Capítulo décimo octavo y para el fondo una triste canción
En este punto de la historia me he cuestionado mucho el no seguir escribiendo más, a nadie le gusta una relación que se marchita y seguir recordándola en papel solo lo antaña más. Sin embargo creo que es necesario porque las cosas tienen que empeorar antes de comenzar a mejorar.
A menudo pensaba en Alma de dos formas, en dos tiempos: la Alma tierna y rebelde del whatsapp y esa otra Alma que conocí desde esas marcas en sus manos, la Alma que sufría, la Alma real. Si me preguntaran con cual me quedo la respuesta es más que evidente pero no se trata de elegir si no de quedarse con lo mejor de ambas caras, eso era lo que había tratado de hacer pero como cada cosa en la que aplico mi lógica sin sentido termine fallando, porque no puedes excluir selectivamente partes de una persona para quererle, simplemente le amas tal y como es o terminas creándote una ilusión de lo que no es, y para ilusos estaba yo.
No les pasa que cuando piensan mucho en algo su mente es capaz de crear algo como una foto película con los recuerdos de lo que sea que piensen, bueno a mi si, aquella tarde del día de las elecciones mi mente que debería estar en la clase se paseaba por los momentos que viví con Alma desde aquel café en el centro comercial hasta la primera vez que estuvimos juntos; a veces intentaba despreciarla porque me mintió antes de conocerme o por su engaño con alguien más pero no pude, porque todos esos recuerdos buenos siempre pesaron sobre los malos.
Ya resetearme no funcionaba, salir corriendo no era una opción así que afronte lo que me tocaba en aquella ridícula ceremonia. Creo que mi instituto es el único en Venezuela y quizás en el mundo donde una simple competencia escolar es dada a tanta importancia. Una chica de noveno tomo el púlpito con tanta facilidad para hablar comenzó a dar las gracias y demás protocolos como siempre se hacía en aquellas cosas.
Ni siquiera preste atención a lo que decía, no quería hacerlo, sino hasta que la bulla y la algarabía comenzó, no sé cómo, no sé por qué allí estaban ellos, esas personas a mi alrededor que apenas si conocía, que apenas si me importaba detestar, felicitándome por algo que ni ellos creían verdad. Docena y media de Freetos que juraban haber ganado por extensión.
Para empeorar el asunto el director me llamo de nuevo a ese lugar, en el que se supone ahora debería agradecer o algo así por haber sido elegido. Esta vez no corrí, me acerque lentamente como deliberando que iba a hacer y opte por decir exactamente lo que pensaba.
- No sé cómo paso esto, no sé por qué razón. No creí que fuera a ganar, no quería hacerlo y seria tremendamente hipócrita de mi parte dar las gracias. Espero que puedan recomponer este grave error, adiós.
- y se hizo el silencio-
Así que me marché a ningún lugar a pesar de las miradas acusadoras de Eduardo y Mia, a pesar de que en realidad quería correr hacia ellos, quería todo menos estar allí. Una voz conocida me rescato de mi soledad, de mi estado patético.
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Historias Conectadas
Teen FictionEn medio de un grupo de Whatsapp nacerá el amor entre Alma y Bruno, dos jóvenes con ideales de rebeldía y desprecio por la sociedad que deberán enfrentar el rigor de la vida adolescente junto a Jacobsen, Edu y Mia. No hay suficientes lágrimas para...