IX

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"Cuando no sabes a dónde vas, cualquier camino puede servir. Dan miedo los cruces de camino. Da miedo partir. Da miedo volver. Las preguntas, las respuestas dan miedo. Si no sabes hacia dónde vas, lo mejor es dejarte llevar, como flotando en el viento"
Esa frase no abandonaba su cabeza aquella noche. Estaba más confundido que nunca, habían pasado ya varios días desde esa noche en que enterró la carta, en que Connor estuvo ahí a su lado sin siquiera preguntar algo. Quería borrar todo de su mente, acabar con esa maldita confusión y regresar a sus monótonos pensamientos.

Los lienzos esparcidos sobre la mesa de su habitación aun mantenían la pintura fresca, esos malditos ojos verdes estaban en cada uno de ellos, esa sonrisa que podría recordarla aunque pasaran mil años y esas manos que con tan solo tocarlo causaban estragos en él. No sabía en qué momento exactamente había pintado todo aquello, pero su reloj marcaba la madrugada y sus ojos contenían unas ojeras de terror.

Thomas había seguido acercándose a él y aunque intentara verlo de la misma manera en que veía a Connor, no lo lograba. ¿Por qué era diferente? A final de cuentas, ambos chicos lo habían tratado de la misma manera, pero Connor parecía tener algún tipo de maldición para con él que no dejaba de atormentarlo.

La idea de ese tormento causado por el mayor lo llevo a pensar en que en el último tiempo hasta disfrutaba de tener ese tormento apoderándose de cada poro de su cuerpo al estar cerca de Connor.

Su celular notifico un nuevo mensaje y aunque quisiera haberlo ignorado, al ver un mensaje de Connor lo tomo rápidamente

Connor 4:53am:

¿Despierto?

Troye 4:55am:

Estoy en compañía del insomnio ¿tú que haces despierto?

Connor 5:01am:

Se ha levantado viento y mi ventana me ha desvelado. ¿Crees que el viento pueda traerte conmigo?

Troye 5:07am:

Iremos a donde debemos ir, pero temo que me lleve demasiado lejos

Connor 5:10am:

Espero que el viento pueda llevarnos a la par

El mensaje de Connor lo dejo pensando y sinceramente no sabía que responder. Había quedado tildado en su mundo y se descuidó en el momento que el reloj marco las 6am y decidió ya no molestarlo más. Decir algo a través de un teléfono era algo tan diferente. Sus manos no sudaban y las palabras fluían sin detenerse a pensarlas. Era extraño dedicarle frases tan largas al mayor, pero no se sentía mal por eso.

El viento lleva, y a la vez trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados. El viento es como el destino, él solo sabrá a donde llevarte y a la par de quien. También es él quien decide quien sigue flotando y quién no.

Troye era quien quería decidir su camino, pero se había perdido tantas veces flotando en el viento, estancándose en lugares indeseados que ya había optado por dejarse a la deriva y que el viento decida su dirección.

Connor pudo conciliar el sueño luego de esperar unos minutos por una respuesta, aunque inconscientemente sabía que Troye no respondería.

Podía leer un poco al menor, comenzaba a saber en qué momento o no avanzar, cuando decir o cuando callar. Hasta incluso sabia en que momento estar y en qué momento no sin invadirlo. Comenzaba a profundizarse un poco en esos ojos azules, podía captar su nerviosismo, su respiración agitada y también podía hacerlo cuando suspiraba y parecía cómodo, tranquilo.

Iris → TronnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora