Capitulo 4: Todo va a estar bien

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Ambos soltamos una carcajada, me dio una terapia sin él saberlo, pase un par de años en psicólogo y ninguno me había dado una charla que me llegara al alma como las cortas palabras de este hombre. - Mala jugada. - Le dije sonriendo.


- Tienes buenos reflejos. - es como si hablara con Angélica versión hombre. Con la diferencia de que ¿me estaba enamorando de él? - Entonces, espera un momento. - Fue y se quitó su camiseta y ¡Dios mío!- hoy haremos respiración y braceo. ¿Te parece? ¿Lucero? ¿Lucero me escuchas? ¿Luuuuuceeerooo?

- Si, perdón, respiración y braceo.

- Así es. Bueno empecemos. - hizo sonar el silbato y me hundí. Al salir él sonrió. - Muy Bien, muy buen tiempo. Ahora vamos a la línea de partida y seguiremos el recorrido. - Así lo hicimos, terminé mi ejercicio y salí de la piscina, él me esperaba con una toalla blanca. - Vete a cambiar.

- Gracias. - Le dije sinceramente.

- De nada.

- Lo digo por sus palabras. Me hicieron mucho bien.

- Solo creo saber qué sientes.

- No lo sé. Espero que no haya tenido una perdida como la mía. - Sonrió y ahora fue él quien bajó el rostro. Hubo un silencio. Me acerqué y le di un beso en la mejilla y corrí hasta el vestíbulo. Me sentí como una adolescente.

Me alisté rápidamente cuando salí no lo vi por ningún lado. Había otros jóvenes en la piscina pero por ningún lado se encontraba él. Suspire y caminé hasta mi auto, dejé todo en el asiento de atrás y al subirme había en el vidrio una nota: "Todo va estar bien". Sonreí y la quite del parabrisas, arranque mi auto. Me detuve en aquel lugar que tenía años sin entrar, compré unas flores y caminé hasta donde estaba la tumba de mis padres. Me quedé ahí en silencio. No corrían lágrimas por mis mejillas, me arrodillé y dejé las flores.
- Perdonen, perdón por no haber venido durante todo este tiempo. - las lágrimas comenzaron a aparecer. - es que siento que es mi culpa que ustedes estén ahí. Si no hubiese sido por mí, por aquella presentación, ustedes estarían conmigo. Los extraño mucho. No saben la falta que me hacen. - ¿Qué hacía hablándole yo a una tumba? Pero confieso que esto me estaba ayudando muchísimo. Me levanté y Sequé mis lágrimas. Sentía que me había quitado como 100 Kilos de encima, me sentía bien, aquel "todo va estar bien" me estaba haciendo ver las cosas de manera positiva.

Subí las escaleras hasta mi habitación, al revisar mi celular tenía un mensaje de Andrés.
"Vamos hoy de rumba en la tarde, ¿me acompañas?"
¡¿WHAT?! Andrés sabe muy bien qué fecha es hoy, ¿cómo pretende que vaya de rumba con él el día del aniversario de la muerte de mis padres? Pero no le iba a pelear por eso.

"Ve tú, no estoy de ánimos. Diviértete"

"¿Segura? Mira que van los del equipo de fut."

"Si Segura, sólo que no te vayas a emborrachar, mañana hay clase. Te Quiero."

La verdad no tenía ánimos de pelear, pero tampoco me sentía acongojada. Me sentía... Libre. Y todo gracias a una corta frase de parte de mi entrenador.

Un nuevo mensaje, esta vez de Angie.
"¿Cómo te has sentido? Voy para tu casa, ¿ya estás allá?"

"Bien. Aquí te espero."

Angélica subió a mi habitación, no sin antes saludar a mi tía, entró y yo estaba mirando por mi ventana.
- ¿Cómo te has sentido?

- Fui al cementerio.

Bajo El Agua #CWEN2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora