Las horas pasan solitarias
y la oscuridad se apodera una vez más
del silencio sepulcral de las mañanas,
de las lágrimas que ya no han de brotar.
Soledad esperanzada,
deja el nido y echa a volar,
a través del cielo gris de un día frío
para no volver a regresar.
Ya no hay música que no me recuerde
la paz que una vez me supo dar
y la suavidad que encontré en tus pasos
se desvanece mientras te veo marchar.
Tristeza y felicidad mezcladas,
por perder una gran oportunidad
y por haber sentido más intensamente de lo que pude imaginar.
Por tenerte y dejarte ir para que aprendas a volar.
Pero en mi puerto queda aún
el hogar que con amor para ti yo construí,
y si alguna vez recuerdas que yo te di el azul del cielo,
vuelve sin orgullo ni miedo, que yo siempre estaré aquí.
Pues este amor que tengo es eterno,
no reclama ni se resiente por lo que ha de venir;
por el contrario, es paciente y es sincero
y solo espera tu regreso para empezar a vivir.
Confieso que no es como quería
y confieso que no te quiero en otros brazos ver,
pero tal vez hacerlo logre hacerte entender
que desde el instante en que nos vimos fuiste mía, mujer.
Por amor te entregué todo
y por amarte tanto ahora me quedo sin ti
a veces hay que perder para darse cuenta de lo que se tuvo,
hoy espero que comprendas quién es al que estás dejando ir.
Porque amarte no significa retenerte
sino hacer hasta lo imposible por hacerte feliz,
y si hacer lo imposible significa perderte,
aunque me duela dejo el destino a la suerte
y espero que lo que sientes te regrese una vez más a mí.
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Historia de un Amor Perverso
PoetryHay amores que pasan solo una vez en la vida. Gigantezcas explosiones de energía. Tan intensos como destructivos. Que ni el tiempo ni los dioses se atreverán jamás a olvidar. Cuando la vi por primera vez fue que empecé a vivir. Desde ese momento, he...