El mundo es un pañuelo

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Ichimatsu terminó por subirse al techo. Y sin quitarle los ojos encima a Gimi, se sentó a una distancia que él consideró prudente. Sabía que no le haría daño, pero era inevitable la sensación de miedo.

Mientras tanto, la criatura revoloteaba su Kagune como un juguete, se lo veia contento... Algo que el cuarto hijo lo vio como un mal presagio.

-Gimi... - Susurró con cuidado de que no se notase su nerviosismo, aunque sin que el de purpura lo supiera, Gimi ya lo había detectado por su aroma. – Tú... ¿Te comiste a un ghoul? – Preguntó sin rodeos, no había que molestarse en fingir sensibilidad.

De las veces que fue a buscar información sobre ghouls en internet, recordó cuando leyó que los Kagunes solo evolucionaban cuando se practicaba el canibalismo entre ellos.

Un escozor se comenzó a sentir desde la parte baja de la espalda hasta la nuca, mientras esperaba la respuesta...

Respuesta que nunca llegó porque como tantas veces había pasado antes, Gimi estaba absorto en su mundo.

-Hey. – Llamó el cuarto Matsuno. Se estaba empezando a desesperar. La criatura seguía sin prestarle atención. – Gimi. – Le llamó de nuevo, pero sin resultado. No quería levantar la voz por si despertaba a su familia, así que en un acto delicado, se acercó y sostuvo de la barbilla al mitad-ghoul, forzándolo a que lo vea. - ¿Te comiste un maldito ghoul?

Gimi se deshizo del agarre y terminó por asentir, para luego volver a la normalidad. Con su Kagune desintegrado, se levantó y fue al otro lado del techo a buscar a sus felinos amigos.

Ichimatsu se quedo en silencio.

Con la respuesta del otro yo de su hermano, ya comenzaba a pensar que tenía que buscar una manera de controlarlo. Independientemente de lo que haya pasado esa noche, Gimi mató y se comió un verdadero ghoul... Y si el informe especial de los Doves era verdad, realmente su hermano (porque al fin y al cabo, Gimi era Karamatsu) era más fuerte de lo que pensaba. Le alegraba que estuviera bien pero... Esto se estaba saliendo de sus límites, como humano y como hermano.

Metido en sus pensamientos, se le ocurrió otra cosa para preguntar. Pero con miedo de saber la verdad...

Se acercó a Gimi, quien ya había apresado un gato negro en sus brazos mientras lo hacía jugar con sus dedos. El felino mordía y lamia los dedos del mitad-ghoul sin ser capaz de causarle el mínimo rasguño, al increíble para el cuarto hijo, porque era justamente el negro es que mordía fuerte.

Con la garganta seca, le dio una palmaditas en el hombro, con esto, fue capaz de llamar su atención.

-Gimi... - Suspiró pesado. – Estuviste... ¿Comiendo humanos?

La criatura estaba un poco extrañada, movió su cabeza hacia un lado. El estrés del humano sombrío había aumentado considerablemente, por eso mismo no contestó en el momento.

-Quiero decir... - A Ichimatsu le dolía preguntar eso, pero más le dolía saber la verdad. Podía mostrarse como una persona desinteresada y fría, pero saber que su propio hermano (Karamatsu, no Gimi) había sido responsable de la muerte de un inocente le hacía poner en duda su papel de buen hermano (o cómplice) – Además de la chica del bosque... ¿Te acuerdas de ella? – Ahí es cuando Gimi asintió, pero atento a cualquier cambio. Se estaba preocupando por el pobre humano. – Bien... ¿Volviste a comer a otro humano después de eso?

La criatura no supo que contestar exactamente, porque si bien recuerda a la delicia del bosque, no fue Gimi quien volvió a comer carne humana después de eso. Aunque al mismo tiempo, Karamatsu era su mitad, así que...

Asintió con un poco de duda en su rostro, algo que si Ichimatsu se hubiera molestado en notar, se habría sorprendido que la criatura estuviera aprendiendo a ser más expresivo.

Matsuno GhoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora