Capítulo 4

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Matt abre una puerta del mismo color que las escaleras.

Una gran terraza con bancos, pequeña piscina y plantas aparece tras la puerta.

El chico me deja pasar caballerosamente.

-Y, aquí estamos.

Todas las plantas parecen muy cuidadas.

-Espera un segundo.- dice.

Recorre el camino de vuelta hasta la terraza, dejándome sola.

Aprovecho para asomarme y ver ante mi el Palacio Real repleto de gente a su alrededor.

Huelo un par de flores de un gran rosal a la derecha de la piscina. Y luego, me acerco a unos lirios. Y luego, a la lavanda. Que es mi flor favorita.

-Ya estoy aquí.- se acerca a mi, que en ese momento estaba metiendo toda mi nariz en sus preciosas y muy cuidadas plantas.- ¿te gusta la lavanda? Es mi flor favorita.

-La mía también.- contesto alegre.

-Pues...- dice cortando varios tallos.- ¡Feliz cumpleaños!

Me entrega las flores junto a un dibujo del mismo colibrí de antes, pero mas grande.

-¿Son para mi? ¡Muchisimas gracias, Matt! ¡Me encantan!

-No es nada.

Otro silencio. Le sonrío. Nos miramos a los ojos. Una mirada profunda. De agradecimiento.

-Esto... No quiero ser indiscreto... Pero tienes unos ojos muy bonitos.

-Gracias... Los tuyos también...son bonitos.

Sonreímos. Mas silencio. Noto que me arden las mejillas y que él se acerca un poco.

Volvemos a mirarnos. Me asombro por dentro cuando su vista se dirige hacia mi boca.

¿En qué piensa?

Se acerca mas.

Y más.

Toca mi mejilla suavemente.

Cierra los ojos y...

*Cause I'm a fool for you,
And the things you do,
I'm a fool for you...*

Abro los ojos desmesuradamente. Me alejo un poco mientras cojo mi teléfono.

-¿Si?- mi voz se ve preocupada, seguramente por lo que acaba de pasar.

-¿Rox? ¿Dónde narices estás? ¡Llevo horas llamándote y mandando mensajes!- Nate me grita al otro lado del teléfono.

Me tengo que separar un poco para no quedarme sorda.

-Estoy dando un paseo.

-Pues ven para casa ahora mismo, Rox. Estaba muy preocupado.

-Lo siento, pero ahora mismo no pued...- Matt me quita el teléfono y tapa el micrófono.

-Roxy, debes volver, yo te acompaño si quieres. Llevas muchas horas fuera, sin que tus amigos sepan nada.

Yo resoplo y vuelvo a coger el teléfono.

-Nate. Esta bien. Voy para allá.- cuelgo sin esperar respuesta.

-Tenias que hacerlo.

Vuelvo a suspirar y bajo las escaleras con Matt tras mi.

Salimos a la calle y recorremos el camino de vuelta a mi casa, que está a unas 3 manzanas de la suya.

Saco mis llaves del bolsillo.

-Bueno, Roxy. Yo me quedo aquí. Es tu día y lo debes disfrutar con ellos... Ha sido un verdadero placer conocerte.

-Pero sube. No les import...

-No, ya otro día. Además, vivimos muy cerca.

-Pero...-inesperadamente, me besa la mejilla. Yo sonrío y creo que incluso me sonrojo.

-Adios, Roxy. Nos vemos por ahí.

-¿No quieres mi numero?

-Ya nos volverá a juntar el destino.- y me guiña un ojo. Y se va.

Y yo me quedo ahí. Recapacitando todo.

Entro en casa.

Y seguidamente, Nate se acerca a la puerta con una cara de tal enfado, que hasta me da miedo.

Va directo hacia mi.
Bueno, mas bien hacia mi boca.

Si. Me da un beso de enfado. Es muy extraño porque me produce una sensación de tono...sexual. Si.

Después de unos 2 minutos literalmente sin dejarme respirar, me separo y hago una respiración igual que la que se hace al salir del agua después de estar bajo esta durante casi 1 minuto.

Nate apoya su frente sobre la mía, con el ceño fruncido.

-Eso ha sido muy sexy.- escucho a Ed, que habla por detrás.

-Lárgate.- responde mi chico, serio y con tono brusco.

Trago saliva.

-No me vuelvas a hacer esto.- coge mi cara con sus manos obligándome a mirarle a los ojos fijamente.- No me vuelvas a dar un susto así, e irte como si nada. Y no coger el teléfono. Ni a mi, ni a nadie.

-Yo solo...

-No vayas a poner escusas, Rox. No las quiero escuchar.- interrumpe.

Me callo. No quiero problemas con él. Y menos, después de que se haya pasado horas en un avión solo para venir aquí.

Creo que reflejo temor en mis ojos, ya que después de verlos un poco húmedos, me abraza.

-Perdóname.- me susurra.

Alguna lágrima se me escapa sobre su camiseta negra.
Y nos fundimos de nuevo, en un beso de reconciliación

Sentimientos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora