El teléfono no dejaba de sonar en mi velador, la ventana abierta permitía que el viento enfriara mi cuerpo, las lágrimas caían por mi mejilla sin poder detenerlas, el celular quedó en silencio unos segundos y volvió a sonar, mi canción favorita se repetía una y otra vez sin darle el tiempo suficiente al aparato para descansar. Sabía sin mirar quien llamaba y no tenía intención de contestar. No estaba enfadado con aquella persona, solamente quería terminar mi vida sin dar más explicaciones que las puestas como estado en mi facebook.
Me subí a la cama para apoyarme en la ventana, las frías partes de metal que tenían contacto con mis dedos me estremecían. Mi teléfono celular estaba como loco, los mensajes no se detenían y las llamadas tampoco. Eran las cinco de la mañana, quedaban cinco minutos para mí cumpleaños, y subiendo los pies sobre el marco me levanté, el viento me daba contra la cara y cuando el tema de mi teléfono celular cambio a Sun is shining mi corazón se aceleró, la última persona que pensaba me llamaría lo estaba haciendo. La persona que había destruido mi vida y cada parte de lo que algún día imaginé para ella me estaba llamando. Sin pensarlo dos veces me solté del marco y mi cuerpo perdió el equilibrio, sin intentar sujetarme deje que mi cuerpo cayera, amaba la última canción que escuché tanto como amaba al hombre que llamaba.