Capitulo 6: Fernando Colunga

397 43 2
                                    

POV Fernando


 ¡Ven acá! – Cargué a mi hijo de Seis años, venía de su clase de guitarra.


- ¿Para qué tienes un maldito celular si no lo contestas? – Me reprochó Susana. Le quise gritar que con ella no tengo ninguna obligación pero por respeto a Samuel guardé silencio. – Fernando, te estoy hablando.

-Deberías a aprender a comportarte, estás en público y al frente del niño. – le dije en voz baja.

- ¿Compraste papas fritas? – Dijo Samuel al ver la bolsa.

Sí, ahora vamos a casa y pasamos la tarde juntos. ¿Te parece? – Susana nos observaba cruzada de brazos, esperando que le pidiera permiso a ella supongo. – Me llevaré el niño conmigo.

- Ok. Pero tú y yo tenemos una conversación pendiente.

Te lo dejé claro hoy en la mañana.

– Eres un estúpido, Fernando.

– ¡Vaya manera de expresarte frente al niño! Nos vemos mañana cuando vaya a llevar a Samuel.  Salí con mi hijo de la mano, luego lo alcé en mis hombros. Las pocas horas que pasaba a su lado las quería disfrutar al máximo, mi hijo ha sido mi motor.

Llegamos a casa y nos tiramos en un mueble a ver películas.- ¿Qué hiciste hoy Pá?

– Nadando campeón, estuve dando unas clases.

– ¿Y la pasaste bien? – Con solo seis años, Samuel hablaba como si fuera un mayor, era tan fácil entablar una conversación con él.

La pasé estupendo. –Le serví un vaso de limonada y me senté a su lado. – Conocí a una señorita.

- ¿Bonita? – Sonreí y la recordé.

Hermosa, tiene unos ojos color miel que parecen que hablaran.

– Papá, los ojos no hablan. – Me bajó de la nube y recordé que estaba hablando con un pequeño de seis años, que además es mi hijo.

Tienes razón. Entonces, ¿qué película vemos?

– ¡Transformers! – Pasamos la tarde viendo, Transformers 1, 2, 3 ,4. Samuel y esa bendita Saga que al final lo dejó exhausto. Lo recosté en la cama y yo me regresé a la cocina. Me serví un trago y me pregunté que estaría haciendo ella, ¿Qué estaría haciendo Lucero? Reaccioné y limpié mis ojos, esa mirada aún estaba presente en mi mente. Esa muchachita berrinchuda y antipática no me dejaba tranquilo. Me acosté al lado de Samuel, lo abracé y llegó el domingo.– ¿Hoy también le darás clase a la bonita? – Me preguntó mientras se amarraba sus cordones.

¡¿A quién?¡

- ¡A la muchacha bonita! Dijiste que era bonita.

– Ah sí, y creo que voy tarde. La cité a las 8. Así que corre. – Subimos al auto y lo dejé en casa de Susana. Me dio un fuerte abrazo y salí de inmediato al club. En la entrada vi un auto gris, supuse que era el de ella, caminé hasta la piscina y ahí estaba Lucero, pero se dejó hundir, no hacía nada, no era parte de una rutina, solo dejaba que el agua la manejara.

- ¡Lucero! Hey Lucero –grité, me quité los zapatos, me lancé con la ropa que llevaba puesta y la tomé en mis brazos -¿Qué haces? – Pregunté asustado.


- ¿Qué hace usted? ¡Suélteme! - La solté y se salió de la piscina, sentándose en la orilla con sus pies aun en el agua, me senté a su lado. Ambos en silencio, estaba llorando, lo pude notar a pesar del agua en su rostro.

Bajo El Agua #CWEN2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora