Capítulo VIII: Black & Potter

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¡FELIZ NAVIDAD! (no importa cuándo lo lean :)
El capítulo es...
Muy largo, wey.
Muy largo, ché.
Muy largo, chamo.
Muy largo, marica.
Okay, ya basta. ¡Disfruten!

*

— ¡Sirrah! ¡Sirrah, por favor, no me hagas esto! —escuché una voz lejana. Parecía un tren que se avecinaba cada vez más cerca, casi podía tocarle— . ¡SIRRAH, POR FAVOR! —me agitaron más fuerte.

— ¿QUÉ? —fue lo primero que se me ocurrió decir ante quien sea que me estuviera sacudiendo.

— ¡Está viva! —exclamó otra persona, dando unas palmadas en el aire— . Ya puedes dejar de llorar, Hermione.

— ¡SIRRAH! —se apegó una persona a mis piernas— . ¡Contesta!... ¡George, has algo!

— Hey, intenta abrir los ojos —me acarició el cabello. Podía sentir su aliento recorrer todo mi rostro y, poco a poco, obedecí. Recibí al instante una imagen borrosa de mis gemelos preferidos y de mi casi hermana con los ojos muy hinchados y rojos— . ¡SIRRAH! —exclamó con alegría el más cercano a mí. Al instante supe que era George.

Traté de incorporarme y, al hacerlo, sentí debajo de mí el peculiar colchón de algodón que pertenecía a la enfermería. Noté que en realidad habían varias personas a mi alrededor, al igual que en la camilla de al lado.

— ¡BLAAAAAACK! —se tiró encima mío mi pelirrojo favorito entre todas las zanahorias, y lo abracé con fuerza.

— ¡RONNIE! —al golpe sentí a Hermione sobre mí, sollozando, y la envolví con mi otro brazo. Tan sólo me faltaba una persona y ya estaría completa.

— Siénteme en espíritu, Sirrah, porque aún no me puedo levantar —oí la voz de Harry en la camilla contigua a la mía. Solté una carcajada con sus palabras.

— ¡Ya denme espacio! —exigió George y Hermione se quedó abrazando uno de mis brazos mientras que Ron se apartó a regañadientes— . ¿Quieres saber cuánto llevas desmayada? ¡Ocho horas! ¿Y sabes por qué tanto tiempo? —mi mejor amiga levantó la mano— . No estamos en clase, Hermione —rió y posó sus ojos otra vez en mí— . ¿Sabes por qué? ¡Porque la niña se puso a hacer hechizos imposibles! ¡¿En qué estabas pensando?! ¡Harry casi se muere y luego tú...! —lo besé y un murmullo se extendió a nuestro alrededor. No supe porqué lo hice, se supone que todos pensaban que habíamos quedado como amigos, pero se veía supremamente tierno gritando mientras movía las manos. Por otro lado, sentí una punzada en el estómago cuando por mi cabeza cruzó el pensamiento de otra persona.

— ¿Eso significa que ya no te casarás conmigo? —interrumpió Ron con una tristeza fingida. Yo reí.

— Correcto, pero alégrate, aún tendrá el apellido Weasley —dijo Fred, al lado de la camilla de Harry. Todos reímos con su comentario... Esperen, ¡Harry!

— ¡¿Tú estás bien?! ¡Te caíste como desde veinte metros! —me incliné hacia él. Por un segundo creí que estaba en otro mundo, hasta que me miró y pareció aterrizar.

— Está bien, pero su novia, su mejor amiga, su esposa y gran compañera...  —comenzó a decir Fred con pesar. Fruncí el ceño— ... Su Nimbus está totalmente muerta —finalizó, deteniendo unos impulsos que supe reconocer con tiempo.
Al ver el desastre de ramas de palo y heno mordí mi labio inferior. De razón Harry tenía semblante de luto.

— Lo lamento, le planearemos un buen funeral —dije. El chico simplemente miró lo que quedaba de su escoba con profunda tristeza.

— ¡Hora de irse! —gritó Pomfrey desde la puerta, invitando a nuestros amigos a irse.

Sirrah Black & el Prisionero de Azkaban | SBLAH #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora