Tentación.

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De tus manos, el pecado, entre mis dedos enlazados,
y tus labios son las puertas al infierno.
Bésame entonces, y con el fuego de tus ojos mata mi delirio.
Entre tu piel y la mía no hay misterios.

Luna y sol: Tus ojos.

Un abismo nos separa, niña inquieta,
mas tu aroma aún permanece entre mis dedos
desde aquel crepúsculo, desde aquella vez,
cuando una aureola bordeó tus labios y me llevó a vivir.
Y me llevó hasta ti.
Y me llevó a morir por encontrarte
hasta perderme una vez más en tu sentir.

El placer del pecado se esconde entre tus labios,
déjame buscarlo hasta encontrarlo
y perderme en ellos una y otra vez;
pues si pecar es mi destino, quiero morir pecando en ti.

Historia de un Amor PerversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora