-Si yo fuera su padre, los hubiera echado de casa hace tiempo... - Murmuró con desagrado.
Malditos ninis buenos para nada. Todos los malditos días se encontraba siguiéndolos en cada ronda, turnándose al azar para ver quién era el siguiente para volver a decepcionarse de la juventud de nuevo.
No trabajan, no estudian, ¡ni siquiera tienen novia! Aunque esto último no le importa a Hattori, él no se ha casado ni le interesa buscar pareja, pero sabe que en esa etapa de la vida, la vida sexual es medianamente esencial.
Obligadamente tiene que estar en el trabajo todos los benditos días, pero lo único que hace es el maldito papeleo, mierda burocrática... Al menos puede hacer algo de ejercicio en el área de entrenamiento... Lástima que esos blancos de madera no sangran...
Y al salir de ahí, espera con ansias algún descuido de esos sextillizos.
Maldita, ¡maldita sea! ¿Cuándo tiempo ha pasado? ¿Alrededor de un mes? ¿Una poco más desde que comenzó con su misión? Ya se sentía (un poquito) como un acosador, aun no recolectaba su basura o ponía cámaras y micrófonos en su casa... Aun no... No llegaría a ese punto todavía.
Durante todo este tiempo no hubo otro ataque ghoul (o como mínimo un puto avistamiento). Endemoniada ciudad de mierda, no pasa nada divertido.
Al menos un tipo de entretenimiento es ver a esos ninis todos los días.
Desconocía que hacían en los días laborales a la mañana (probablemente nada... Que parásitos...), pero al menos los fines de semana podía estar todo el día.
Ya podía diferenciarlos a todos sin necesidad de ver qué color de ropa usaban, eran diferencias tenues pero precisas.
Osomatsu era el mayor, casi no hacía nada interesante. Era el que pasaba más tiempo en el Pachinko o en las carreras de caballo, a veces buscaba a sus hermanos y los molestaba. Pero fuera de eso era el mismo nini bueno para nada de siempre.
Karamatsu era el segundo, y aunque fue el sujeto dueño de dicha sudadera encontrada en una escena del crimen, era el que más le apartaba la vista por su dolorosa experiencia en la moda (aunque a Takagi le elogiaba eso, la juventud está perdida, definitivamente). Seguirlo fue igual de aburrido pero doloroso a su modo: doloroso de ver, doloroso de escuchar, doloroso de saber que por más frase sin sentido que dijera, lo volvería a hacer por más golpes o saña que le dieran sus hermanos (a veces le daba lástima ver eso... Era broma, Hattori le importaba muy poco las relaciones entre hermanos, cierto que tenía un hermano pero no sabe de él desde hacer décadas, mejor así). A veces lo escuchaba cantar en el tejado, o pescar con alguno de sus hermanos. También iba al Pachinko pero no con tanta frecuencia como el de rojo... Aunque una vez lo siguió a una casa... Tuvo la idea de que el nini azul podría tener una novia cuando vio a la mujer con lentes y cabello recogido recibiéndolo en la puerta. Pero por el trato respetuoso que se dieron, podría ser otra cosa (Además de escuchar el "Gracias por las lecciones de hoy" de Karamatsu cuando se fue), bien podría tratarse de alguien que le enseña a hablar en ingles o lo que sea, no le interesa, solo quiere ver comportamientos misteriosos.
Choromatsu era el tercero, y sinceramente le había dado esperanza de que los hijos de los Matsuno tendrían un hijo prodigo entre ellos... Hasta que lo vio entrando a un concierto de esa idol de segunda llamada Nya-chan... Está bien, le gusta las idols, no tiene nada de malo... Todos tenemos esos pequeños contratiempos... Pero cuando lo vio salir con esa sonrisa estúpida y ese bailecito de emoción, volvió a decepcionarse. Maldita sea.
Ichimatsu... El cuarto... Ese era el que más le interesaba... Callado, distante, antisocial... Bueno, podría estar describiéndose a si mismo ahora que lo piensa. Pero le resultaba extraño que cuando este chico salía solo (si no era con sus hermanos) era para meterse a callejones y alimentar gatos. Lo sabía. Era difícil espiar desde fuera de un callejón, pero Hattori siempre encontraba el ángulo perfecto. Además de ir a esos espacios reducidos y encontrar platos de comida para gato casi vacios. Es decir, este nini bueno para nada era tan inútil como sus hermanos, pero era mas retraído, más silencioso y más parecido a lo que Hattori pensaba que podría tratarse de un potencial suicida. Pero tampoco le importaba, solo quería un movimiento en falso, una llamada misteriosa, un encuentro nocturno o algo. Maldita sea de nuevo. Si pudiera espiarlos de noche sería genial, pero un poco después de la puesta de sol debía volver a casa. Sus horas de sueño son importantes.
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Matsuno Ghoul
Terror¿Qué harías si te conviertes en una criatura que se alimenta de personas? ¿Como lo sobrellevarías? Karamatsu Matsuno nos lo muestra.