Débil

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Cuando Todoko despertó, deseó que todo lo último que podía recordar fuera tan solo una pesadilla.

Trató de levantarse, pero el dolor punzante en su pecho le hizo saber que no lo fue.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, se encontró en su propia cama, en su habitación y rodeada de sus hermanas.

Apenas divisó a Jyushiko, ella se le tiró encima en un gran y fuerte abrazo.

-¡Ay! ¡Cuidado Jyushiko-neesan! – Se quejó ante la presión ejercida sobre su herida. Cuando su hermana de amarillo se alejó un poco, Todoko notó que tenía el pecho vendado y solo estaba usando sus shorts.

-Vaya, nos asustaste mucho. – Comentó la de rojo sonriente acercándose para acariciarle un poco la cabeza. – Menos mal que ya todo pasó.

Choroko y Osoko ya se habían cambiando a sus ropa casuales, Jyushiko seguía sentada en la cama, pero no veia ni a Ichiko ni a Karamatsu.

Buscando con la vista, se topó con la cama de su hermana, en el otro lado de la habitación y se asustó cuando vio que las sabanas estaban manchadas de sangre.

Con el nerviosismo visible, Choroko la tranquilizó:

-No te preocupes, Karamatsu se está dando un baño. Él está bien.

-Se despertó un poco antes que tú. – Le aclaró Jyushiko.

En ese momento entraba Ichiko con un plato de carne picada (ya sabemos de qué) y una botella de vino (pero sabemos que no hay vino ahí).

-Come. – Le dijo con una sonrisa que pocas veces se veia, Ichiko realmente está feliz que Todoko estuviera bien. – Tus heridas se curaran más rápido.

-Lo sé. – Le contestó aparentando ser fuerte y devolviéndole la sonrisa en agradecimiento. Estaba a punto de tomar el tenedor y empezar a comer cuando la imagen de Karamatsu tomando el corazón del ghoul apareció, haciéndole caer el utensilio.

-¿Qué sucede? – Preguntó Choroko recogiendo el tenedor.

Ante la pregunta, Todoko solo bajó la cabeza y guardó silencio.

-Creo que ya sé... - Dijo Osoko sentándose a lado de Jyushiko, más cerca de la de rosa. - Cariño. – Le habló con ese tono cuando trata de sonar comprensiva o amable. – Todas nosotras nos reunimos a tiempo cuando recibimos ese mensaje. Cuando llegamos a ese lugar, tu estabas desmayada, pero Karamatsu... El estaba bañado en sangre, creímos que estaba gravemente herido... Pero... Esa sangre no era suya... ¿Verdad? – Le preguntó Osoko acercándose con cuidado.

La menor de todas negó con la cabeza.

Choroko cubrió su boca inconscientemente, no quería tocar ese tema con el ghoul artificial en la casa, pero parece que Osoko quería traer la situación a toda costa.

-No nos dimos cuenta de que lo que había pasado hasta que vimos lo... Lo que quedaba de ese ghoul... - Osoko hablaba con tranquilidad y eligiendo las palabras adecuadas. – Karamatsu estaba en frente de ti, también desmayado, pero estaba con tanta sangre encima que creímos lo peor...

-Pero resulta que él estaba bien. – Continuó Jyushiko con su sonrisa pero con un semblante de ligera preocupación. – Bueno, tenía una herida en su costado, pero cuando quería cambiarle las vendas cuando se despertó, ya estaba curado.

-Todoko... - Le habló la de rojo con ese aire maternal que tanto le gustaba a la de rosa. – Dinos, ¿qué ocurrió?

La nombrada largó un suspiro y empezó a relatar todo, desde que abrió la puerta encontrándose con ese horrible ghoul hasta lo último que recordó al perder el conocimiento.

Matsuno GhoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora