XI

493 66 40
                                        

 "¿Qué haces aquí?"

"El médico me ha autorizado para llevar tu caso junto a otro psicólogo..."

"¿Qué sucede si yo no quiero volver a verte?"

"No te preocupes por eso, he dicho que no" solo asintió negándole la mirada. Podía ver la traición a través de sus ojos y la culpa no participaba en ella. Thomas no parecía arrepentido de haber creado un caos en su vida y estaba molestándole "hice lo que debía, no podía dejar que sigas cayendo..."

"Está bien, no me enojare contigo. Quizás la traición era algo que merecía"

"¿Crees eso realmente? ¿Crees merecer cada mísera mierda que te sucede?"

"¿Acaso no?" Thomas volvió a mirarlo indignadamente. No podía asimilar el daño interno que Troye se ocasionaba con cada pensamiento. Su mente creaba ideas haciéndolo caer cada día un poco más, dañándolo totalmente. Creyendo cosas que no eran. "vete Thomas, gracias por destruir a los demás"

"¿Por qué a los demás?"

"¿No lo notas?" pregunto y al no recibir respuesta dejo salir un bufido algo molesto "estas destruyendo la vida de Kali y Connor, es lo único que saldrá de aquí porque esto no tendrá cura. No es depresión lo que yo tengo, es la realidad de mí mismo que acepto y ustedes no lo entienden"

Thomas se fue dejándolo solo el estruendoso sonido de un portazo.

No podía ser cierto. Troye no podía sentirse de aquella manera porque Kali y Connor se preocupaban.

No entendía a que nivel había llegado el menor para pensar en los demás descuidándose él mismo.

Era un acto comprensivo, pero que jamás había notado. Nadie en esa circunstancia frena un segundo para pensar en los demás y no en uno mismo.

No quería causar preocupaciones en alguien más, no quería ser una carga, una molestia. Nadie merecía perder un momento de sus vidas sintiéndose mal por él.

Kali tenía una rutina divertida, con miles de cosas por hacer y ahora solo estaba allí, pasando las horas en el pasillo de un hospital arrepintiéndose de unas cuantas cosas.

Connor era alguien con amigos, compartía café por la tarde con sus compañeros y ahora... ahora solo rogaba por que todo estuviese bien, llorando a escondidas por no ver a tiempo todo lo que sucedía.

La noche volvió a caer y con ella Connor entro en su habitación.

Tenía varias cosas en sus manos, llevaba libros e inclusos una que otra película y un bolso sobre su hombro.

"He traído algunas cosas" sus cejas se elevaron al ver que la palabra "algunas" eran más de las normales.

Verlo pasar por aquella puerta causo estragos en sus pulsaciones. Había estado todo el maldito día esperando que el reloj diera las siete para verlo, pero ahora que sus ojos verdes inundaban su mente y su aroma lo mareaba se arrepentía.

Connor era demasiado para alguien como él.

¿Pero cómo frenar todo ahora? ¿Cómo decirle que se marche? ¿Cómo sacar de su vida a la única persona que quería en ella?

No estaba en lo correcto. No podía permitir que se quedase, no podía permitírselo a él mismo.

Pero su sonrisa bobalicona, sus manos suaves y sus ojos cálidos le impedían echarlo de allí. Su parte irracional solo pedía a gritos que se quedase.

Podía sentir sus manos temblar. La película estaba finalizando casi dos horas más tarde y no pudo concentrarse ni un solo segundo por causa de los nervios que emanaba Connor a su lado.

Iris → TronnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora