Karamatsu despertó en el sofá enfrente de sus hermanos, quienes también se iban levantando uno por uno.
-¿Qué haces ahí Karamatsu? – Preguntó Osomatsu seguido de un bostezo.
Ante el silencio producido, se escuchó a tiempo a Matsuyo, que gritó el llamado por el desayuno. Todos olvidaron (de nuevo) al de azul para comer.
Revisó la hora: serian cerca de las nueve. Aun era temprano. La familia ghoul le había comunicado que se apareciera al medio día del domingo.
Recordó que su ropa usual estaba en la bolsa de la tienda que había olvidado en el auto de Osoko. No le importaría ir con la ropa casual que tenia (la sudadera con el jean sin brillos), además, sentía que tenía que buscar como devolverle el favor a la mujer.
Decidió matar el tiempo subiendo al tejado. Su familia estaría desayunando así que no se darían cuenta.
El de azul estaba relajado en el borde del techo, no había traído su guitarra porque no sentía deseos de tocar. Solo quería un momento de silencio para poder un poco algunas cosas, como por ejemplo. ¿Por qué de repente muchos gatos se le acercaban como si lo confundieran con Ichimatsu?
Los gatos eran listos, sabían diferenciar a los hermanos Matsuno... ¿Entonces por qué el gatito naranja se subía a su regazo como si fuera la cosa más normal del mundo?
Karamatsu no tenía nada en contra de los gatos, a él también le gustaban los animales. Pero le resultaba llamativo este cambio radical. Al menos eso no impidió que acariciara a cada felino mientras entonaba uno que otro tarareo.
Se dejó relajar para pensar, ¿hasta donde llegaría con toda esta farsa? Podría aprender a comer como un humano, pero le preocupó que su aroma atrajera a los ghouls... La mudanza sonaba buena idea, pero no tendría dinero ni trabajo para mantener un departamento... Tampoco quería alejarse de sus hermanos.
El plan inicial era aprender a comer como humano y ya está. Todo sería normal como antes... Pero tendría que comer carne humana cada tanto... Y temía el momento que tenga que enfrentarse a otro ghoul. Aunque según Osoko, no había muchos "salvajes" en esta ciudad.
El ghoul del último ataque no parecía ser de la zona. Eso lo hacía estar en alerta.
Ya podía diferenciar el aroma de un humano y un ghoul. Así que cada momento estaba atento a ese olor tan singular que lo reconocía como alguien de su clase y no un "posible alimento".
Y hablando de aromas propios, detectó cierto olor a madera acercándose...
-¡Karamatsu-niisan! – Llamó Jyushimatsu subiendo por las escaleras. – Mamá pregunta si te pasa algo en las mañanas, que puede llevarte al doctor.
¿Al doctor de cierto hospital?
"No... Nunca..."
-I'm fine. – Contestó con un saludo. – Solo no tenía apetito ahora.
No muy convencido, el de amarillo se acercó para sentarse a lado y notar que su hermano mayor estaba rodeado de un par de gatos, sin contar el que estaba en su regazo.
-Ahora le gustas a los gatos... Como a Ichimatsu-niisan. – Dijo sonriéndole.
-Eso parece. Ninguna criatura se resiste ante mis encantos. – Y con eso, un destello con sus ojos.
Jyushimatsu ya estaba acostumbrado y no le ponía atención.
Ambos estaban en un silencio cómodo, contemplando el cielo en paz... Hasta que Ichimatsu subió...
Karamatsu ya había olido a su hermano acercándose. De cierta manera el "miedo" en su cuerpo era cada vez menor.
El cuarto hermano se acercó con pesadez. Sus gatos se habían encariñado con Gimi, pero no podían diferenciarlo de Karamatsu. No le molestaba en absoluto, pero una parte interna se sentía un poco traicionada.
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Matsuno Ghoul
Terror¿Qué harías si te conviertes en una criatura que se alimenta de personas? ¿Como lo sobrellevarías? Karamatsu Matsuno nos lo muestra.