Capítulo 13

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La paredes grises me abrazan, los barrotes de metal me recuerdan donde estoy, los pasos del pasillo me sacan del recuerdo y dos lágrimas en mi rostro me dicen que estoy vivo; sigo siendo persona. Sigo aquí y ella no.
Me quedan dos años para ser  libre o un año y volveré a mi casa y a la escuela y...¡a quién engaño! Nada será igual, no sin ella; todo será una maldita tortura — que igualmente merezco — fue todo mi culpa.
Levanto la mirada del suelo hacía el sonido de las rejas abrirse y la misma oficial de ayer me dedica una sonrisa.
—buenos días —dice amable. Creo que es lo mas gentil que he escuchado en este lugar. Me pongo de pie y asiento con la cabeza en un intento de responder a su saludo.
—toma esto, cámbiate rápido — dice entregándome una hoja de permiso para él psicólogo.
Me pongo el anaranjado uniforme y tomo el collar de Caroline metiéndolo en el bolsillos de mi pantalón.
Respiro hondo dándole una última vista a las grisáceas paredes y me dispongo a salir donde la oficial me espera de brazos cruzados con la espalda bastante recta.
Ella afirma con la cabeza y la sigo por el pasillo semi oscuro y llegamos a la entrada donde se escuchan quejas de la voz inconfundible de Patrick; aún con su uniforme naranja cómo su cabello y unas esposas de metal en sus muñecas.
—¡oh vamos viejo! te prometo que no voy a intentar huir , solo quitenme las esposas para despedirme de mi amigo —reprocha como un niño a un regordete policía el cual sostiene una mirad de desinterés y aburrimiento hacia Patrick.
—¡hey!— saluda el pelirojo, cuando estoy apunto de contestar me doy cuenta que se dirige a la oficial detrás mio.
Ruedo los ojos divertido de los intentos fallidos por conquistar a... Sophie, creo que así se llama. Agito mi mano y Patrick centra su atención en mi.
—vamos hermano, no ves que estoy en proceso de que esta chulada caiga a mis pies —coloca el dorso de su mano a un lado de sus labios mientras susurra. Ruedo los ojos y doy un paso atrás.
—te voy a extrañar...
—no voy a ningún lado idiota señalo con la mirada a Sophie y Patrick ríe.
— cierto
Ruedo los ojos medio riendo.
—nos vemos después del loquero
— no estoy loco.
—si, como digas viejo. Adiós hermosura — le sonríe con altanería a Sophie y ella lo ignora olímpicamente.

***
Dos horas sentado en un blanco sillón de cuero negándome a hablar y un señor escribiendo sabrá dios que en su pequeña libreta es lo único que he hecho en toda la mañana.

...el aire de la ventana del auto despeina mi cabello de una forma molesta, necesito cortar mi cabello, ya está bastante largo.
¿podrías conducir mas despacio?
—tal vez —responde moviendo el volante de forma robótica haciéndome reír un poco.
Estiro la mano buscando algo en la guantera meneando el montón de basura que tengo aquí. Debí de haber limpiado el auto antes de permitirle a Caroline practicar para su clase de manejo.
¿que buscas?
voy a solucionar esta molestia — digo jalando un mechón de mi castaño cabello.
—¡¿te piensas cortar el cabello en el auto?! —exclama y el auto se sacude al pasar un tope y mi cabeza choca con el techo. La miro entrecerrando los ojos y ella solo dice un simple "Ups" medio riendo.
contigo al volante me quedaría calvo o sin ojos, Carlota — digo medio riendo y ella suelta un carcajada, de esas carcajadas que te obligan a mandar tu cabeza hacia atrás y mostrar todos tus dientes incluso las muelas.
Sigue conduciendo y yo no puedo dejar de mirarla hasta grabarme cada uno de sus gestos; cuando arruga el entrecejo para concentrarse, cuando arruga su nariz y aprieta un ojo al ver que se equivoca o cuando se muerde el labio inferior al pasar un camión muy grande o el espacio es pequeño para pasar y ...¡aggg! Lo estoy volviendo a hacer, se supone que ya no iba a sentir esto al verla, se supone que ya el sentimiento debió de haberse esfumado pero nooo, ¡llevo un jodido mes intentándolo !; he estado intentando ignorar el hecho de que estoy sintiendo algo por Caroline y eso no está para nada bien, es como mi hermana, es mi mejor amiga y nada más...¿cierto?.
De nada me a servido salir con mas chicas y repetirme una y otra vez "ella es sólo mi mejor amiga" si a fin de cuentas ella es mi último pensamiento antes de dormir y el primero al despertar; cuando salgo con otras chicas me la paso comparándolas esperando que alguna se asemeje a ella. Claro que es ridículo, jamás van existir dos personas iguales y por muy egoísta que suene, no quiero a otra como ella, la quiero a ella y no quiero que ella esté con alguien más. Me niego rotundamente a que eso pase pero... me temo que yo no puedo evitar eso, ya no, ya es demasiado tarde.
deja de observarme Nick, me desconcentras — dice riendo.
lo lamento, me quedé pensando —digo y vuelvo a buscar en la guantera encontrando una diadema deportiva y bueno...me la pongo, ¿no se ve tan mal cierto?.
Carlota revienta a carcajadas y suelta el volante agarrándose el abdomen.
¡las manos en el volante y vista al frente Carlota! Nos vas a matar — grito y ella reacciona rápido intentando controlar la risa.
te ves ridículo Nicholas — dice entre risas.
envidiosa, me queda mejor a mí que ti — me cruzo de brazos y volteo hacia la ventana fingiendo indignación.
¡oh pero claro!, combina la perfección con tus ojos y tu masculinidad ese tono de rosa — dice sarcástica y yo ruedo los ojos soltando un bufido.
sólo estas celosa.
Ella niega con la cabeza medio riendo y se acerca a mi quitando de un tirón la diadema provocando que varios mechones caigan a mi frente bloqueando un poco mi vista. Su mano acaricia mi cabello peinándolo y luego acaricia mi mejilla sonriendo mientras yo me inclino al tacto sintiendo un huracán de emociones dentro de mi, sin poder controlarlo levanto mi mano poniéndola en su nuca acercando su rostro al mío, nuestras frentes chocan y paso mi mirada de sus intensos ojos a sus carnosos labios, ella se relame los labios y eso era todo lo que necesitaba, nuestros labios sólo se alcanzan a rosar un poco enviando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo antes de que un claxon suene arruinando el momento y ¡demonios! En este momento quiero matar a ese conductor. Caroline roja como un tomate se dedica a conducir en silencio y así nos quedamos hasta llegar a nuestros respectivos hogares...

—¿en que piensa señor Miller?— me pregunta en Psicólogo Marco y sacudo mi cabeza volviendo a la realidad.
— en nada.
— llevamos dos horas aquí y en la segunda te perdiste en tus pensamientos con un enorme sonrisa, y según me contaron usted es bastante serio.
— yo...— digo confundido.
—¿ en qué pensaba?
— en... En ella. — digo sorprendiéndome a mi mismo por responderle con la verdad.





Holaaa gente!, lamento mucho la tardanza pero la inspiración no llegaba y no podía escribir; espero y les guste el capítulo, comenten y/o voten.
Gracias a los que están leyendo enserio muchas gracias! 💓
Nos leemos pronto! 😘

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