Capitulo 11: Nuestra Primera cita

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Me desperté ese domingo sin necesidad de alarmas ni del llamado de mi tía, desperté a las seis de la mañana, corrí y lavé mis dientes, Angie se despertó a los minutos.– ¿Acaso tú no duermes?

– Sigue durmiendo si lo deseas. – Me metí a la ducha, luego comencé a ponerme algo de maquillaje.

Lucero vas a meterte a una piscina, creo que el maquillaje no durará mucho. – La miré, tenía razón, para mis clases nunca me maquillaba. Solo pase de nuevo la esponjilla de mis polvos faciales. Acomodé mis cosas entre mi bolso, cuando me di cuenta ya eran las siete.

Creo que alguien está ansiosa por correr a los brazos de su entrenador.

– Nooo, solo que se me hace tarde.

– Ay Ajá. Oye, le das saludos de mi parte. – Guiñando su ojo.

Estás Loca, no le diré nada.Llegué al club, vi su auto y entré directo a los vestíbulos, no sabía qué hacer después de lo que nos confesamos el día anterior. Me alisté y salí al área de la piscina, ahí estaba él de espalda.

– ¡Fernando! – Él se volteó y sonrió al verme, abrió sus brazos y corrí como una niña hacia él. Me abrazó como si me hubiese extrañado. Me dio un pequeño beso en los labios.

¿Cómo has estado?

– Feliz. – Respondí sonriendo. Arrulló mi rostro entre sus manos. Se quedó mirándome.

Puedo jurar que tus ojos es lo más sincero que he visto en una mujer. – Bajé mi mirada. – No, no hagas eso. Levanta el rostro.

– Perdón. No estoy acostumbrada a que me digan estas cosas. – Él me sonrió.

Acostúmbrate, porque te lo voy a decir cada vez que mis ojos se encuentren con esa luz de los tuyos. – No aguanté, lo besé, inicié aquel beso, un beso que me hizo olvidar del lugar, es como si al cerrar mis ojos solo pensara en el sabor de sus labios, sentí sus manos acariciar mi espalda por encima de mi traje, por mi parte metí mis manos por debajo de su camisilla, y acaricié su espalda. Él nos detuvo, me dio un beso en la frente, sonrió de nuevo.


 – Lucero, es hora de empezar tu entrenamiento. – Asentí.

Toda la mañana fue así, concentrados en el entrenamiento, tenía que estar lista para presentarme delante del equipo, fue una mañana exhaustiva, una mañana llena de ejercicios, y de miradas. – Mañana debes estar aquí bien puntual

.

– Pero mañana debo ir a la Universidad.

– Lo sé, recuerda que ya tengo tu planilla, debes venir a las dos de la tarde. – Me puso una toalla sobre mi espalda.

Prométeme que mañana llegarás como la altanera de siempre.

– ¿Por qué?

– Porque así podré comportarme como el tirano que dijiste que soy. – Arqueé mi ceja.

– Pero no solo dije que eras un tirano. – Me acerqué y puse mis pies de puntita, le di un beso en su nariz. – Dije que eras un tierno tirano.

– Bueno, bueno Señorita. Necesito que mañana esté puntual. – Nos quedamos observándonos. – Puedo pedirte un favor.

– ¿Sucede algo? – Él acarició mi mejilla.

Tranquila no son malas noticias, ¿puedo invitarte a salir? – Mi corazón se aceleró, sentía que se me iba a salir. Me quedé en silencio. 


Pero, tranquila si no puedes nos vemos mañana y...

- Si, si quiero, quiero salir contigo. – Sonreí.

¿Paso por ti?

– Si, pero no a mi casa. – Él me miró extrañado. Le sorprendió mi respuesta. – Estaré donde Angélica, mi amiga.

– Tranquila, si no puedes hoy, será otro día.

– Si puedo, si quiero. – Sonrió y besó mi frente.

Paso por ti, te llamaré antes. – Me dio un sencillo beso en los labios, pero de esos que están lleno de ternura.

– Me voy a cambiar. Nos vemos en la noche. – Corrí al vestíbulo, al salir miré hacia su oficina, al parecer aún estaba ahí.Llegué a mi casa y me comuniqué con Angélica, tenía que pedirle que me cubriera, mi Tía pensaba que aún tenía la edad desde que dejé de celebrar mis cumpleaños, quince, me cuidaba de una manera única, además ella piensa que Andrés aún era mi novio.

Necesito quedarme esta noche en tu casa.

– ¿Por?

– Angélica, necesito... Voy a salir con Fernando.

– AAAAAAAH, ¡Qué emoción! Lucero por Diooooos. – Casi me deja sorda.

Cálmate por favor, dime que sí me puedo quedar hoy en tu casa.

– Claroooo, hoy seré una celestina en tu romance.

– No exageres. Y Gracias.

Mi tarde corrió entre buscar qué me iba a poner y qué excusa le iba a dar a mi tía por quedarme por fuera, muy poco lo hacía, pero esa oportunidad no me la iba a perder. Pero pensé que era más difícil de convencer, le dije a mi tía que me quedaría en casa de Angie y lo único que me respondió fue: "No se duerman tarde".Mi mente se concentró en la ropa que usaría, guardé todo en mi bolso, me fui en mi auto, concentrada en las calles pero pensando en él.Llegué donde Angie, a los minutos me llamó Fernando, pasaría por mí a las ocho en punto, Angélica enloqueció como de costumbre, quería saber que me iba a poner.Fernando es un hombre muy puntual, a las ocho estaba en la puerta de la casa, Angie se sorprendió al verme salir del baño.– Amiga, quedaste Wow.

– Dime que no me veo muy, no sé...

- Te ves espectacular, lo vas a dejar muerto.Mis nervios se aceleraron, bajé hasta llegar a la puerta, salí y vi a Fernando esperando recostado en su auto, llevaba una camisa blanca, un pantalón beige y una bufanda a juego. Suspiré y boté mi saludo.– Hola. – El volteó y no respondió. Quedó mudo y sentí que me tragó la tierra. – Hola – Repetí moviendo mi mano. Creo que aquel vestido negro, que dejaba mis piernas a la vista, mi cabello cepillado y un delicado maquillaje hizo efecto.

– Lucero, estás hermosísima. – Adivinen el color de mis mejillas.

– Gracias. – Me ayudó a subir al auto, de nuevo se quedó observándome. - ¿Puedes arrancar? – Se acercó y me dio un tierno beso, me sonrió y aceleró.Llegamos a un elegante restaurante con vista a la ciudad, una mesa para dos.

Eres como una cajita de sorpresas. – Me dijo mientras me sonreía.

¿Por qué lo dices?

– Te he visto en traje de baño, pero hoy, hoy... no me hagas hablar. – Sonreí, a los minutos el mesero nos trajo una botella de vino tinto, Fernando sirvió dos copas. – Quiero que brindemos por esta noche. – No sabía que decir, choqué mi copa contra la de él y tomé un sorbo. Quise ser sincera y mi corazón me pedía que me callara, pero no pude.

Fernando... es que, ¿tú y yo qué somos? – él sonrió.

Quiero ser más que tu entrenador y eso está claro, quiero conocer contigo un mundo diferente, quiero conocer tus sueños, tus...

- Ya, deja de decir eso, que me voy a enamorar. - ¿Qué? ¿En serio le dije eso? Se acercó a mí y me dio uno de esos besos donde pude sentir el néctar de sus labios.

Bajo El Agua #CWEN2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora