El frío de Santiago me tenía aburrido, me estaba congelando y necesitaba con urgencia salir de la sala culiá e ir por un café y una sopaipa. Miraba el reloj a cada rato por ende, la hora no avanzaba nunca.
¿Está aburrido señor Nicolás? - negué con la cabeza a mi profesor que continuó con la clase. Intentaba mantener en movimiento las piernas hasta que al Manuel le dio la weá, con un puro golpe en el brazo me obligó a quedarme quieto.
Puta la weá - pensé - frío culiáo, Santiago culiáo, profe culiáo, Manuel culiáo - puteaba mentalmente - Mátenme weón.
Bien, dejáremos la clase hasta aquí, recuerden que la próxima semana tenemos solemne y es la última en la que pueden salvar el año muchos de ustedes - me levanté de mi puesto - en especial usted señor Nicolás.
Lo sé profe - caminé hasta la puerta - nos vemos.
Caminé hasta el kiosko en el que compró mi café a 300 y la mierda estaba cerrada, resoplé antes de volver mis pasos hasta mi casa. El paradero estaba vacío así que me senté, lamentablemente la weá estaba mojada y rogando al Tata Barbón que no fuera meado me acerqué a la calle sin percatarme del conchesumadre que venía más rápido que la chucha y me dejó todo mojado. Entre tanto putear se me pasó la micro, me dispuse a caminar al otro paradero antes de congelarme y en el camino me encontré un café.
Necesito capear el frío - entré por la puerta que me llevaba a un antro de esos que tienen a las mujeres sin ropita sirviendo lo que querías - me estay conchetumadreando - susurré cuando una de las chicas se me acercaba, su mini falda era tan pequeña que se le veía la mitad de los techecas.
Acompañame - soltó con voz de maraca en celo, como esas que son las mas putas del colegio y les gusta comer plátano en los recreos, no, no ese plátano, si no el otro, ese que está relleno. Bueno la weá es que era bien maraca.
No, es que tengo que irme - intenté que la weóna no me llevará pero me resultó en vano, a los segundos llegó otra igual de compañera de colegio y me tiraron literalmente a una mesa.
¿qué café quiere? - se bajó el peto que tenía para dejar a la vista dos tetas gigantes, o sea esa mina podría alimentar quince guaguas con esas pechugas - se lo puedo traer con leche.
No - intenté no gritar y sacar mi lado gay - un capuchino no más - y pensé en la leche que trae - no, traeme un cafe cargado - asintió antes de darse media vuelta y mostrar esos techecas recién operados - ¿dónde te metiste naikelito? - susurré mirando mi alrededor, me parecía impresionante que estás mujeres se prestarán para esto. En eso miré la puerta pa arrancarme y vi un weón que me parecía conocido, como fans número uno de jaidefinichon podría reconocer a ese weón donde fuera y este lugar estaba incluido en esos - Jaime - susurré. Me levanté de golpe para salir de este lugar y quizás aprovechar de acercarme como que no quiere la cosa y sacarle una foto pal grupo de whatsapp bien otaku y psicópata, quizás subirla al instagram y ganar más seguidores, todo por los seguidores loco y mantener mi buen nombre psicópata "Naikowen" de el mowen, ¡qué buen nombre weón!.
Cuando me acerqué lo suficiente a la puerta el culiáo se metió al área vip, dejándome completamente picao', nadie me creería que lo vi. En eso me encuentro de frente con la maraca número dos y salí corriendo a la puerta, no estaba interesado en pagar el café con tetas. Comencé a caminar hasta el paradero cuando siento unos pasos detrás de mí, al girar no vi a nadie. Apure el paso sin querer correr, después me paraban los pacos y me llevaban preso, me metían la presa y nadie se hacía cargo de la guagua.
Me faltaban dos cuadras cuando veo una sombra acercarse - cagué - pensé, entregaría todas la weás y pasaría el poto, entre más rápido fuera la weá mejor. Cuando me di vuelta no había nadie, me puse a correr como enfermo hasta el paradero, ya me daban igual los pacos culiaos y la presa. Mi corazón agitado y mi mente asustada provocaban que escuchara más pasos a parte de los míos. Llegué al paradero con mi corazón golpeando con fuerza y mi respiración más agitada que nunca, el frío me daba de golpe en el rostro y no se veía la micro, en realidad no sé veía nada a mi alrededor, ni autos ni gente. Me senté en los asientos metálicos del Transantiago cuando siento que una mano se mete por debajo de mi chaqueta enfriando mi espalda con sus dedos. Gritando me levanté y las luces a mi alrededor se reventaron, me encontraba a oscuras con eso que me había tocado. Recorría con mis manos mi espalda hasta que un aire tibio dio de frente con mi rostro, di unos pasos antes de caerme y quedar sentado en el frío y mojado piso de cemento. Estaba petrificado ante la situación y no podía ni llorar.
Me levanté para seguir corriendo, ya poco me interesaba la micro, los pacos, las tetas y mi poto, sólo queria llegar a mi casita y conectarme al WiFi pa poder leer uno que otro fanfiction Naiko y Jaime, sí, algún fanfic rayito y Jaime pa' masturbarme en mi camita pensando en las pestañas largas y esos rulitos sensuales.