III

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— ¿Cuál chica te agrada más? –Dijo uno de mis colegas mientras cerraba la puerta de mi oficina.–

Finalmente habíamos llegado a un acuerdo: Había accedido a tener una secretaria que tomara mis llamadas, mis citas y me avisara ello, y no lo que el resto quería, que era un asistente para entregar mis trabajos, ir conmigo a todas las reuniones... Un parásito humano. Y no, yo no necesitaba algo así.

En el Hall había un grupo de señoritas (y señoras) de variadas edades y diversas experiencias. La verdad me gustaba la idea de alguien a quien no tuviera que enseñarle cómo tomar un dictado rápido, pero tampoco deseaba tener una abuela con mañas de otro lado.

— Me gustaron... la de cabello con rulos y la pelirroja –Dije después de pensar un poco en el rostro de cada una y sus respectivos currículums– Dile a las demás que se les llamará pronto. –Me encogí de hombros mientras veía que mi amigo tomaba asiento frente a mí, al otro lado del escritorio.–

— A mí no me gustó la pelirroja. Su actitud es un poco... irritante. Y yo te conozco; te aburrirás pronto y buscarás a una de las otras. Oye, ¿qué tal encontraste a la rubia? –Dijo Josh con una sonrisa pícara.–

Rodeé los ojos riendo. Josh era casi tan mujeriego como yo, nos habíamos conocido gracias a la carrera que nos unía y salíamos de caza a las fiestas cada que podíamos. Amaba a las rubias, y su rechazo hacia Victoria, la pelirroja de la que hablábamos, se debía a sus dotes de vidente que heredó de su madre. Nunca lo entendí bien, pero cada cosa que decía siempre se cumplía.

De pronto escuchamos unos golpeteos nerviosos en la puerta que interrumpieron nuestra conversación, nos miramos extrañados, pero invitamos a pasar a quien estuviese afuera. Miramos atentos a la puerta y vimos cómo una chica delgada de cabello marrón oscuro y piel clara entraba con una carpeta en sus manos. Se veía joven, de unos 21 años, y nos miraba temerosa.

— ¿S...señor Grey? Lamento haber llegado tarde, pero tuve problemas con el tráfico, después al llegar me equiv...

— Si quieres conseguir un trabajo fallando con lo más crucial que es la puntualidad entonces puedes ahorrarme el tiempo de ver ese currículum. –Dije serio, interrumpiéndola, y proseguí– Además, eres muy joven, ¿qué clase de experiencia tienes? ¿Y en qué te equivocaste? ¡Dos fallas en un mismo día y aún no entras a trabajar!

Solía ser muy crítico cuando algo me molestaba, y esta chica no era apta para un trabajo de alto nivel como él mío, era como un pollito indefenso, hasta que noté que su rostro se tornó serio y tomó una postura firme.

— Señor, no es mi culpa que tenga un personal tan maleducado y con poco profesionalismo. Llegué y una de las asistentes me dijo que no se encontraba usted aquí, sino que tenía licencia médica y que no me preocupara por entregarle esto. –Puso la carpeta en mi escritorio pero antes de seguir Josh la interrumpió.–

— Pero... ¿puede decirnos quién le dijo esa información errónea?

— Era una chica pelirroja alta, vestida bastante provocativa con una mini falda negra...

Al oírla cubrí mi rostro con una mano, mientras sentía la voz penetrante de Josh en mi cabeza:

A mí no me gustó la pelirroja. Su actitud es un poco... irritante. Y yo te conozco; te aburrirás pronto y buscarás a una de las otras...

Aún no la contrataba y ya me estaba causando problemas...
Alcé la mirada, ¿qué más iba a decir? Antes de que siquiera formulara algo en mi mente ella habló.

— Y, señor Grey, tengo 24 años, en mi currículum sale mi experiencia y mis recomendaciones. Qué ironía: Nunca debería juzgar un libro por su portada. –Alzó una ceja y extendió a mí una mano.– Fue un placer.

Me puse de pie y estreché su mano mientras la miraba fijamente a los ojos, pero no tenía nada que decirme con ellos. Su actitud retadora era fascinante, y esa faceta de chica inocente que no rompe ni un plato era la carnada perfecta para caer en el prejuicio.

— El placer ha sido mío, señorita...

— Edwards, señor. Destiny Edwards. –Sonrió suavemente, pero no era una sonrisa de cortesía. Había visto en mis ojos que no tenía ningún arma en contra de ella, quizá también estaba adivinando lo que pensaba de ella, de la pelirroja y de la mirada persistente de Josh sobre nosotros.

Pero ya no importaba, pues salió como entró, pero algo en mi cambió, un picor de curiosidad apareció...

— Quizá sería interesante tenerla en la editorial... ¿No crees? –Miré a Josh con una sonrisa traviesa mientras guardaba la carpeta de la chica en un cajón.–

— ¿Qué tienes en mente, Christian? –Ladeó el rostro y se acercó a mí con las manos en los bolsillos.–

— Cancelaré el resto de mis planes de hoy. Tengo mucho que pensar... Ah, y encárgate de que esta niña esté aquí mañana mismo. Así no tendrá tiempo para... bueno, para pensar si será capaz de soportarme. –Reí y tomé mi chaqueta del colgador.– Y no quiero que esa pelirroja loca vuelva a poner un pie cerca de mí. –Rodeé los ojos saliendo de la oficina.–

— Te dije que era rara. –Dio un golpe en mi hombro con el puño, mientras que cerraba la puerta tras nosotros.– ¿Por qué nunca confías en mis presentimientos?

— Porque siempre aciertas, y me arruinas la sorpresa... –Me mantuve un momento en silencio y volteé a verlo.– ¿Qué opinas sobre lo que pasará con Destiny?

En ese momento él ya me estaba viendo, divertido. Se encogió de hombros y llamó el ascensor, volteando hacia las puertas que se abrían.

— Creo que esta vez no te lo diré para... no arruinar la sorpresa. ¿Vayamos a tomar algo?

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