Capítulo 14

10 2 0
                                    

Quizás, la segunda oportunidad no fuera lo correcto.
Y, realmente se que no es lo correcto. Pero... Algo en mi dice que no me puedo separar de él.

Después de un intento de perdonarle y sus millones de agradecimientos, decidí irme a la cama, pero no le permití que durmiera conmigo.

Pasé la noche llorando. En silencio. Cada uno tiene su opinión en todo esto. Pero las decisiones, ya estaban tomadas. Y no podía cambiar el pasado.

Amo a Nate pero le odio por lo que ha pasado.
............................

-Buenos días.- Veo a Nate, apoyado sobre la puerta, algo sonrojado. Como sí tuviera vergüenza. Al parecer, ayer le hice pasar una situación embarazosa, aunque mi intención era que sufriera.

-Hola.- contesto normal. Sin sentimientos.

-¿Te preparo algo para desayunar?- dice después de carraspear para evitar un silencio incómodo.

-No tengo hambre.-vuelvo a responder sosamente.

-Anoche no cenaste.- frunce un poco el ceño. Y yo, me encojo de hombros, me vuelvo a tumbar y a taparme con la sábana.

Oigo sus pasos. Se sienta en la cama, a mi espalda.

-He estado pensando...-no me giro, pero le presto toda mi atención.-y creo, que no deberías perdonarme. Me pasé mucho, Roxy. Yo... No se qué haría sí estuviera en tu situación... Seguramente, odiarme... Y, creo que no me mereces.

Lágrimas comienzan a caer por mis mejillas... No está haciendo lo que creó que está haciendo...¿no?

-Yo te amo... Pero, no soy bueno para ti. No debí haber hecho aquello... Pero lo hice. Y creo... Creo que deberíamos...

Respiro con dificultad y me giro, para quedar ante él.

Sus ojos comienzan a enrojecerse. ¿Va a llorar? Imposible. Eso es imposible. Una vez lo dijo Ed. Que el día en el que Nate llorase, sería el fin del mundo.

Me mira a los ojos. Y realmente, lágrimas recorren sus pómulos.

Ninguno habla. Sólo lloramos uno frente al otro. No consigo creer que de verdad me vaya a dejar.

-Roxy...¿por qué lloras?

-No... Yo no quiero...-no consigo decir lo que pienso o siento.

-Roxy... Se qué es difícil y más ahora... Pero...

-No me dejes por favor.- le suplico al mismo tiempo que él habla y dice:

-¿Te quieres casar conmigo?

-¿QUÉ? - gritamos los dos a la vez.

Recuerdo las palabras de Nate lentamente, sin llegar a creermelo del todo.

-¿Cómo te voy a dejar?

-¿Casarnos?

Seguimos hablando los dos a la vez.

-Rox.-sujeta mis hombros con delicadeza. Sus lágrimas han desaparecido, y realmente se ve demasiado guapo después de llorar.- no te puedo dejar. ¿Es que no lo entiendes? He pasado horas buscando un avión, me he levantado a las tres de la madrugada y he pasado dos horas en el aeropuerto, para luego acabar en el avión de cinco horas. Y todo, por verte. Las cosas que han pasado... Han sido horribles y quiero que "empecemos de nuevo". Un "comienzo" desde que llegué aquí. O incluso de cuando nos conocimos. He descubierto que eres la persona que me completa por dentro. Si no estoy contigo... No se qué hacer. Y de verdad, te pido perdón de nuevo, aunque no me debas perdonar porque soy el mayor imbécil que encontrarás nunca, Rox. Te amo, y te cuidaré siempre. Aceptando todas y cada una de tus decisiones.

Al recapacitar los sonidos de Nate, que ahora se haya en el suelo de rodillas, ante mi, con sus manos colocadas sobre las mías, mis sentimientos de odio comienzan a desmoronarse y una gran culpa, se apodera de mi interior.

-Yo...yo...

-Oye,-se coloca en cuclillas a pocos centímetros de mi cara.- No tienes que responder ahora... De hecho, te dejo pensarlo hasta después de vacaciones. Ahora vamos a estar una semana solos, y quiero que sea perfecta. Sin enfados, o celos, o preguntas incómodas.

-No es incómoda.-consigo decir mi primera frase completa depsués de unos 10 minutos.

-Lo se, pero ahora mismo no era el momento de preguntarlo ni ha sido la mejor manera para hacerlo. Pero verte aquí, llorando, sola, me ha hecho un agujero en el corazón y no podía resistirlo. Tenía que demostrarte que te quiero de verdad.

Miro sus ojos, aun rojos pero secos, al contrario que los mios. Llenos de lágrimas y seguramente, de un limpio blanco. Coloco despacio mi mano derecha en su mejilla derecha y hago circuitos con mi pulgar.
Hago lo mismo con la izquierda. Y sus manos, ya solas, se colocan en mis caderas y ayuda a ponerme de pié, ante él.

-Deberíamos abrir la ventana. Estas muy caliente...Es decir, tu piel.

Cierro los ojos durante un instante y río en mi interior.
Es tan patoso a veces...

Sentimientos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora