Los milicos se paseaban por la avenida a las diez de la noche, el toque de queda había comenzado hace rato y la gente descansaba en sus casas.
- Quiero tomar algo - repetía Edgar.
- Pero no podemos salir - Jaime recostado sobre el sillón miraba las noticias del canal TVN.
- Pero yo quiero tomar amor - el más alto se lanzó encima del menor, le hacía cosquillas mientras besaba su cuello.
- No voy a salir a comprar, menos podemos salir nosotros weón, estos milicos hijos de la perra andan por todos lados - sus manos comenzaban a recorrer el cuerpo del más alto - Después nos agarran como desaparecidos y nos matan a los dos.
- No quiero - susurró Edgar mordiendo el lóbulo del chico - igual mañana tenemos que ir a protestar.
- Puta que webeai - bufó el Jaime - me carga meterme con esos comunistas culiaos.
- Por mi - la mano del ruliento recorría la entrepierna del chico.
- Sí, por ti lo hago - dos disparos se escucharon a lo lejos, dejando a los chicos congelados en la situación - y tú querías salir a comprar.
- Puta, quería un vino - soltó Edgar.
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Más una reseña que una historia, no estoy en mi casa xD