Una nueva rutina

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Ichimatsu debió de permanecer un largo rato ahí sentado en el suelo sin darse cuenta del tiempo trascurrido hasta que tuvo la compostura suficiente para analizar la situación:

"¡¿Qué mierda acaba de suceder?!"

Sabía que Karamatsu no era él mismo cuando estaban en casa hace unas horas, tenía la teoría de que el hambre le nubló la mente en ese momento. Pero ahora, el cuarto hijo de la familia Matsuno, estaba seguro que a quien había visto (o la cosa que había visto) no era Karamatsu. No podía explicarlo, pero tantos años junto a sus hermanos y tanto tiempo desarrollando un sexto sentido (quizás gracias a sus amigos gatunos) le habían servido para estar seguro de que la presencia que le había sonreído de una manera grotesca y de cierta manera de burla, no era su doloroso hermano.

¡Y AHORA ESE IDIOTA SE PONE A DORMIR!

Ichimatsu se debatía si era buena idea despertarlo o no. Aun no se había recuperado del miedo completamente (y lo que quedaba de esa jovencita a escasos metros de él tampoco ayudaba a que su ansiedad bajara). Respiro profundo un poco más de tiempo hasta que se sintió decidido.

Se estaba haciendo tarde y debían volver a casa... Opto por despertarlo, pero cuando quiso poner una mano sobre su hombro, ésta no bajó. No quería tocarlo, no era por el miedo a ensuciarse, había algo que le daba... Repulsión... Algo en su cuerpo le decía que se alejara lo más que pueda de él.

El de purpura solo cerró los ojos y bajó la mano indecisa para zarandear a su hermano mayor en su hombro y despertarlo.

-Karamatsu... - Susurró casi inaudible. – Karamatsu, despierta. – Repitió más fuerte.

Pero por más que lo agitaba, éste parecía en coma de nuevo. ¿Y si había...?

Ichimatsu respiró profundo, puso un par de dedos en el cuello del inconsciente, para comprobar un poco aliviado que sí seguía vivo después de todo, y también para sacar su índice y su dedo del medio manchados de sangre.

Genial, Kusomatsu estaba desmayado, ¿la carne lo habrá enfermado?

Pensaría en eso después, pero ahora tenían que irse.

No quería cargarlo y mancharse de sangre, así que se dispuso por arrastrarlo con cuidado por la capucha de la sudadera, de todos modos, el suelo estaba cubierto por una fina capa de hierba y una que otras hojas.

Dejó atrás a la chica del vestido celeste y rojo, y su tensión interior disminuyó un poco.

Llegó al rio y soltando a su hermano se apresuró a lavarse la mano manchada de sangre. Entonces, recordó algo.

¿Cómo llevaría a Karamatsu a la van en el estado en el que estaba? Ensuciaría todo... Podría mentir que era su sangre, pero habría preguntas y podría liarla mal.

Intentó de nuevo despertar a su hermano quien seguía con una respiración tranquila y unos ojos cerrados. Pero nada, incluso le dio una suave patada en las costillas, pero nada de nuevo.

El matsu de los gatos se quedó en cuchillas frente al rio mirando el agua pasar hasta que se le ocurrió algo.

Se acercó a su hermano y rápidamente empezó a desnudarlo, con cuidado para no mancharse él mismo. Incluso la sudadera de sangre traspasó la camiseta blanca sin mangas de abajo (gracias a Dios no tenia su rostro), también se la quitó. Entonces vio las vendas de su torso, tenía una pequeña mancha de sangre, pero podría fingir que era la sangre de su hermano, no quería sacárselas y arriesgar a que se le abrieran los puntos o corriera riesgo de infección. Al final, Karamatsu solo tenía puesta su ropa interior, el resto estaba con tanta sangre que no serviría más. No se arriesgaría a llevar evidencia de lo que había pasado... Y como estaba en una zona muy alejada, pensó en lanzar la ropa al rio, de todos modos, si alguien la llegara a encontrar, ya estaría en el mar o al menos lo suficientemente alejado de ahí.

Matsuno GhoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora