Capítulo décimo sexto Relaciones conflictuadas
- Brunooo, Brunoo, ¿Me oyes? ¿Estás bien?
Y de hecho, estaba aturdido, y no podía entender nada de lo que pasaba, todo estaba oscuro, y la voz de Jacobsen intentaba ponerme en alerta de lo sucedía, pero el mareo no ayudaba. La sensación era similar a la que te da cuando bajas de una montaña rusa y ni siquiera estas claro si sigues arriba aún.
Unos minutos después, me pude poner de pie y la linterna de Jacob me enseñó los restos del piso de madera, los escritorios que no sobrevivieron el golpe y el desastre aún mayor al que encontré un momento antes, cuando entré en aquella construcción.
- Déjame entender lo que pasó aquí - Empezó Jacobsen- tú subiste... Aja... y debidamente seguro a tu peso de mamut... precisamente todo cayó, o ¿estabas aquí cuando se vino abajo?.
- Fue cuando subí.
Me apuntó con su linterna justo en la cara, como ahora si recordando que yo estaba allí y que no estaba bien.
- ¡Dios! Bruno estas sangrando... No te muevas, o sí, verga ¿Puedes caminar?
Lo intente y así era, aunque me dolía mucho la rodilla izquierda, caminar era posible. Y con la ayuda de Jacob salí de ese lugar tan tétrico; esquivamos el cuerpo putrefacto en el hoyo de la pared y como pudimos salté el muro.
Afuera la luz del sol puso en evidencia las miles de pequeñas cortadas y rasguños por todo mi cuerpo, pero ninguna parecía realmente grave, solo tal vez, la herida en mi sien, pero aun así no era la suficiente como para tener que preocuparse o eso esperaba.
- ¿Quieres que vayamos al hospital?- Me preguntó.
- No, estoy bien, solo ha sido el golpe lo que me dejó mareado, es más, creo que exagere un poco, ni era tan alto.
- ¿Estas seguro Bruno? Podrías tener contusiones, alguna herida interna, no creo que esté demás, que se yo....
- No, vale, te aseguro que estoy bien, no fueron más de dos metros la caída y la madera contuvo algo el golpe.
- Bruno, estabas inconsciente, no creo que sea para menos.
- ¡Me desmaye! ¿Cuánto tiempo estuve así?
- No mucho, yo escuche el golpe y corrí para ver que sucedía, no podía ver nada y tuve que volver por la linterna, aun así, solo fueron dos o tres minutos, cuando llegué y te encontré recuperarse la conciencia de inmediato, pero venga que me asusté un mundo. Creí que...
- suerte que no fue mucho.
- ¿Oye estas seguro que no quieres ir al hospital?
- Absolutamente- dije de prisa y con convencimiento.
- Esta bien, entoonces... iremos a mi casa.
- No, no iré, allí esta Alma y sabes que no la quiero ver, y menos aún en este estado.
- Ni por que te estes muriendo das tu brazo a torcer no. Tranquilo, Alma no está en el apartamento, ehh, ella está en casa de Fabia, hoy tendrán una fiesta, es el cumpleaños de Gleska.
Fabia y Gleska son dos de las compañeras de curso de Alma, me había hablado mucho de ellas y yo estaba consciente de que eran sus compañeros de rumbas y similares.
- ¿Ah sí? Pues eso no lo sabía.
- Entonces vamos, Mi abuela ayudará a curar algunas de tus heridas y necesitas un cambio de ropa.
Conducimos de Puerto cabello a Maracay en un viaje que duro casi dos horas incluyendo la habitual parada en la gasolinera a por las donas que tanto comía Jacobsen sin afectar en nada su físico envidiable.
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Historias Conectadas
Fiksi RemajaEn medio de un grupo de Whatsapp nacerá el amor entre Alma y Bruno, dos jóvenes con ideales de rebeldía y desprecio por la sociedad que deberán enfrentar el rigor de la vida adolescente junto a Jacobsen, Edu y Mia. No hay suficientes lágrimas para...