18

172 25 4
                                    

Solté un grito de frustración mientras me bajaba de un salto de la moto y dejaba que cayera enfrente del portón de la casa.

¿ Por qué diablos habían tenido que ir el mismo día que yo al stock ? ¿ Tan mala suerte tenía ?

Abrí la puerta de la cocina de una patada, y me senté en uno de los taburetes de la mesa. Dejé la mochila encima de ella, e intentando no mover mucho el brazo, me quité la chaqueta.

Hice una mueca al ver la herida. Había mucha sangre, pero por suerte, la bala solo me había rozado y la herida no era profunda, sólo superficial. Con suerte, en tres días podría mover el brazo sin sufrir por ello.

Solté varios gemidos de dolor mientras me cosía a mi misma. No era la primera vez que lo hacía, pero era difícil ver donde metía la aguja con los ojos llorosos.

Sólo cuando terminé de curarme la herida y me senté en el sofá con la mochila de las provisiones, pensé en lo que acababa de pasar ; otras decenas de personas habían muerto a manos de los Despiertos.

Estaba tan preocupada en sobrevivir, en salvarme a mí misma, que se me había olvidado completamente que la humanidad entera estaba muriendo.

Que la raza humana estaba desapareciendo.

Ya solo deberíamos de quedar unos miles.

Estado: FugitivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora