Capítulo 5

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Pensaba tener un cumpleaños feliz. Con mis amigos por la mañana y con mi chico por la noche.

Pero él, sin preguntar ha decidido que estaremos solos los dos hasta esta noche, que saldremos a algún sitio a cenar y puede que a bailar a discotecas.

-Y...¿qué has estado haciendo?

Estamos Nate y yo tumbados en el sofá.

-Pasear...Pero eso ahora da igual, Nate.

-¿Por qué te has ido así, sin mas?

-¿Lo preguntas en serio? Me has traído a la tía esa, con la que te liaste hace dos años en mi cara.

-¿Y?

-¿Cómo que "¿y?"? ¿Me estas vacilando?- digo enfadada.

-No te estoy vacilando. Solo que no entiendo porqué te enfadas porque haya venido.

-¡Porque te comió la boca delante de mi!

-Fue hace dos años. Ahora estoy aquí contigo.

-Y ella también está aquí.

-Eso no importa.

-¡Si, si que importa, Nate!

-Sigo sin entender porqué te molesta tanto. Tom también te besó en ese momento, no se si lo recuerdas.

-¡Pero éramos novios!

-No, Rox. En ese momento no erais novios. Y como sabías que me gustabas, lo besaste para "darme celos" y no funcionó.- su ceño fruncido me asusta.

¿Cómo que era para darle celos? Yo no lo recuerdo así...
Bueno. Fue así. Pero ¿cómo se atreve a decir que no funcionó?
Será imbécil.

-¿Que no funcionó? Provocó que hicieras lo mismo con la tía esa y que luego partieras el labio de mi amigo y me hicieras daño.

-No te hice nada.

-Bueno, Nate. No se que te pasa pero desde que está esa aquí, estás muy diferente.

-No.- responde tranquilo.

Yo espero a que diga algo. Pero no lo hace.

-Me voy a mi cuarto.

Me levanto. Lo dejo ahí, y muevo mis caderas mientras ando para que sufra.
Se lo merece.
¿A qué viene tanta defensa? No he hecho nada. Encima, es mi cumpleaños. Y ha venido después de meses sin vernos. Y hasta ahora, no ha pasado nada bueno.

Matt. Si, Matt es lo único bueno. Al menos tengo otro amigo.

Me tumbo en mi cama. Y en pocos minutos me quedo dormida. A las 14:06 de la tarde. Casi hora de comer. Pero estoy harta.

...................

Abro lentamente los ojos. Tengo a Nate frente a mi. Sentado en una silla de mi habitación. ¿Por qué no se ha tumbado conmigo? Ah si, está enfadado.

Me mira fijamente a los ojos. Y no se mueve. Serio. Con sus ojos miel, que por no se qué razón, han cogido un color verdoso. Su pelo castaño claro. Sensualmente alborotado.
Y sus labios. Tan... Tan... Tan mios.

Su cuerpo. Demasiado perfecto para ser real.

-¿Qué miras?- pregunto con un subtono de desagrado.

-A ti.- contesta serio.

-Ven.- digo quieta.

Él me hace caso. Y se acerca a la cama. Sin dejar de mirarme a los ojos.

Se sienta. Y yo hago lo mismo.

Coloco mis piernas sobre las suyas para intentar sentarme en su regazo para luego pasar mis piernas por detrás y quedar sentada encima suyo, cara a cara.

Cierro los ojos y coloco mis frente apoyada en la suya. Acaricio su pelo. Mientras él hace lo mismo con mi espalda. Bajo la camiseta.

Escalofríos.

Nos acercamos más.

Toco su cuello con una mano. Despacio. Siento su pelo erizado bajo la yema de mis dedos. Mi otra mano pasa bajo su camiseta. Tocando sus abdominales tan perfectos. Y sus pectorales.

Tiro desde abajo de la camiseta, hacia arriba. Y se la quito. Aún con los ojos cerrados.
Siento su mirada sobre mi.
Pone sus manos en mi trasero para acercarme más a él.

Sigo tocando su vientre y luego su espalda. Noto su olor cerca. Y sus labios atacan despacio mi cuello.

¿Se puede estar en un momento mejor?

Ahora es él quien mientras besa mi cuello, sube mi camiseta.

En el momento en el que me la quita, decido ir yo a por él.

Beso su hombro derecho. Siento sus ágiles manos, desabrochar mi pantalón corto. Nate se tumba y yo, sobre él continuo con un camino hacia abajo. Por sus pectorales. Luego abdominales. Acercándome cada vez más abajo.

-Para.- suelta Nate en un suspiro.

Pero no pienso parar.

Desabrocho lentamente su botón. Y luego la cremallera.

Todo, como si fuera a cámara lenta.

Bajo sus pantalones hasta la rodilla.

-Rox, no quieres hacerlo.

Pero él no tiene fuerza de voluntad para pararme. Y se quita los pantalones con ayuda de sus pies.

Vuelvo a besar sus abdominales y un poco más abajo. Al final de la línea alba.

Sentimientos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora