Iris → Tronnor

XII

Dedicado a:  

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Los médicos no dejaban de controlarlo ni un minuto del día controlando si comía o hacia algún tipo de actividad, pero lo único que podía hacer allí dentro era esparcir pintura sobre los lienzos que nadie descifraba y tomar su típico té.

Kali cada tarde le llevaba nuevos libros junto con sus materiales de arte para poder pasar las torturantes 24 horas del día.

No le darían el alta por un buen tiempo, intento tomarlo con calma al enterarse, pero a medida que pasaban los días comenzaba a ahogarse allí dentro.

La sopa por las noches parecía un desprecio hacia las personas, quería poder quejarse con cualquier persona que la hiciera, era algo totalmente apestoso y no había vez que terminara con nauseas a un lado del inodoro sobre las baldosas frías y grandes del baño.

Su estómago no toleraba demasiadas comidas, solo algunas pocas permitiendo que su anemia siga sin desaparecer en los análisis.

Entendía a su prima y a Connor con su preocupación y el cansancio de sus ojos al no ver evolución en el tratamiento, pero estaba exhausto, dormía demasiadas horas en el día y por las noches solo dejaba que el insomnio lo dominara.

Perdió la cuenta de la cantidad de veces en que les explico que él no se recuperaría, él estaba acostumbrado a vivir así desde hace muchos años, no sentía anomalía en él ni nada por el estilo, se sentía como una estatua, todos buscaban algún movimiento cuando solo estaba allí, duro y sin reparación.

(...)

El tiempo seguía moviendo las agujas del reloj y el problema se agravaba, la culpa lo terminaba desgastando emocionalmente.

Estaba negado a dejarlo ir, se sentía como un maldito egoísta que terminaría generando cosas inimaginables.

Connor pasaba cada noche acostado a su lado, con su mano tímida acariciando su hombro y con su pesada respiración en su nuca, era algo íntimo, sencillo pero extravagante emocionalmente.

La culpa lo enmudecía cada vez que quería abrirse ante él, lo cegaba antes siquiera de poder mirar sus ojos realmente, lo carcomía... lo torturaba.

Repasaba una y otra vez en su mente la manera menos cruel de acabar con aquello, de dejar que esa culpa saliera a flote y poder dormir tranquilo.

(...)

Sentía cada minuto pasar velozmente mientras se acercaban las siete y Connor atravesara la puerta de su habitación, pero para su suerte, quien entro fue Kali con sus ojos tímidos y las ojeras marcando su rostro.

"Hola" susurro acercándose hacia su primo

"Hola" no iba a tratarla mal, no iba a reclamarle nada. Era Kali, su prima, la chica que siempre soporto su carácter, alguien que siempre estuvo para él, la única que se preocupó luego de escapar de su pasado.

"¿Cómo estás?"

"Aquí estoy, ¿y tú?"

"Bien... Connor llegara más tarde hoy, esta algo atrasado con la universidad"

"Lo suponía..."

"Deja de pensar lo que sea que está cruzando tu mente porque no es tu culpa. Solo se ha atrasado por culpa de un compañero" solo asintió en su dirección, porque él realmente estaba carcomiéndose en culpa por romper con las rutinas tanto de Connor como de Kali.