Bajo El Agua #CWEN2

Capitulo 10: ¡ Ya no puedo mas!

POV Lucero

Sequé de inmediato mis lágrimas, respiré profundo, él estaba afuera.– Si señor, ya salgo, aun no me he cambiado.

– Lucero, sal debemos hablar.

– Espere un minuto, por favor. – Quería tratarlo como mi entrenador. Pero él insistía.

– Tú, Por favor – Abrí la puerta y ahí estaba él, recostado a la pared con sus brazos cruzados.

– ¿De qué necesita hablar? Aún no he terminado de llenar mi planilla.

– ¡Perdóname! - ¿Qué? ¿Qué lo perdone? Lo vi besar a otra mujer quebrantando mis ilusiones, y él llega con su cara de yo no fui a pedirme perdón, aun no sé qué sintió él esa noche, y... 

- Perdóname, por sentir esto que no sé cómo explicarte, te he visto un par de días y no te he podido sacar de aquí. – señaló su cabeza. Y mi silencio fue total. 

– No te voy a mentir diciéndote que es amor, porque no lo es, pero es más que una atracción física. – mi silencio seguía. 

– es algo que si pudiera explicarte con palabras lo haría, pero no, no encuentro cómo.

– ¿Ya me puedo ir a cambiar? – Me había dejado sin palabras y como soy una daña momentos, lo hice.

– ¡¿Qué?!

– ¿Que si ya me puedo ir a cambiar?

– ¿Por qué llorabas?

– ¿Perdón? Yo no estaba llorando.

– Sabes qué, nos vemos ahora en la piscina, hoy harás velocidad. – Creo que se enojó y yo me sentí lo más estúpida posible, eran las palabras más hermosas que me habían dicho y yo la embarré.

Llegué y él ya estaba listo, con su gorro, sus gafas y un bóxer de baño, que ¡por Dios!, me puse de inmediato mi gorro y me lancé al agua. Nadé hasta donde estaba él.– Ya estoy lista. – Dije con voz arrepentida.

– Vete para la línea de partida, te cronometraré. – Me decía con voz de mando. Obedecí. Hizo sonar el silbato y nadé lo más rápido que pude. Detuvo el cronometro. 

- ¡De nuevo! ¡Hazlo! – Y repetí. 

– ¡De nuevo! ¡Al agua! – Mi cuerpo ya no daba para más. Él no esperaba que saliera del agua para gritarme de nuevo - ¡Otra! Hazlo.

– ¡YA! – Grité – ¡Ya, no puedo más! – me quité las gafas y comencé a llorar.

– ¡Es un entrenamiento fuerte! – Me ordenó.

– No hablo del entrenamiento. - Él lanzó su cronometro al piso y se fue para su oficina. - ¿Quién es el cobarde ahora? – Repliqué, él se detuvo en mitad de las escaleras.

– Tú, ¿por qué no aceptas lo que sientes? – Caminé a paso firme hasta él.

– ¿Qué quieres que acepte? – Él se acercó a mí.

– Que ese beso te impactó tanto como a mí. Que no has dejado de pensar en ello. Que anhelas estar bajo el agua, pero conmigo. – Levanté mi mano y traté de bofetearlo, Él detuvo mi mano, me acercó totalmente a él y me besó. De nuevo pude sentir sus labios acariciando los míos, pero este beso fue apasionado, totalmente apasionado. - ¿por qué no lo quieres aceptar? – Me dijo entre el beso. Me retiré y acaricié mis labios frente a él. Él me acarició la mejilla secando una lágrima. – Dime.