— ¿Cómo dices?
No podía creer lo que me estaba diciendo, es como si estuviera conectada con mis pensamientos. Acababa de decir lo que yo tanto temía, quizá por ser rechazado, o visto como un ridículo. Siempre las chicas iban tras mío... Y al parecer ahora la historia era al revés.
Antes de que ninguno pudiese decir una palabra mi teléfono sonó, haciéndonos pegar un salto. Era Josh.
Vaya, hace tiempo que no sé de ti, amigo. –Dije en mis pensamientos mientras veía el celular y sonreía divertido. Nunca se podía saber la noticia que traería.–
— ¿Quién es, Christian? ¿Stefan?
— No; Josh. Permíteme... ¿Hola? –Contesté, y mientras tanto le hice señas a Destiny para que saliera de la habitación. Supuse que no teníamos nada más que hacer ahí.–
— ¡Christian! ¡Tanto tiempo sin tener noticias tuyas! ¿Qué ha sido de tu vida, viejo amigo?
— Josh, nos vimos hace algunos días... O semanas, la verdad no recuerdo, pero tampoco es para ponerse así de melancólico.
Reí mientras bajaba las escaleras con Destiny y le señalaba la cocina, preguntándole también con gestos si quería algo de tomar o comer mientras yo conversaba. Ella sólo hizo señas de que estaba bien, que ella sola podía, así que partió. Yo volví escaleras arriba hacia la habitación, escuchando cada una de las historias de vagancia que había tenido: Desde las más placenteras, como que un día salió con una chica que le presentó a su hermana, y los tres terminaron en la cama de un motel, hasta las más... extrañas, siendo una de ellas cuando fue a una fiesta donde conocía a un amigo de un invitado del anfitrión. Ahí encontró a una tal María... Que al final de la noche resultó ser Mario.
— ¡Oye, oye! Tampoco quiero que me especifiques la manera en que descubriste que no era mujer.
— Créeme, Chris... –Suspiró exagerada y dramáticamente.– Fue de la peor manera posible.
— No, no, no... No me digas más que empiezo a imaginarlo. –Ambos reímos sonoramente. Sabíamos que si nuestra vocación no hubiese sido la escritura, no hubiésemos quedado nada mal como actores.–
— Bueno, bueno, ahora cuéntame qué has hecho tú. ¿Conseguiste trabajo?
— No, y no pienso buscar uno.
— ¿Ocurre algo?
— Sí, ocurre que Christian Grey, el mejor escritor de esta década, está desempleado y nadie lo llama, siendo que hace unos años las editoriales y mil y un compañías de cine y teatro querían adueñarse de mí. –Bufé pesadamente mientras me tiraba de espaldas en la cama.–
— Christiin Grii, il mijir iscritir di isti dicidi. –Me arremedó. Seguro que rodeó los ojos por mis exagerados lamentos.– Bien, pues basta de lloriqueos. Tengo la solución a tu problema.
— ¿Tim Burton quiere que le escriba alguna obra para que la adapte a su hermosamente sombrío estilo cinematográfico? –Dije cerrando los ojos, y casi arrastrando las palabras. No era por presumir, pero mi cama era jodidamente cómoda.–
— Voy a ignorar las ridiculeces que acabo de oír y te haré una propuesta: Trabaja conmigo.
— ¿De qué hablas, idiota? No volveré a trabajar con el viejo...
— Creo que formulé mal mi oferta: Me refiero a que quiero que trabajes para mí. –Puso énfasis a las tres últimas palabras de su frase, como queriéndome dar a entender lo que en verdad quería decir.–
Fruncí el ceño. Esto me estaba tomando tiempo.
¿Trabajar para él? ¿Eso significaba ser su secretario, o algo así? ¡Ya dejé atrás la homosexualidad, por Dios! Pero Josh no era gay...Esperen... ¿Trabajar para él? Si él estuviera trabajando en la editorial ÉL ya estaría trabajando para alguien más, en cambio, si es independiente puede tener empleados. ¿Él mi empleador? A menos que haya creado su propia editorial, o negocio, qué sé yo...
«¿Cómo que "qué sé yo", Christian? –Me reprendió mi subconsciente.– ¿Por qué no le preguntas, si ya estás con él al teléfono?»
Idiota...
— Mmmm, ¿Josh? –Pregunté, como dudando de mi [patético] análisis.–
— ¿Sí, Christian? –Dijo pacientemente. No sé cuánto tiempo le tuve esperando.–
— ¿Tú... Renunciaste?
— Sí. –Dijo con un tono especial, como queriendo decir "Tibio, tibio".–
— Y... ¿Pusiste tu propio negocio?
— Una pequeña y hasta ahora anónima editorial. ¿Te sirve?
— ¿Ya hablaste sobre esto con Destiny?
— Si quieres que sea nuevamente tu secretaria tú mismo puedes decirle. Tengo el sueldo contemplado para cada integrante de este nuevo proyecto.
— Olvidaba que eres tan rico como yo. –Sonreí de lado y me senté en el costado de la cama, frunciendo levemente el ceño. ¿No me habré quedado dormido, y estaré soñando todo esto?–
— Después de gastar mi dinero en tu sueldo tú te estarás haciendo más rico. –Rió un poco, pero se detuvo para añadir:– ¿Estás entendiendo todo lo que te estoy diciendo, Christian? ¿O te estabas quedando dormido en la cama?
— Ammm... Un poco de ambas, supongo. –La puerta se abrió. Era Destiny que traía un poco de fruta picada. Le hice una señal para que guardara silencio, y asintió con la cabeza mientras buscaba dónde poner la bandeja con las cosas.–
Era increíble: El chico por el que sus padres no daban ni un peso por quererse dedicar a la escritura y no la ingeniería estaba teniendo grandes ideas, como esta de empezar de cero un proyecto, con igual probabilidad de que funcionase, o que de plano fuera una inversión tirada a la basura. Nada mal, siendo que Josh siempre se creó una imagen no muy valórica, ni tampoco se planteó llegar a ser un modelo a seguir para nadie. Él sólo era él, pero pocos logramos ver quién se encuentra dentro de ese caparazón de rebeldía y buena vida.
Quizá por eso mismo somos mejores amigos, quizá cada uno vio su refugio en el otro. Quizá nos dimos cuenta de que estábamos ambos igual de rotos o lastimados, que ambos buscábamos las mismas escapatorias de nuestra realidad, que, siendo tan jóvenes, queríamos vivir la vida al límite.
Quizá nos vimos reflejados el uno en el otro, y ese era nuestro margen de error: Si veíamos al otro a punto de hacer algo estúpido uno se calmaba, y el otro bajaba las revoluciones. Quizá los iguales sí se atraen, no hablando románticamente, sino que, en nosotros mismos, hallamos un límite, un equilibrio. Un poco de paz dentro de nuestro agónico mundo.
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FAKE
Teen FictionChristian Grey es conocido por ser un atractivo y adinerado escritor, con una vida envidiable. Pero no siempre fue así. Cuando sólo era un niño le arrebataron lo más preciado de su vida sin saber el porqué. Tuvo que fingir ser quien no era, y adapta...