XXV

11 3 0
                                    

— ¿Christian? ¡Christian, despierta!

— Estoy despierto.

— Bueno, entonces levántate.

— ...

— ¡Christian!

— Cinco minutos más...

Era divertida la forma en que Destiny quería despertarme, con gritos chillones, remezones y tirones de sábanas. No sé cómo Destiny estaba como si nada después de lo de anoche, yo estaba agotado, ni siquiera sabía la hora que era.

— Christian, Josh llamó hace quince minutos y quiere vernos en su casa en dos horas más, así que quiero que te levantes, te bañes y te vistas.

— ¿Y nos bañaremos juntos? –Mordí mi labio coquetamente y reí divertido.–

— No, porque yo ya estoy lista desde hace mucho.

Después de discutir y forcejear un rato llegamos a un acuerdo: Tendría mis cinco minutos de descanso, pero tendría que preparar el desayuno. No era nada que no pudiese hacer.

2 horas después

— ¿Josh? Ya estamos acá afuera.

¿En serio? Creí que llegarían después. Conozco lo retrasado que eres.

— ¿Quisiste insultarme indirectamente?

No respondió, sólo colgó. Después de un par de minutos lo vimos salir de la gran casa con una gran sonrisa en el rostro. Abrió la reja y esperó a que entráramos el auto para cerrarla de nuevo.

— ¿Y qué tal? –Se acercó al vehículo y abrió la puerta de Destiny, ayudándole a bajar como lo haría cualquier caballero.–

— Josh, qué gusto volver a verte. –Dijo la chica animosamente.–

— Lo mismo digo. Estás cada vez más hermosa.

Ella sólo se sonrojó mientras esbozaba una ligera sonrisa. Yo me acerqué por detrás de ella y extendí una mano a mi amigo. Ahora quizá sus modales se habían refinado, pero, como siempre, respondió a mi saludo con un caluroso abrazo, a la vez que susurraba en mi oído.

— Sabía que tenías buena mano. Mira lo bien que está tu chica.

Sólo reí y negué. Al parecer lo elegante lo tenía sólo en la vestimenta.

— Dime qué tienes de bueno para nosotros el día de hoy.

— Bueno, antes de ir a la oficina los cité aquí para que viéramos el modo en que trabajaremos, nuestra distribución y... Esas cosas, supongo que será mejor si entramos.

Asentimos y entramos junto a Josh a su "humilde" morada. Era casi como la mía, sólo que en vez de tener un salón de pintura era un salón de baseball, con bates, tarjetas, banderines y un sin fin de cosas más relacionadas con ese deporte. Al parecer le fascinaba, pero no lo suficiente como para practicarlo.

Después de presumirnos su bello salón bajamos y nos dio un tour por el resto de su casa, mostrándonos cada cuadro, cada vasija y su procedencia.

— Y, si gustan, –Empezó a decir mientras entrábamos a la cocina– puedo prepararles un poco de sushi para el almuerzo.

— ¿Y desde cuándo te gusta a ti el pescado crudo? –Dije mientras fruncía el ceño. Eso de carnes sin cocción no iba conmigo.–

— Oye, el sushi es rico. –Dijo Destiny, poniéndose de parte de Josh.– A mí me encanta.

— La dama ha hablado. –Dijo mi amigo encogiéndose de hombros, agradeciendo la intervención de la chica.–

Abrió el refrigerador y sacó una bandeja con un gran trozo de salmón. Se veía hermoso, valía la pena prepararlo para algo más gourmet que para un simple sushi.

Nos lo mostró, presumiendo nuevamente de dónde venía importado, cuánto le había costado y lo delicioso que estaría enrollado en un alga con arroz.

Al parecer el rostro de Destiny, al tener el pescado crudo cerca, cambió de opinión, pues se veía ligeramente asqueada, quizá por el olor aún a mar que se percibía.

— Destiny, ¿te sientes bien? –Dije, interrumpiendo el inspirador discurso que estaba teniendo mi amigo.–

— Sí –sonrió levemente sin mirarme–, estoy bien, no te preocupes.

— Discúlpame, Destiny, no noté lo fatigada que te ves. –Dijo Josh, algo apenado, mientras guardaba el pescado en su lugar.– ¿Deseas un té?

— No, en serio –Insistió–; estoy...

No pudo seguir ocultando su malestar, pues una arcada la interrumpió, asustándonos a Josh y a mí, y haciendo que nos miráramos sin entender qué pasaba.

— ¡Destiny! Toma asiento, enseguida te prepararé algo.

— No Josh, si le das algo y tiene ganas de vomitar igual se le va a devolver. –Dije mientras la ayudaba a sentarse, pero negó y se puso nuevamente de pie.–

— ¿Dónde está el baño, Josh? –Dijo la chica, entre mareos y asqueos. Nunca había visto una reacción así por un simple pescado.–

— Abajo de las escaleras está el más cercano. Christian, llévala, yo prepararé una habitación para ella.

Al terminar de decir esto, Josh salió disparado hacia el segundo piso. Quizá se sentía mal por lo que sucedía, y quería desviar su mente ocupándose en algo.

Mientras tanto yo llevé al baño a Destiny, la que no me dejó entrar con ella por ningún motivo. Supuse que ser muy insistente no ayudaría en nada, así que subí a ocuparme de Josh.

Me asomé a una de las habitaciones que tenía la puerta entreabierta y ahí estaba, sentado en la cama cubriendo su rostro con sus manos.

— Josh, ¿qué pasa?

— ¡Christian! –Dijo, algo sorprendido, mientras con los dedos secaba la humedad de sus ojos.– ¿Por qué dejaste a Destiny sola?

— No quiso que entrara con ella. –Pasé y me senté a su lado, abrazándolo.– Tú también me preocupas, amigo.

— Tranquilo –dijo correspondiendo a mi abrazo–, estoy bien. Ve por Destiny, yo iré a prepararle un té. Quizá se le revolvió el estómago.

— Quizá fue el nerviosismo por tu nuevo proyecto... Y sí, quizá el salmón contribuyó un poco. –Sonreí levemente, animándolo, cosa que él también hizo y asintió, levantándose.–

— Sí, puede que tengas razón... Gracias.

Lamentablemente por el contratiempo no pudimos seguir hablando de negocios, ni de la fabulosa casa de Josh, pero a menos Destiny se sentía mejor, ya reposando en cama y terminando su segundo té. Decidimos conversar de distintas cosas para distraerla y mantenerla animada. Ella quiso llamar a Stefan, pero sugerí que no sería la mejor idea, porque los preocuparía a todos allá en casa. Sólo respondió con un suave "Tienes razón", y minutos después se quedó dormida.

Con Josh bajamos a su sala de estar, así podríamos conversar mientras Destiny descansaba, y así no la molestaríamos. Supuse que hoy tendríamos una especie de "noche de chicos"... Sólo que sin mujerzuelas como lo hubiese sido años atrás.

FAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora