Capítulo 12: "Extraño sentimiento"

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Era una mañana muy soleada, el trinar de las aves anunciaba que la primavera estaba por llegar, una bella jovencita pelinegra, estiraba sus bracitos entre las sábanas despertando alarmada por el sonido de un despertador.

Me quedé dormida, dijo la joven abriendo los ojos y suspirando. De nuevo ese sueño y esa voz, no entiendo porque cada vez que tengo esos sueños siento algo que me duele dentro de mi corazón, pensaba la jovencita. Y ese joven de ayer, ¿por qué no puedo dejar de pensar en él si ni siquiera lo conozco? ¿O sí?, pensaba la bella pelinegra tomándose la cabeza.

Horas después:

La bella jovencita pelinegra había decidido ir a ver a su padre a su oficina, ya que últimamente esos sueños la atormentaban y quería hablar con él acerca de ellos tal vez su padre pueda decirle quién era el joven que aparecía en sus sueños y así dejar de atormentarse tanto por tratar de querer recordarlo.

Papá, dijo la bella pelinegra.

Pasa mi niña, ¿qué sucede? ¿Viniste con Diecisiete?, dijo el gigantesco hombre.

No papá decidí venir sola, hay algo que quiero preguntarte y no he tenido tiempo de hacerlo en casa ya que no le quise dar la importancia debida a...

En eso tocaron a la puerta. Toc toc toc

Adelante dijo el gigantesco hombre.

Señor Ox, lo buscan los Señores Briece, dijo una joven de cabello negro.

Gracias, hazlos pasar.

Hija te parece si me esperas un rato y luego hablamos, dijo el hombre.

Está bien padre te espero en el cafetín de la empresa, dijo la jovencita saliendo de la oficina de su padre.

En eso dos personas entraban a la empresa de la familia Ox:

Maestro mejor lo espero en el cafetín, decía el jovencito de cabello alborotado.

Está bien hijo, le entrego estos documentos al señor Ox, te averiguo de su hija y vengo para ir a comprar los equipos que necesitamos para el gimnasio, dijo el anciano retirándose.

En el cafetín:

Una bella pelinegra se encontraba tomando una taza de café cuando en eso vio entrar por la puerta del cafetín al mismo jovencito que le llamo la atención el día anterior y que desde entonces no había podido sacar de su mente.

Gokú al entrar al cafetín sintió como si alguien lo estuviera observando, levanto la mirada y se encontró con ella, con su princesa, el joven no sabía cómo reaccionar si acercársele o fingir no conocerla, se quedo parado a la entrada como zombi, hasta que alguien le dijo.

¿No piensas pasar guapo?.

Gokú volteo a ver quién le hablaba y se encontró con Mai la secretaria del señor Ox.

Si discúlpame, dijo el joven de cabello alborotado entrando a sentarse en una de las mesas vacías seguido por la mirada de la bella jovencita pelinegra.

Gokú se sento y junto a él se sentó Mai, quien traía una fuente con dos cafés y dos rebanadas de pastel.

¡Olvídala¡ le dijo la jovencita.

¿Qué?, dijo el joven.

Ella no se acuerda de ti, quedaste en su pasado y ahora hasta prometido tiene, alguien de su clase, como su padre siempre quizó, ya hasta fecha andan poniéndole al enlace dijo la joven.

¿Y tú cómo sabes eso?, dijo el joven de cabello alborotado.

Aquí todo se sabe, lo de ustedes fue lindo mientras duro, pero era obvio que tu relación con ella no tenia futuro, eres muy lindo sabes, mereces alguien con quien si puedas ser feliz y no tengas tantos problemas para serlo, dijo la pelinegra.

Milk, observaba desde su mesa al par de jovencitos conversar y un extraño sentimiento se apoderaba dentro de ella, no le gustaba ver al joven conversando con la secretaria de su padre y no entendía ¿por qué?. La bella joven decidió pararse e ir hacia la mesa dónde se encontraban ambos jóvenes.

Hola Mai, ¿me presentas a tu novio?, dijo Milk en tono celoso, sin saber por qué.

Señorita Ox el...

Yo no soy su novio, solo un conocido de la señorita, dijo Gokú mirándola con ternura ya que a pesar de haber perdido los recuerdos que tenía de él, él pudo notar que la jovencita estaba celosa y eso significaba que aunque ella no lo recordarse en su subconsciente lo seguía amando.

Milk al escuchar rechazar su hipótesis de los labios del muchacho sintió una inmensa alegría que no sabía cómo explicar y solo le sonrió y dijo: les puedo acompañar en su mesa.

Claro señorita Ox, nos honra con su presencia dijo Mai.

Luego de compartir la tasa de café Milk trato de averiguar al jovencito si él la conocía de antes y Gokú le dijo que claro que la conocía por qué era la hija de su jefe y todos los empleados de todas las empresas de su padre la conocían a ella y a su padre.

Milk, decidió no preguntar más pero al oírlo hablar su voz le recordaba mucho a la voz que aparecía en sus sueños, pero al estar entre ellos Mai, decidió no averiguar más.

Una semana después: "Gimnasio Dragón"

Gokú llego más temprano que de costumbre al gimnasio pues tenía que guardar algunos implementos que había comprado con el maestro Roshi y no había tenido tiempo de inventariarlos y guardarlos, cuando en eso, frente a él apareció la bella pelinegra que el amaba y extrañaba desde que lo separaron de ella.

Hola Gokú dijo la bella pelinegra.

Señorita Ox, ¿qué le trae por aquí?, dijo Gokú con calma.

Mai me dijo que aquí podía encontrarte dijo la bella jovencita con una sonrisa, mientras observaba el lugar y pensaba: es exactamente como en mis sueños.

¿Mai?, dijo Gokú.

Si, es que necesitaba preguntarte algo y ese día no pude por Mai, dijo la pelinegra apenada.

¿Dígame señorita?, dijo el joven.

Dime Milk, ¡si¡, dijo la bella pelinegra en tono de súplica.

Está bien Milk, ¿Dime que te trae por aquí?, dijo Gokú.

¿Tú y yo tuvimos algo?, preguntó directamente la pelinegra.

Gokú iba a decir que sí, pero se acordó de todas las amenazas que le hicieron el padre y padrino de la joven y decidió callar. No Milk, solo fuimos amigos, dijo Gokú, pues en el fondo se conformaba con siempre tenerla cerca aunque sea de esa forma.

¿Amigos?, dijo la pelinegra con tristeza.

Si, amigos, aunque a su padre nunca le ha gustado la idea que tengas amigos que no sean de tu clase, dijo el joven.

Vaya, pero no importa si fuiste mi amigo yo quiero que lo sigas siendo, dijo la pelinegra con una sonrisa acercándose al joven para abrazarlo, mientras una extraña sensación de calor y deseo por que suceda algo más que un abrazo se apoderaba de la mente de la bella joven.

VOLVIENDO A VIVIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora