Pistas y más pistas

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El inspector Hattori se colocó en cuclillas para observar mejor los restos de lo que quedaba de una persona, sin soltar en ningún momento su maletín plateado.

-¿Qué tenemos aquí? – Preguntó animado, tenía que ocultar su entusiasmo, pero luego de que lo transfirieran hace 3 meses en esa ciudad pesquera que se le asemejaba a un pueblito aburrido, no había visto un caso de un ataque real de un ghoul. Era una localidad tan tranquila.

-Los forenses hicieron lo que pudieron sin mover mucho porque te estaban esperando. – Le respondió el otro inspector, Takagi, más joven y notablemente más pálido que antes. Recién graduado de la Academia, también era su primer caso en la ciudad. – A ver... - Respondió mientras leía un papel que le pasó uno de sus compañeros de la policía forense. – Mujer, adulta joven, alrededor de los 20...

-Suicida. – Le contestó Hattori sin voltearse. Era obvio para cualquiera ver la cuerda que aun rodeaba (lo que quedaba) de su cuello.

-Ah, si... Le extrajeron una carta de despedida del bolsillo del vestido, estaba cuidadosamente guardada en una bolsa de plástico.

-Ella no sabía cuánto tiempo estaría hasta que la encontrarían... Por cierto, ¿quien la encontró?

-Un par de jóvenes que venían a hacer un pacto suicida o algo parecido, la guardia ya se los llevaron para interrogarlos, pero no creo que saquen mucho... - Takagi cambió su vista al maletín gris cerca de él, aun era muy nuevo en el sistema jerárquico de los Doves, y aun no se había ganado su "arma secreta" como su compañero, en vez de eso tenía una pistola con balas antighoul.

-Veamos mi pequeño kohai. - Se levantó por fin Hattori para hablar con el joven Dove. – Revisaré lo que aprendiste en la academia... ¿Por qué esto es un ataque perpetrado por un ghoul?

-Técnicamente no es un ataque, fue claramente una suicida que sirvió de alimento.

-Te equivocas... – Dijo sin dejar su sonrisa risueña de la emoción. – Los humanos respetamos el cuerpo de los muertos, por eso los enterramos... Uno o más ghouls atacaron el lecho de muerte de esta chica. De cierta manera es un ataque...

Ya le habían dicho sus superiores que Hattori podía ser algo raro, pero era el mejor en su campo, un inspector con más de 25 años de experiencia, del grado más alto posible en el campo de investigación y eliminación de ghouls... Quería preguntar por qué lo habían transferido a esta ciudad, la gente como él debía estar en Tokio, donde escaseaban los inspectores.

-Bueno... – Respondió de una manera respetuosa, ignorando lo anterior. – Esto que vemos aquí fue hecho por un ghoul, principalmente porque los forenses identificaron mordidas homínidas en los huesos de los brazos.

-¿Por qué piensan que no fueron hechas por un animal?

-Los animales no dejan estas marcas tan distintivas. Además, no limpian de esta manera la carne.

-La carne ya está en su mayoría descompuesta, ¿sabes por qué los animales carroñeros no se comieron lo que dejó el ghoul?

-Porque... - Dudó en responder. – Los bioquímicos en la saliva de los ghouls actúan como una feromona los aleja.

-No exactamente, pero muy buena respuesta. En realidad no está comprobado con seguridad, pero lo que sea que haya comido un ghoul, no es tocado por ningún animal. – Hattori dio varias vueltas alrededor del cuerpo. – Qué pena... Si no hubiera llovido el otro día, aun tendríamos al menos alguna muestra de ADN.

-Nada nos asegura que haya una coincidencia en el registro de identidad.

-Recolectar e identificar a los ghoul nos hace rastrearlos mejor... Además, ¿oíste del incidente en el muro de Tokio?

Matsuno GhoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora