– Lo siento, no escuché el timbre con la música. –Dije a modo de disculpa.-
– Descuida, igual no estuve tanto tiempo afuera. –Sonrió a la vez que miraba a su alrededor. La cocina era el único sitio de la casa donde se podía conversar a gusto junto con las habitaciones, pero obviamente no la llevaría allá para conversar.-
Habrían pasado unos 13 o 15 años sin ver a Kathy. Me llegaba a sentir viejo al contar los años. Ella había sido un gran apoyo para mí durante mi tiempo de depresión y confusión, pero lamentablemente perdimos la comunicación cuando sus padres se mudaron por trabajo a Nueva York. La verdad nunca pensamos en mantener el contacto, o siquiera intercambiar los números.
Estuvimos conversando de todo eso y lo que hicimos después con nuestras vidas durante todos estos años, pero era aburrido estar dentro, aislados, y que afuera estuviesen pasándola todos bien, así que decidimos pasar al patio, donde estaban todos, para tomar algo mientras conversábamos. Total, era mi casa, y yo podía hacer lo que quisiese. Tomamos asiento al lado de la piscina, mientras la luz del sol que se reflejaba en el agua. Cuando se hizo más tarde, las luces del jardín nos iluminaron con su tenue luz.
- ... Y es así como ahora estoy aquí con Christian Grey, el mejor escritor del país, en una fiesta en su jardín y tomando un whisky en las rocas. –Dijo mientras miraba el hielo en su vaso, pero de licor no quedaba casi nada.-
- Que larga travesía realizaste. –Reí un poco.- Oye, ¿y qué tal va eso de la danza? Yo sabía que tenías que estudiar algo relacionado al baile: Siempre fue lo tuyo.
- Sí, lo sé... Aunque no puedo decir lo mismo de ti. –Rió divertida, y rió aún más al ver mi cara de molestia.- Oye, tienes que admitir que siempre has tenido dos pies izquierdos.
- Tomé clases de baile durante meses para no llegar sin experiencia al baile de graduación de la secundaria. –Alcé una ceja, indignado.- Ahora yo podría darte clases sin problemas. –Dije, casi orgulloso de mí mismo. Al menos esos 7 meses de clases de baile surtieron efecto, y nunca más olvidé cómo hacerlo.-
- Bailar en discoteques y en esos lugares raros a los que ibas no es bailar: Eso no es arte, mi querido amigo. Además, no creo que sepas tanto del ballet como yo... Disculpa, ¿puedes servirme más, por favor? –Extendió hacia mí el vaso cuando vio que yo me servía.-
- Oye, yo creo que ya has tomado suficiente en estas horas. –Dije, un poco preocupado. Le había dicho a Stefan que no quería ebrios en casa, y ahora mi amiga de años se estaba pasando de copas.- Yo me sirvo porque es el tercer vaso, en cambio tú llevas unos... ¿Nueve?
- Siete, Christian. Me ofendes. Ya, no seas tonto, dame aunque sea la mitad, ¿sí?
No pude responderle, pues uno de los amigos de Stefan se tiró a la piscina de una manera tan extraña (por no decir estúpida) que provocó que el agua salpicara a todas partes, empapando todo lo que estaba cerca... Incluyendo a Katherine y a mí.
Todos reían, hasta ella, pero a mí no me hacía ninguna gracia.
- ¡STEFAN! ¡¿Qué es lo que le ocurre a tus amigos?! Sabes que no me gusta que se metan a la piscina sin mi autorización. –Dije molesto mientras me acercaba a él que estaba en la orilla de la piscina, ayudando junto con otros a sacar al chico que se había tirado al agua. Al parecer estaba tan borracho que no podía siquiera notar que estaba aún adentro, pues no hacía siquiera el intento de salir.-
- Lo sé, Chris, lo siento. Es que él dijo que nunca había probado el tequila, entonces le dimos un par de margaritas... pero parece que se nos pasó un poco la mano. –Hizo un gesto de desagrado al ver que, cuando el amigo salió, apenas y podía caminar solo.-
Sólo suspiré pesadamente y volví con Kathy. Ambos estábamos completamente empapados.
- Kath, ¿por qué no vamos a cambiarnos de ropa? Yo te puedo prestar algo por mientras. –Me encogí de hombros. No cualquiera tiene ropa de mujer para andar prestando.-
- ¡Vamoos! –Exclamó mientras se levantaba de golpe del asiento y caminaba hacia el interior de la casa, tambaleante. Noté que a la botella de whisky le faltaban por lo menos tres vasos de licor, ¿acaso tendría un problema de alcoholismo? Supongo que debí haberlo preguntado antes...-
La llevé a mi habitación para ver qué podría darle, pero al llegar enseguida se echó en la cama. ¿Cansada de tomar? Ojalá.
- Kath, no te duermas. –Dije mientras veía en los cajones algo para prestarle.-
- No... no me duermo...
- Kath, hablo en serio. Estás mojada.
- ¡Uyy, Grey! ¿Y tú cómo sabes eso? –Soltó una risita con intención de ser coqueta, pero sólo sonó rara y... chillona.-
Fruncí el ceño. ¿Cómo no podría notar que estaba empapada...?
Me tomó unos segundos entender su verdadera y pervertida intención, lo que provocó que me sonrojara.
Esa no es la Katherine que yo conocía...
No, claro que no. Ahora era una mujer grande... Aunque me costaba verla como tal.
- Kath... -Esperé una respuesta, pero no recibí ninguna.- ¡Kath!
Respondió sólo con un suave quejido. Volteé a verla y me acerqué para pasarle la ropa, aunque era inútil: Se había quedado dormida. Me senté a su lado y acaricié su mejilla. Se veía mejor durmiendo, aunque sabía que se enfermaría si la dejaba así. Tendría que cambiarle yo la ropa y, aunque sonara raro, detestaba esa idea.
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FAKE
Teen FictionChristian Grey es conocido por ser un atractivo y adinerado escritor, con una vida envidiable. Pero no siempre fue así. Cuando sólo era un niño le arrebataron lo más preciado de su vida sin saber el porqué. Tuvo que fingir ser quien no era, y adapta...