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Llegué a casa después de haber ido a la editorial. Metí el auto al garaje y suspiré, tenía tanta hambre... lo único que había comido era el desayuno y el frapuccino que había tomado durante el camino hacia acá.
Entré a casa y fui al living a poner algo de música para amenizar el ambiente mientras preparaba el almuerzo, algo simple y rápido.

Escuché mi celular sonar mientras servía en un plato el espaguetti. Era mi hermano Stefan. Sonreí de lado. Ese chico siempre tenía cosas que contarme acerca de sus conquistas o travesuras. La verdad me recordaba a mi cuando tenía su edad. Últimamente no he salido con muchas chicas, no porque no tuviese con quién, sino porque no me he dado el tiempo.
He tratado de centrarme en el trabajo y a la vez tomar un descanso de la vida loca y los excesos.

¿Qué hiciste ahora, pequeño demonio? –Dije divertido.–

Se saluda primero, ¿sabías, Grey? Y no, no he hecho nada... Aún. –Lo oí reírse.– ¿A qué hora llegas?

Fruncí el ceño mientras tomaba un sorbo de vino desde mi copa.
¿Ir? ¿A dónde? Quizá me había pedido un favor como, por ejemplo, ser su chofer personal.

Stefan, no te iré a dejar a ninguna fiesta hoy. –Rodeé los ojos y llevé con el tenedor un bocado de fideos a mi boca.–

¡Pero si la fiesta es aquí! ¿No recuerdas el cumpleaños de tu hermano?

¿Cumpleaños? Stefan había celebrado el suyo la semana pasada... En mi casa.
Me contó que había sido una fiesta de espuma con piscina, luces estroboscópicas, música hasta reventar el lugar, tragos, mujeres (muchas) y uno que otro drogadicto infiltrado que salió a patadas de la fiesta. Obviamente no debían haber desmanes que arruinaran el cumpleaños de mi hermanito.

Pero, ¡Ryan! ¿Cómo pude olvidarlo? Seguramente porque era el hermano aparentemente menor, tranquilo, que no hacía tantas locuras. Sólo había pedido para su cumpleaños una junta con amigos, licor, comida y música. Nada exagerado. Y lo había olvidado por completo.

¿Chris? ¿Estás ahí? –Stefan me sacó de mis pensamientos– Ven pronto. Ryan fue con mamá a ayudarla con las compras, y no sabe que vendrás. Sabe el hombre ocupado que sueles ser... –Noté un dejo de tristeza en su voz.–

Me dolía no poder pasar más tiempo con mi familia, y más por mis hermanos...

— Sí... En... En una hora estaré allá... Nos vemos. –Colgué y suspiré, cruzando mis brazos sobre la mesa y apoyando mi barbilla en ellos con el plato de comida al frente. Ya no tenía hambre. Los recuerdos empezaron a invadir mi mente...–

"Desde que mamá murió, nuestra madre biológica, me hice más cercano a ellos. Eran sólo unos niños, y yo tenía que pasar tiempo con ellos después del colegio, y más tarde la Universidad, mientras papá trabajaba, haciendo crecer cada vez más su empresa automotriz. Poco tiempo después se casó, pero esta mujer nunca pudo ocupar el sitio de mamá en mi, aunque fue un salvavidas para Ryan y Stef...

— Grey, mueve tu trasero si quieres hacerlo todo y llegar a tiempo... –Murmuré para mí mismo y me levanté. Llevé las cosas a la cocina, tomando el último sorbo de vino que quedaba en la copa.
Subí a mi habitación, me despojé de mis ropas y fui al baño para tomar una ducha rápida.–

Papá retomó el cargo total en la casa cinco años después, tras haber hecho un negocio millonario gracias a los contactos de su esposa, y por fin mis hermanos pudieron tener una estabilidad emocional y familiar.

En cambio yo acabé la carrera de licenciatura en lengua y literatura con honores por mi excelente desempeño académico. Con anterioridad fui contactado por una editorial para publicar un libro que había estado escribiendo en mis tiempos libres en la Universidad y se convirtió en un Best Seller, ocurriendo eso con todos los libros que he publicado, uno tras otro.

Tomé uno de mis tantos trajes para ponerme, pero negué y me dirigí a esos cajones donde guardaba mi ropa de diario. Busqué algo cómodo: Una polera gris, unos jeans negros y unos mocasines, y del ropero saqué una chaqueta de cuero.
Bajé las escaleras, tomé las llaves del Audi y... no, ahora usaría el Alfa Romeo. Me puse mis gafas de sol y salí de casa.

Partí entonces hacia alguna tienda donde vendieran artículos de skaters y cosas así. A Ryan le fascinaban.
Mientras iba en camino a una, en un semáforo en rojo me detuve, y quedé mirando por la ventana...

Ahora todo es mejor que antes, de cierta manera...
Después de 5 años empecé a vivir en una gran casa (por no decir mansión) que me regalaron mi padre y Nina por uno de mis cumpleaños que, después de mucho insistirme, aunque siempre me negué, terminé aceptándola.
Viví unos meses con mis hermanos, pero preferí que vivieran mejor con papá, pues yo tenía más asuntos que hacer, y había ocasiones en que nuestros horarios ni siquiera coincidían para pasar tiempo juntos.

Los bocinazos me sacaron de mis pensamientos por ese momento, así que partí.

30 minutos aproximadamente después...

Las compras fueron más rápidas de lo que yo creí que serían, y llegué dentro de la estimación de tiempo que le había informado a mi hermano. Por cierto, tenía que llamarlo.

— Ábreme la reja y el garaje para estacionar el auto. –Dije al momento de oírlo contestar el teléfono y colgué, esperando.–

Después de uno o dos minutos abrió todo, estacioné el auto y fui al interior de la casa, topándome con Stefan y su gran sonrisa.

— ¡Grey! Eres bastante puntual.

— Suelo cumplir lo que digo. –Sonreí con suavidad y le di un corto abrazo.– Tengo algunas cosas para Ryan en el auto. ¿Las traigo ahora o...?

La canción B.Y.O.B. de SOAD que provenía del celular de Stefan interrumpió mis palabras. Él contestó y esperé en silencio. Un gesto en su rostro de emoción eran señal de algo bueno. Colgó y corrió a la puerta del fondo. Obviamente fui tras él.

— PREPÁRENSE. RYAN ESTÁ A MEDIA CUADRA DE ACÁ. –Gritó al gentío que estaba en la previa de la fiesta.–

Escuché un gran bullicio de parte de ellos y vi cómo corrían en todas direcciones para acomodarse en un buen sitio para recibirlo.

— Grey, ¿por qué no vas a recibir al pequeño Ryan? –Me dio un pequeño golpe en el hombro, animándome a hacerlo. Asentí y fui a la entrada.–

Hace tiempo que no asistía a reuniones familiares ni veía a mis hermanos frente a frente, y Ryan era el más afectado. El cumpleaños de Stefan sólo se realizó en mi casa porque tuve que hacer una gira para promocionar, firmar y hacer charlas sobre mi último libro publicado. Yo había sido como un padre para ellos, pero quien solía decírmelo más era Ryan en la época en que papá no estuvo con nosotros.
Actualmente no me lo decían, pero yo aún sentía ese amor suyo".

Saqué mis gafas de sol al ver el auto acercarse y abrí manualmente la reja para que entrara a casa. Cerré y vi a Ryan bajar rápidamente, con un brillo en sus ojos.

— ¿G...Grey...?

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