia él.

–Vaya, tardaste. –Sonrió, mirándome.

Rodé los ojos y con un encantamiento lo liberé. Sin pensarlo dos veces tomé su mano y lo guié por el camino de regreso.

Luego de correr por al menos diez minutos, comencé a escuchar a la gente gritar de emoción. Eugene había salido primero en esta prueba, yo había sido segunda, y Michelle había sido la última.

Solté un suspiro al saber que estábamos a salvo, y sin importarme nada más, tomé a Sirius del cuello y lo besé como nunca antes lo había besado.

Con desesperación.

Nos tuvimos que separar por falta de aire, y se me quedó viendo, con una media sonrisa grabada en los labios.

–Wow. –Dijo.

Me ruboricé al darme cuenta de cómo lo había besado.

Gracias al cielo en ese momento llegó James, abrazándome con fuerza y felicitándome. Le correspondí el abrazo con una sonrisa enorme.

–¡Lo hice, James! –Exclamé, orgullosa de mí misma.- ¡Lo hice!

***

Al regresar a los dormitorios que nos habían asignado, todos los del colegio (extrañamente, eso incluía a los Slytherins), estaban abrazándome y felicitándome.

Era algo increíble, me sentía viva y... no sabría describir cómo era aquel sentimiento.

El momento fue épico.

Pero luego llegó Dumbledore y nos envió a nuestras habitaciones, aunque James y Sirius habían invitado a todos a una fiesta en su habitación.

Yo les había dicho que me cambiaría y luego pasaría por allí.

Entré a mi habitación y me encontré con una carta sobre mi cama, así que la abrí. Era la primera carta que mi mejor amiga me enviaba.

"Querida ___:

Demonios, lamento no haberte escrito antes. Estaba a punto de entrar en crisis porque tú no me escribías, así que decidí hacerlo yo.
¿Así que tú y Sirius, huh? Se ven lindos. Los Shippeo.
¡Estoy orgullosa de ti! ¡Tengo fe en que serás la campeona y ganarás la gloria eterna y el dinero!
Bueno, cuéntamelo todo, con detalles.
¡Besos!

Atte:
Cat Foxbay"


Sonreí al leer aquella carta y tomé un pergamino, para comenzar a contarlo todo sin saltarme ni un solo detalle.

Una vez terminada mi carta, se la di a Darkness para que la entregara.

Luego me cambié, colocándome algo cómodo, y me dirigí a la habitación de los dos merodeadores que habían venido conmigo.

Al entrar vi que todo era una locura.

La música sonaba muy fuerte, todos bailaban y hablaban y bebían cerveza de mantequilla. Busqué a alguno de los dos con la mirada y no me fue difícil hallar a James.

Se encontraba sentado en la cama, con la puta resbalosa sentada en su regazo, y se estaban besando desesperadamente.

Fruncí la nariz, haciendo un gesto de disgusto.

–Lo sé. Dan asco. –Habló una voz detrás de mí.

Giré para ver a Sirius y sonreí.

–Deberían conseguirse una habitación. No está bien hacer eso en público. –Rodé los ojos.

–Quizás tú y yo deberíamos conseguirnos una habitación. –Sonrió él, de manera coqueta.

–Quizás deberías darme una buena razón para hacer eso. –Arqueé una ceja, divertida.

–Quizás deberías venir conmigo y te daré las razones que quieras.

Sonreí y dejé que me llevara fuera de aquella habitación, entonces abrió la habitación de al lado y cerró la puerta con un conjuro.

–Quizás alguien entre y nos interrumpa, Black. –Dije, sonriendo de manera coqueta.

–Quizás no, porque soborné a los dueños de esta habitación. –Respondió, para luego besarme con pasión y deseo.

Me separé levemente y bajó sus besos a mi cuello.

–Quizás tenías esto planeado hace bastante... ¿Cierto? –Murmuré, enredando mis dedos en su cabello.

–Quizás. –Fue todo lo que dijo, antes de acostarme en la cama y seguir besándome de manera feroz.

Aquella noche le regalé mi virginidad a Sirius Black, porque estaba enamorada de él.

Y él estaba enamorado de mí.

La prima de cornamenta (Sirius Black y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora