Capítulo 10

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-Ahora, no me vayáis a decir que no habéis hecho nada. Tu estas en calzoncillos y no me quiero imaginar como está Roxy.- oigo la voz de Ed en el pasillo. Me río.- Más vale que te tapes, voy a entrar.- dice con una mano sobre los ojos, tapándolos.

-Ed, te permito abrir los ojos.

Él lo hace. Y se rie. Entonces, me doy cuenta de que no llevo ropa interior puesta. Ni arriba ni abajo. Menos mal que la camiseta de Nate es lo suficientemente holgada y ancha para que no se note absolutamente nada.

-Disculpad.- corro hacia mi cuarto, después de coger la mano de Nate.

Cierro la puerta.

-¿Quieres hacerlo con tus amigos fuera?

-No, quiero que nos pongamos ropa.

-Me gustaba mas mi opción...

Me acerca a él y pone sus manos en mi culo. Y lo toca. Bien tocado.

-Vete, antes de que no me pueda resistir.

Me río y voy al armario. Me pongo ropa interior y unos pantalones cortos vaqueros y una camiseta negra.

Nate se pone unos simples pantalones vaqueros.

-Ya estamos.

-¿Que tal ayer, chicos?- pregunta Brad levantando una ceja.

-Bien.- responde Nate.

-¿Hicisteis algo interesante?- habla Jason.

-Muchas cosas.- vuelve a responder mi chico.

Tom me mira.

-No os interesa lo que hagamos en nuestra intimidad.

-¡Eso significa que lo hicisteis! - grita Alex.

-No, eso no significa nada.

-¡Lo habéis hecho! ¡Que fuerte!- grita Mery.

Nate y yo nos miramos.
Me guiña un ojo.

-Si. Le di bien. Y lo disfrutó.

Me asombro ante sus palabras pero le sigo el rollo.

-Yo también te hice cosas, listillo, a ver si vas a ser tu el experto aquí.

-Si. Y me encantaron.- me coge y besa delante de todos.

-Bueno, Tranquilizaos. Tampoco tenéis que contarlo todo.- dice Tom divertido.

-¿Vamos a dar una vuelta?- propone Jason.

Aceptamos y no tardamos mas de 5 minutos en bajar.

Andamos en dirección al Palacio Real.

Nate me lleva todo el camino, agarrada de la cintura, aunque habla con los chicos sobre temas que no me interesan mucho.

-¡Roxy!

Un rubio conocido se acerca.

-¡Matt! ¿Cómo estás?- me separo de mi novio, y me acerco a él para darle dos besos. Mis amigos se quedan extrañados y mis amigas expectantes por ver a un chico tan guapo hablando conmigo.

-Bien. Quería pedirte perdón. Por el idiota de mi hermano.

-Oh...ya... No te preocupes. Fue un malentendido.

-No. No tiene perdón. Pero yo me disculpo por él.- saca algo de una carpeta de dibujo, grande.- toma, lo hice en el momento en el que te fuiste, espero que te guste. Ahora me tengo que ir. Ya nos vemos, ¿ves como el destino nos volvería a juntar?

Me entrega un papel doblado en dos.

Besa una de mis mejillas, como la última vez y se va corriendo.

-¿Quién era? ¡Que guapo!- oigo a Alex.

David dice algo por detrás que hace reír a todos.

-¿Rox? ¿Ese era el chico de ayer? -Pregunta Nate, realmente serio.

-No, es su hermano. Lo conocí ayer por la mañana en el metro.

-¿Y ya te puede besar la mejilla? Cuanta confianza en tan poco tiempo.-Contesta.

-Te recuerdo, que tu y yo.- me acerco a él.- nos conocíamos de que me hubieras dejado una tabla y un neopreno unas horas antes de que me besaras.

-Pero eso no cuenta. Yo te quería.

-¿En media hora? ¿Sin conocerme de nada?

-Fue un flechazo.

-Ya... Claro.

-No me habías dicho que habías estado con un chico.

-No te tengo que contar todo lo que hago, Nate.

-Bueno, bueno. Chicos. No discutáis ahora. Ya en casa lo arregláis de la manera que os parezca.- dice Ed.

-Pero...- habla Nate

-Tiene razón. Ya lo hablamos luego.

Adelanto varios pasos. Alex, mery y Katy, que parece ser mas maja de lo que pensaba, hablamos de lo sucedido.
Desdobló el papel.

-¡Dios mio! ¡Que mano tiene el tío!- grita Mery.

-¡Lo ha clavado!- añade Katy.

Me veo en el dibujo en carboncillo. Oliendo una lavanda. Tan perfectamente dibujado, como si fuera una foto.

Justo en el momento en el que me acerqué a sus plantas a olerlas. ¿Cómo recuerda tan perfectamente el momento como para haberlo dibujado? Es impresionante la verdad.

-¿Qué es eso?- Nate.- ¿En qué momento has estado tu con ese, para que te dibuje?

-Nate. Guardate los celos para otro momento por favor.

-No me digas lo que tengo que hacer.

-¡Nate! Relajate de una maldita vez. Deja tu orgullo a un lado y piensa en mi en un segundo. Llevas aquí menos de dos días y no paras de hacerme sentir mal. Primero la chica, luego en la discoteca, luego en comisaría y ahora aquí. Ya esta bien.

-Me largo.- y se va, enfadado.

-¡No, Nate!- grito, pero ya se ha ido.

Sentimientos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora