XXI

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La sangre se me heló completamente. ¿Qué haría? ¿Qué le diría? No podía pillarme así.

Guardé las hojas en los bolsillos de mi chaqueta para leerlas más tarde, cerré la caja fuerte, cerciorándome de que todo estuviera en el mejor orden posible y fui a sacar el seguro. Papá entró disparado a la habitación.

— ¡Christian! ¿Qué estás...?

— Venía a avisarte que la cena está lista. –Me encogí de hombros inocentemente.– Creí que sería buena idea esperarte aquí adentro para decírtelo.

Frunció el ceño mientras me miraba atentamente. No me creía mucho. Fue hacia su escritorio, quizá para cerciorarse de que todo estuviera intacto, pero antes de que siquiera revisara algo volví a hablar.

— Papá, la comida se enfriará... y Nina ya lleva rato esperándonos.

Suspiró pesadamente. No le gustaba la comida fría, y menos cuando era algún platillo de Nina. La mujer tenía una excelente mano, y no podíamos dejarla esperando.

Salimos de la habitación, papá bajó las escaleras, pero recordé que tenía que avisar a mis hermanos, así que me devolví y fui a la habitación donde estaban. Rodeé los ojos. Tendría que verle la cara amargada a Destiny durante toda la cena.

— ¿Stefan? –No escuché respuesta, así que toqué la puerta, pero ellos seguían ignorándome. Supongo que no tenían siquiera la intención de abrir.– La cena está lista. Tienen que bajar.

Me retiré. ¿Qué más iba a esperar de ellos? Empecé a bajar las escaleras, cuando a mi costado bajaron corriendo Ryan y Stefan, como si fueran unos niños jugando a quién llegaba antes a la mesa. Si no fuese porque me afirmé del pasamanos hubiera caído escalón por escalón.

— ¡LOS VOY A MATAR, MALDIT...!

— ¿Estás bien?

Me tomó con cuidado del brazo, lo que provocó que me sobresaltara. Volteé. ¿Destiny? ¿Hablándome y... ayudándome?

— Oye, ¿estás bien? –Repitió mientras me ayudaba a levantar, dejando ver una pequeña sonrisa, quizá divertida por el espectáculo.–

— S..Sí... Gracias. –Fruncí el ceño, pero antes de poder decir algo ella intervino.–

— Vamos a comer. Tengo hambre. –Tiró de mi brazo, y fuimos juntos a sentarnos a la mesa.–

1 hora después

La cena transcurrió normal, mucho mejor de como yo creía, pues todos compartimos, reímos y platicamos como en ninguna otra cena antes. Ayudamos entre todos a retirar las cosas de la mesa, hasta papá, que solía levantarse de la mesa para retirarse a su estudio a... Hacer lo que fuera que hiciese.

Ya terminados los deberes me despedí de todos y salí de casa, yendo hacia mi auto. Pensaba retirarme para ir a descansar. Había sido un gran día, después de todo lo malo, pero cuando subí al asiento del piloto algo impidió que cerrara la puerta: Una mano.

— ¿Tienes un segundo? –Dijo Destiny, asomándose al auto mientras ponía un mechón de cabello tras su oreja.–

— Claro, ¿qué sucede? –Bajé del auto y cerré la puerta del mismo.–

— Yo... Quería disculparme por no haberte escuchado. –Suspiró y desvió la mirada un momento.– No quería que te fueras creyendo que fingí estar bien durante la cena. Ryan y Stefan me explicaron lo que pasó.

Sonreí de lado. Al menos me devolvieron la mano. Me cruce de brazos y alcé una ceja, haciéndome el ofendido.

— ¿Y... Qué gano yo con perdonarte?

Frunció el ceño. Al principio no había entendido, pero después soltó una pequeña risa y se acercó a mí, haciendo que retrocediera hasta recargarme en el auto.

— Oye, ¿qué haces...?

No decía nada. Mordió su labio mientras hacia que dejara de cruzar los brazos y se apegaba a mí. Era muy provocativa cuando se lo proponía.

— Quizá el señor Grey me perdone si le doy un... –Bajó la voz, susurrando:– Un beso.

— Destiny... No sé si esté bien hacer esto acá...

— ¿Por qué? No hay nadie viendo. Además, es normal besar a quien te gusta. –Rodeó mi cuello con sus brazos y suspiró, bajando su mirada a mis labios.– Christian, en serio me gustas. ¿A caso yo no te gusto a ti?

Bajé mis manos a su cintura y mordí un instante mi labio. No sabía qué responder. Todo estaba pasando tan... Rápido. Esta chica me hacía poner nervioso siempre.

— Claro que me gustas. Desde la primera vez que te vi sentí que tenías algo que me atraía. –Busqué su mirada, la que enseguida dejó de prestar atención a mis labios para enfocarse en mis ojos.–

— ¿En serio? –Se sonrojó mientras su rostro tenía una expresión de asombro. Al parecer era algo que no se esperaba.–

No le respondí, sólo la atraje hacia mí para, de una vez por todas, poder probar aquellos labios que me venían provocando desde hace tiempo. Ella tímidamente correspondió, pero poco a poco se fue soltando, hasta que nos acoplamos de una manera tan perfecta que... Parecíamos hechos el uno para el otro.

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