Miró de nuevo el celular, dudando si enviar un mensaje o dejarlo para mañana.
Takagi sabía que no era tan tarde, su sempai podría seguir despierto. Algo muy raro lo tenía molestando hace rato con respecto a él.
El veinteañero se encontraba en su departamento, solo, como siempre.
Una de las razones para convertirse en un inspector Dove era atraer la atención y el respeto de sus familiares y vecinos, con quienes se sentía ignorado y desplazado.
No lo pensó mucho en realidad, era casi como ser policía, pero tenía sus diferencias, por supuesto. Además de que por los exámenes tanto físicos y de aptitud que se tomaban, no cualquiera podía trabajar en ese oficio, así que cuando fue seleccionado entre los cientos de aspirantes, su autoestima y ego subieron considerablemente.
La ciudad era tan apacible que casi no había nada que hacer, exceptuando por supuesto esos casos de los últimos meses. Pero antes de eso eran rondas preventivas, charlas en las escuelas, etc. Eso no le afectaba, no era un hombre que buscaba acción y aventura.
Las cosas no cambiaron mucho con la relación que mantenía con sus allegados. Hasta esperaba conseguir novia o algo por el estilo.
Pero no, aunque tengas un trabajo emocionante, parece que seguía teniendo una vida monótona y aburrida como siempre.
Un pensamiento egoísta si pensaba que debía trabajar para proteger a la gente y salvarlos de esas criaturas sin alma. Eso también es importante.
¿Pero qué se le hará?
Al menos la paga era buena, aunque la ropa (el típico traje formal que entonaba desde el negro azabache hasta el gris más insulso) era realmente algo para lamentarse.
Extrañaba su ropa anterior, casualmente, del mismo estilo que el sospechoso azul de Hattori. No conoce otra persona que comparta sus gustos. En otra situación, le hubiera gustado conocerlo como amigo de interés.
Pero bueno.
Takagi se acostaba en su cama, con su habitación sumida en la oscuridad y con una inquietud que no le dejaba conciliar el sueño.
Aun no sabía por qué le atacaba ese molesto insomnio.
Ichiko corría lo más que podía arrastrando a "Karamatsu" consigo.
Ese Dove los había visto, y ya era tarde para pretender que se estaba equivocando con sus sospechas.
La de la ropa oscura solo esperaba que no llamara refuerzos.
Pero no tenía idea de que Hattori no planeaba tal cosa, solo él se llevaría ese placer de liquidar una alimaña malandrina, lo del chico Matsuno podría ser su cómplice o su juguete.
Awww... ¿Cuántas veces en su trabajo había visto el tierno romance de un ghoul junto con un humano? No muchos quizás, pero unas cuentas sí. Lástima que ese lindo cariño terminaría de una vez por todas.
El Dove corría tan rápido como podía, pero tenía que admitir que su avanzada edad (alrededor de los 50) no le permitía moverse como antes. Por eso tenía que confiar en su instinto y sus suposiciones.
Si ese par era inteligente, no se escaparían así nada más, teniendo la duda de que podrían ser rodeados por una unidad de Doves, su mejor jugada era esconderse y perderse del radar de Hattori.
Lástima que el inspector tenía un sexto sentido más desarrollado que el resto.
Ya había estudiado la ciudad en sus tiempos libres, sabía que aunque estaban en una zona residencial, más adelante se hallaba una chatarrería, los electrodomésticos, autos y otras piezas de basura metálica y de plástico se acumulaban en ese pequeño basurero.
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Matsuno Ghoul
Horor¿Qué harías si te conviertes en una criatura que se alimenta de personas? ¿Como lo sobrellevarías? Karamatsu Matsuno nos lo muestra.