XI

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— ¡¿Pero qué hiciste Christian?!

— ¡Ya te lo dije, maldita sea, Josh! La mujer no quiso admitir lo que hizo, me enfurecí y renuncié. No tiene mucha ciencia, no sé cómo no puedes entenderlo. -Rodeé los ojos mientras terminaba de guardar en una caja las pocas pertenencias que me quedaban en la oficina.-

Era todo. No quería perder más tiempo en ese sitio, que últimamente quería controlarme y obtener más de mí y de lo que podía dar.

— Pero, ¿y Destiny?

— Puede ser tu Secretaria, no creo que te resistas. -Revisé que no quedara nada y tomé la caja para retirarme- Es linda, y puedes conquistarla y llevarla a la cama con tan sólo chasquear los dedos.

— No me refería a eso. -Alzó una ceja. Intuía lo que estaba queriendo decir- Le gustas, Chris. ¿Qué crees que dirá cuándo te vea salir con esa caja? ¿Crees que está aquí por el empleo?

Me encogí de hombros. Salí de aquella oficina y tras mío salió Josh. Cuando vi a Destiny suspiré. Quizá no había pensado bien las cosas. Quizá había decidido muy rápido y no era lo correcto irme aún... Pero ya había dicho y dejado claras las cosas. Lo que menos quería era estar en ese sitio.

— ¡Christ...! ¿Christian?

Su mirada me lo dijo todo... o bueno, casi todo. Nunca podía saber claramente lo que quería decirme con sus ojos, pero esta vez veía miedo, desilusión... no podía dejarla así. Me partía el corazón ver cómo me escudriñaba, tratando de adivinar lo que sucedía, aunque sin éxito. Creo que aprendí de ella, a mostrar sólo lo que quería que supieran de mí, y no mostrar nada innecesario de más... aunque claramente teníamos que hablar, así que poco duró el no decirle nada. Josh me miró y enseguida entendió lo que tenía que hacer. Se retiró a su oficina, y en ese sitio quedamos sólo ella y yo.

— Destiny... yo...

— ¿Qué sucedió? ¿El señor Wolff te...?

— No, yo... renuncié. -Suspiré mientras apoyaba la caja en su escritorio. No es que llevara muchas cosas...-

— Pero... ¿Por qué? -Se veía confundida. En verdad no se daba cuenta de lo que estaba pasando.-

— ¿Podemos hablar en otro sitio? La verdad no soporto un minuto más aquí.

— ¿Qué... qué pasará conmigo? Es decir... -Hablaba mientras se levantaba y arreglaba sus cosas, metiéndolas a su bolso. La verdad que el color vino de aquel vestido le quedaba excelente, pero no era el momento indicado para pensar en su aspecto.-

— Puedes pasar a ser secretaria de Josh. No creo que le moleste.

Se limitó a fulminarme con la mirada al escucharme, a lo que yo respondí encogiéndome de hombros.

Cuando estuvo lista partimos al estacionamiento, guardé la caja al fondo del maletero y suspiré. Tantas cosas dejaba atrás... pero todo era para bien. Debía serlo.

Cuando llegamos a mi casa pudimos hablar mejor. La verdad estar entre las paredes de aquel al que llamaba hogar me hacía sentir... seguro. En realidad era donde más podía ser yo mismo. Podía pintar, cantar, bailar, reír... hacer lo que se me antojara, y nadie estaría ahí para juzgarme. Sí, también detestaba la soledad, pero... Era lo mejor.

— Christian, vuelvo a decirlo, no creo que haya sido la mejor decisión.

— Y yo vuelvo a decirte que no hay marcha atrás. ¡Por favor, Destiny! Si quieres también puedes renunciar. No estás encadenada a aquel trabajo.

— Claro, y luego lo hará Josh, después Mérida de recursos humanos, Autumn, la de contabilidad, los chicos del aseo...

— ¡Bueno, ya! No estoy para ironías tuyas.

En vez de molestarse empezó a reír de a poco. Creo que no había razón para seguir discutiendo por estupideces.

Pasamos la tarde viendo series que me mostraba en Netflix. Me había comentado que se pasaba haciendo lo mismo con Stefan. Con razón nunca salía de su habitación ese chico...

Ya era tarde, y no tuvo más remedio que quedarse a dormir. Le cedí mi habitación y yo fui a la de invitados. Era tan raro dormir en otra cama, aunque fuera parte de mi propia casa...

Desperté temprano, bastante para mi gusto. Quise seguir durmiendo, aunque mi estómago quería otra cosa, así que me levanté y fui a la cocina para prepararme algo de comer, pero recibí un buen susto al momento en que iba a abrir la puerta, pues Destiny la abrió antes, no sin acompañar su salto de sorpresa con un corto, pero no menos agudo, grito. Soltó el vaso con agua que tenía entre sus manos, el cual obviamente se rompió al estrellarse contra el piso. Corrí por una escoba para poder deshacerme de aquellos restos, pero mientras yo iba ella se agachó para recoger los vidrios rotos, hiriéndose en el intento.

— ¡Rayos! –Jadeó, retirando al instante sus manos del vidrio ensangrentado. Lo había tomado con tanto nerviosismo y rapidez... mala combinación–

— ¡Destiny! ¡¿Por qué hiciste eso?!

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